Tipos de borrachos que no faltan en las fiestas

 

borrachos
por Sabrina

Tengo cabeza de pollo. No sirvo para tomar alcohol, algo debo tener físicamente que basta con dos tragos para que la cabeza me dé vueltas y empiece a sentirme mal. Una fomedad, porque cuando me olvido de esa reacción y tomo igual, la fiesta termina muy luego para mí.

Por eso a veces soy más consciente y me tomo una chela y me llevo la noche calmada para no tener que arruinarle el momento a mis acompañantes que se sentirán en la obligación de llevarme a acostar a mi casa.

En esas noches de sobriedad, he aprendido a mirar desde afuera el carrete, y detectar los distintos tipos de [email protected] que van apareciendo conforme avanza la fiesta. ¿Reconoces a [email protected]?

[email protected] simpá[email protected] Nunca en sus 5 sentidos será más divertido que cuando tiene unos tragos de más encima.

[email protected] [email protected]: Mandará los peores mensajes por Whatsapp, algunos los hará con audio, y seguramente no se atreverá a escucharlos al día siguiente. Todo puede salir de esos mensajes. La caña moral tendrá registro digital.

[email protected] [email protected] Se va para adentro. No habla. En el mejor de los casos sólo sonríe, pero es posible que se ponga medio depre y no queremos que se ponga a llorar en la fiesta. Necesita un [email protected] a su lado.

[email protected] [email protected]: “Amigo, ¡pucha que te quiero!”. Sus declaraciones de amistad serán frecuentes, y para qué decir las amorosas. Se enamorará varias veces durante la noche. Tal vez le resulte alguna, dependiendo de su capacidad para mantener el equilibrio mientras la intenta.

[email protected] [email protected]: Te va a decir cosas terribles o hermosas, todas serán verdad y vienen de lo más profundo de su ser.

[email protected] parlanchín: No se calla, se pone [email protected], se enfrasca en conversaciones en las que no necesita interlocutor alguno, pero siempre encontrará a alguna víctima que se mame su monólogo.

[email protected] cargante: Es una suma del parlanchín y el enamorado. Escapa sin mirar atrás.

[email protected] [email protected]: Ese es el peor tipo. Es el clásico que se agarra a mocha a la menor provocación, incluso, con sus propios amigos. Cuando se mezcla con el [email protected], puede convertirse en un acosador. Todo mal.

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