Por VVV
Esta es la segunda parte de mi experiencia de turismo en tiempos de Covid en la Región de O’Higgins (pueden leer la primera parte acá).
Al tercer día empezamos con un paseo en velero en el lago Rapel, donde nos atendió Jorge Guajardo, el guía de la Escuela de veleros Albatros.
Pa’ contextualizar, tengo que contarles algo de mí: yo amo el agua, el mar (en ese caso, el laguito) y me encanta de una manera increíble, siento que es tan pero tan bacán, que —aparte de que era muy temprano— me iba quedando dormida JAJAJA, juro que estaba poniendo atención a lo que hablaban y todo ¡Pero el sonido del agua es otra cosa! Recomiendo mucho este panorama si aman tanto el awita como yo.
En la tardecita fuimos a la Ecogranja Alborada. La gracia de este lugar es que es como un mini-zoológico, los animales tienen un lugar personalizado en el lugar y los chiquilllos responsables te atienden súper bien, podría hablar muchas cosas de ese lugar, pero sólo diré que toqué una alpaca y que fue el momento más feliz de todo el viaje, porque, a ver, lugares hermosos, risas con colegas, comida, etc, pero no me estaban dando la oportunidad de hacerle cariñito a una alpaca ¡Así que sori pero la alpaquita hermosho bebé gana!
Nuestro cuarto y último día era para volver a Santiago, pero sin duda fue bonito poder parar en Navidad y conocer un lugar adonde nunca había ido, tomar fotos y sentir el vientecito.
Antes de salir de la región, nos detuvimos en Matanzas para almorzar en un restaurante-hotel que estaba a la orillita de la playa, beio beio; la verdad es que me hubiese encantado estar más tiempo caminando por la arena ¡pero había que volver!
Quiero decirles que si van a salir de vacaciones, ya sea por el día, una semana o un mes, asegúrense de llevar siempre todo lo necesario para cumplir los protocolos COVID-19. Yo anduve para todos lados con mi alcohol en spray, mi mascarilla y aunque me moría cuando me picaba la nariz o el ojo, NO ME RASCABAAA.
Como agregado, la región tenía un clima bastante similar al de Santiago, sólo que en las noches refrescaba, así que obvio siempre hay que andar con el bloqueador, una botella de agua y sí o sí insecticida si se tiene alergia a los insectos, porque lo que es yo, sufrí ene con los zancudos en la pieza, no me duermo hasta que deje de verlo.
Tratemos de viajar y disfrutar con responsabilidad y respeto por los demás y por las zonas, prestando atención siempre a la fase en que se encuentra cada región. En este link pueden ver la información del llamado “Verano responsable“.