Normalmente no soy una fan de hacer cucharita; me da calor, me siento sofocada e inmóvil, puras sensaciones que no me gustan mucho. Pero hay veces en que la necesito.
La cucharita con una pareja es una posición de regaloneo, que yo usualmente practico después del sexo, sobre todo cuando es algo casual y no una relación estable. En una cucharita de pololos me siento sofocada, pero cuando estoy soltera, cada cierto tiempo tengo la necesidad de hacer cucharita, de sentir ese gesto de amor aunque sea por un rato.
Una cucharita ocasional, además, me calienta como una especie de juego previo, o como una forma de quedarme dormida bastante excitada después de una noche de pasión. Al rato me libero, pero quedarme dormida así, bien de vez en cuando, pucha que es rico.
Como si fuera poco, hacer cucharita tiene el poder de aliviarme de alguna pena grande, tal como lo hace un abrazo de mi mamá… por eso, cuando estoy muy triste, además de lloriquear y recostarme en posición fetal, es el momento en el que más me hace falta una cucharita para olvidarme de todo.
Es lo mejor de la vida <3
me encantan las cucharitas, son lo mejor!