Perras de reserva es un pequeño gran fenómeno editorial, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala (México), en 2019. La novela hace referencia a la obra de Quentin Tarantino no solo por el título, declinado al femenino, de una de sus cintas más famosas (Reservoir Dogs, 1992) sino también por el contenido.
Como en muchas de las películas de Tarantino la violencia es el tema central: la violencia desbordada que puede inclusive rozar lo absurdo; la violencia como motor de acción y motivación de los personajes. En este caso Dahlia de la Cerda habla específicamente de la violencia contra las mujeres. La violencia heredada, la violencia injustificada; el rencor, la sed de venganza. Cómo la violencia rige todas las dinámicas sociales.
De la Cerda nació en 1985 en Aguascalientes, un pequeño Estado del centro de México. Fue empleada en un callcenter, en una fábrica de dulces y en un bar; vendió cosméticos de marca Avon. Mientras trabajaba en el callcenter, empezó a estudiar filosofía en línea. También fundó y aún co dirige la colectiva Morras Help Morras, una organización de ayuda de mujeres para mujeres.
En Perras de reserva, trece historias, narradas en primera persona, nos cuentan la vida de mujeres que se enfrentan a la violencia de distintas maneras. Algunas la padecen y otras la provocan. Otras se hacen justicia por su cuenta porque “Dios en esto no hace paro”. Entre ellas hay adolescentes, sicarias, la hija de un narco, trans, brujas, prostitutas, religiosas, influencers… Todas tienen en común los riesgos y dificultades que conlleva ser mujer, la violencia implícita y explícita, y los afrontan con los recursos que tienen a su alcance.
Dahlia de la Cerda explicaba, en una de sus entrevistas, que estaba harta de que a las mujeres solo se les representara como seres indefensos y le parecía fundamental “visibilizar la violencia que vivimos las mujeres, sin matices, sin edulcorantes, que sepan la violencia que vivimos cotidianamente, pero también mandar el mensaje de que las mujeres somos más que la violencia que se ejerce contra nosotras, que no solo somos seres violentables, seres con indefensión aprendida y que no solo somos esas criaturas que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, sino que somos la resistencia.”
Y, efectivamente, las mujeres de Perras de reserva, que vienen todas de diferentes contextos, nos involucran en su forma de ver el mundo con un lenguaje coloquial y familiar, lleno de expresiones locales y slang, casi siempre cargado de una fuerte dosis de humor negro.
El libro se convirtió el año pasado en el tercero más vendido de la editorial Sexto Piso, después de Ceniza en la boca y Casas vacías de Brenda Navarro, y ya va por la tercera edición en México. Próximamente, se publicará en el resto de Latinoamérica, España e Italia.
