Definitivamente uno de mis juegos favoritos cuando chica era creerme gimnasta y pasar tardes enteras inventando esquemas con mi hermana.
Teníamos un jardín grande, así que era como un gimnasio para nosotras. Poníamos el parlante de la radio en una ventana hacia el patio y ensayábamos eternamente, creyéndonos Nadia Comaneci y Teodora Ungureanu (igual que la mayoría de las niñas que crecieron en los años 70 y 80).
Lo mejor es que teníamos unos trajes de baño fucsia con vuelos blancos en las piernas y nosotras jurábamos que eran unas preciosas mallas. Igualitas a las de las grandes gimnastas.
Como mis papás nos tuvieron súper jóvenes, muchas de mis tías tenían menos de 20 años y en los domingos de piscina gozaban entrenándonos, así que a los 4 años ya hacíamos varias acrobacias sencillas.
Cuando crecimos un poco, las dos hicimos gimnasia por varios años y competimos representando al colegio. Mi hermana fue mucho mejor que yo.. así que supongo que ella terminó siendo como Nadia y yo como Teodora.
Que lindos recuerdos Magdalena!