Por @patyleiva
Se ha dicho que el Guernica de Miguel Ángel Kastro @kastropintor, es la obra de arte que mejor retrata la panorámica de lo que ocurrió a partir del 18 de octubre, hace un año, en el estallido social chileno. Conversamos con él sobre su obra, inspiraciones y visión de este momento como ciudadano y artista.
¿Cuál es tu soporte y técnica favorita para trabajar?
Soy bien versátil. De formación, de vida, soy pintor de murales. Empecé pintando graffiti, cosa que todavía hago, y murales. De ahí me he trasladado a muchos formatos, he hecho muchas cosas, desde escenografía para teatro, ropa, acuarela, ilustraciones, de todo. Pero ahora estoy más pegado en la ilustración digital por un tema de practicidad y de trabajo, es un mundo en el que me he mantenido atrapado en los últimos años.
¿Escuchas música cuando trabajas? ¿Qué escuchas?
Sí, obvio, o sea, no sé si tan obvio. A veces como que también me gusta harto cultivar el silencio cuando trabajo, pero sí, la música es siempre una inspiración y una instancia pa meterse en la volá (risas).
Es medio cliché lo que te voy a decir pero últimamente he estado escuchando música clásica, que no es algo muy corriente en mi, digamos que no soy tan clásico, me gusta más bien la música más actual, me gusta el hip hop o el trap o el reggaetón, toda esa música la encuentro terrible bacán, pero últimamente he esta escuchando harto Mahler, Brahms, como más el lugar común del ejercicio de pintar, como el cliché de estar escuchando algo como inspiracional, porque igual es una cosa inspiradora la música clásica, súper.
¿Qué cosas crees que han cambiado en la percepción del arte en un Chile post estallido, post pandemia?
Yo creo que post estallido, siento que, si bien no percibo el despertar de la conciencia que voy a describir, sí siento el inicio de aquella conciencia desde un punto de vista de entender la importancia que es saber y darse cuenta que frente a un panorama incierto, frente a un panorama político convulsionado y sobre todo frente a la inoperancia o, dicho de una forma más directa, frente a lo macabro que es el poder y las autoridades y los medios de comunicación que ellos manejan, la gente nos dimos cuenta de que la realidad que no nos estaban diciendo en los diarios y la tele, la estaba diciendo la calle, la estaban diciendo los memes de internet, la estaban diciendo los carteles en las marchas.
Entonces tal vez no es una conciencia así directa que nos permita decir “oye, qué importante es el arte”, y entenderlo desde esa perspectiva tan directa, pero ciertamente lo experimentamos todos, y ese es ya el inicio de la conciencia.
Entender que cuando ocurre lo que ocurrió en octubre, por ejemplo, el arte es lo que nos permite aferrarnos a la verdad, porque el poder siempre va a tratar de ocupar la mentira para poder condicionar el juego a su favor, y lo que nos mantiene en el camino de la verdad, es justamente el sentimiento que surge desde el propio pueblo expresando ciertos temas.
Entonces esa conciencia claramente se instaló en octubre y luego, por decirlo de alguna forma, se está consolidando en la medida que continúa la convulsión política, y el Coronavirus tiene muchos que ver con aquello y con el uso de las redes sociales y como lo enfrentamos, pero en la medida en que continúe la convulsión política, todavía existen artistas como yo y como muchos otros, que están tirando el rollo y que ese rollo se entiende por parte de la gente como una forma de protestar y eso, claro que es importante.
¿Cuál es la parte más entretenida en tu proceso creativo?
Uf, cuando termino (risas) cuando termino de hacer las cosas. Últimamente me pasa que si bien soy un agradecido de mi trabajo y de la posibilidad de poder crear y de poder vivir de hacer arte y de poder estar en mi casa y tener mis propios tiempos y toda la libertad que implica ser artista, bueno, la libertad que he cultivado de mi estilo de vida, a pesar de esa conciencia, siento una especie de falta de goce, yo creo que tiene que ver con la ansiedad y la situación global.
Pero de a poquito se ha ido transformado en un aspecto puntual, muy puntual, en algo un poco rutinario. Tal vez tiene que ver con el exceso de trabajo que –afortunadamente– tengo últimamente. Entonces algo que se supone que tiene que ser entretenido como pintar y pasarlo bien, de repente, inclusive aquello, puede transformarse en un tedio, como en hacer lo mismo siempre, cachai?
Pero es un trance que uno pasa, de una cosa personal y medio gueona de uno, pero que se te tiene que pasar tarde o temprano, porque lo importante es tener la conciencia del privilegio que significa poder hacer arte, en este país al menos. Así que mi momento favorito hoy en día es cuando termino de hacer las cosas porque ya no hay más puzzle mental.
¿Qué te inspira?
No me es difícil inspirarme, soy del tipo de creadores que en todo ve un diálogo y por muy simple que ese sea. No tengo muchas veces la intención de magnificar las cosas, o de tratar el arte como una especie de cedazo por el cual uno pasa las cosas para elevarlas o para decir “oye, nosotros sólo nos dedicamos a estos temas elevados”, yo creo que cada uno de los gestos de la vida está lleno de significados y cualquier cosa puede ser una inspiración si uno tiene las antenas paradas y despiertas.
¿Qué te desmotiva?
Me desmotiva la rutina, tiene que ver con la respuesta anterior, igual. Me desmotiva tener que hacer la misma cosa siempre. Estoy constantemente tratando de hacer cosas nuevas porque si no, me empiezo a poner ansioso. Parte de eso tiene que ver también con una obra que me piden mucho repetirla y como que es complejo igual. Es una buena forma de vivir, me permite pagar mis cosas y todo pero es complejo. Ya hacer la misma cosa una, dos, tres, cuatro, cinco veces, me pone ansioso.
¿A qué jugabas cuando chico?
Mira yo soy hijo único, mis papás obreros, ambos, entonces de bien chiquitito, desde los 10 años, o antes, como que me tuve que quedar solo en mi casa, mi mamá trabajaba, mi papá también, entonces tuve que aprender desde muy pequeño a tener independencia desde un punto de vista emocional y práctico también. Entonces desde niño siempre fui como bien imaginativo, tenía hartos amigos imaginarios y me inventaba mundos para jugar, nunca me costó eso.
Siempre he sido bien social, en el colegio, en la universidad a pesar de que me crié solo. Entonces cuando chico inventaba hartos mundos, siempre recuerdo eso, tener la conciencia de una fantasía cuando en verdad estaba en mi casa nomás.
Desde niño siempre fui bien bueno para leer, de cabro chico, de 4, 5 años en adelante era un ratón de biblioteca, de hecho cuando niño leía mucho más que ahora y tenía una imaginación brutal. Yo creo que después del trance del carrete las neuronas se me han ido muriendo pero todavía me queda algo de eso, de esa cosa infantil de jugar. Recuerdo harto jugar con cosas para construir, me gustaban mucho los legos, los mecanos, cosas así.
¿Recuerdas cuál fue la primera obra que te voló la cabeza?
Yo tenía como 7, 8 años y venía de vuelta del colegio caminando, yo vivía en Independencia antes, –después mis papás se separaron como a los 12 años y me vine con mi mamá a Puente Alto– y caminando del colegio a mi casa por Independencia, de repente veo a una persona pintando un graffiti.
Después yo con el tiempo caché a esa persona, la conocí y nos hicimos conocidos, una persona famosa actualmente y él estaba en sus primeros momentos me imagino también como joven, él un poco mayor que yo, no tanto, pero un poco, pero ya conocía la cultura del graffiti y el hip hop y yo lo vi pintando.
Yo no entendía lo que era el hip hop, no entendía lo que era el graffiti, nunca había visto un mural y quedé mal, dije guau! la lata de spray es como un universo contenido y uno puede hacer lo que quiera con ella y pintar, y la calle, la libertad, y una pieza llena de color… quedé loco.
Ahí me enamoré del graffiti, me enamoré del muralismo también, en el fondo ahí fue cuando me enamoré de la pintura porque me di cuenta que uno pintado puede construir realidad, puede construir un mundo, puede inventar una realidad paralela. Ese fue un graffiti del Fisek, ahí en avenida Independencia.
Luego de eso yo estudie teoría del arte y ahí caché mil cosas y te podría hablar mucho de muchas cosas que me inspiran y muchas épocas diferentes del arte, pero si es por decirte algo seminal, te nombraría eso, ese primer graffiti que vi a lo 8 años.
¿Qué es lo que más te interesa transmitir a través de tus trabajos?
Me interesa transmitir una sensación de cercanía primero que todo. Siento que hay una distancia abismal entre el artista y la sociedad al menos en lo que respecta al arte visual, tal vez en otras áreas es menor, como en la música por ejemplo. Pero siento que hay un distancia brutal entre la creación artística visual y la gente.
Las artes visuales se han elitizado, se han transformado en un ghetto de ricos y de lavado de dinero, un lugar para inventar puestos de trabajo para el rico/inútil de la familia que no quiere hacerse cargo de la empresa del papá. Después decide ser artista, el tío le dice a la tía rica que tiene una galería que le de pega al sobrino.
En eso se transformó gran parte de las artes visuales. Y lo que lo justifica no es más que un mamotreto de mierda que en verdad no tiene ningún sentido. Entonces a mi me interesa mucho tener cercanía primero que todo., por eso apelo harto a las redes sociales y segundo, a la ilustración editorial, llamo de esta manera a la ilustración que toma la temperatura a la cotidianidad y sacar altiro algo, Piñera dijo una mierda, pum, saco algo.
Mantener fresco ese espíritu de pensar rápido y hacer algo fugaz, veloz e impactante y que profundice, que sea como un misil. Me gusta eso, generar esa cercanía y tratar humildemente de hacer percibir que el arte es una cosa que está con nosotros. No es una instancia ajena a al que la gente tiene que ir a participar sino que puede participar perfectamente en una vinculación totalmente cotidiana.
Por eso prefiero vender poleras en 10 o 15 lucas que vender un cuadro en un millón, que si bien también lo hago cuando se puede, pero si me das a elegir entre un cuadro de un millón y vender X poleras que me den esa misma cantidad de plata, prefiero vender esa cantidad de poleras porque voy a conocer a muchas más personas y voy a tener una relación mucho más directa con mucha más gente. Si vendo un cuadro tengo contacto con una persona que tiene la capacidad de pagarlo.
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¿Cómo fue el momento en que supiste que te querías dedicar al arte? ¿Tuviste alguna epifanía? ¿algún profesor o profesora que supo guiar tu talento?
La respuesta es no. Siento que he tenido muchos maestros pequeñitos, como momentos y situaciones de la vida, como los maestros que describe Jodorowsky por ejemplo. Como que pasa algo, una situación particular que si uno la cacha, la pesca, la capta, esa situación se convierte en tu maestro y te enseñó algo, pero una persona en particular que me haya ayudado o guiado por un camino, no. Siempre he sido bien solitario.
Mi camino ha sido bien solitario, inclusive desde el punto de vista de entender la escena, por llamarlo de alguna forma, si bien conozco un montón de gente y tengo relación con mucha gente, como que no me siento muy integrado a ningún lado, tengo un trabajo que siempre me molestan por lo mismo, me dicen que soy muy muralista para los graffiteros y muy graffitero para los muralistas.
Me pasa lo mismo con la ilustración, como que siempre estoy al borde, y es difícil de repente pesquisar y decir “ya, este gueón, es esto”. Como que me escapo de ese tipo de definiciones.
Me gusta ser quisquilloso y sorpendente y de repente aparecer con un programa de entrevistas, con un podcast, con un libro, después volver a la ilustración digital, después sacar un mural, hago música igual… Hay tantas cosas por hacer! Entonces no me gusta encasillarme y tal vez también por eso no he encontrado la guía de un maestro, cosa a la cual no me cierro.
Yo cuando chico quería estudiar biología marina, después quería ser sicólogo –menos mal que descarté muy rápido aquello jaj a– y recuerdo que me metí a estudiar teoría del arte a la Universidad de Chile porque ya en la media me gustaba el arte. No sabía si quería ser pintor o no, pero cuando estuve ahí, en el momento de postular a la universidad, solo puse Teoría porque en verdad me sentía con ganas de entender el arte, cosa que yo no sabía, porque si bien fui curioso y bueno pa leer y bien inteligente, estudié en un colegio de mierda, soy hijo de la educación chilena más paupérrima posible de liceo con número, una mierda culiá que desde el punto de vista académico no aprendí nada, cero.
De la vida aprendí mucho porque tuve que vincularme en muchas circunstancias brígidas de la vida, tuve que aprender desde agarrarme a combos con unos gueones y todas las vicisitudes de la vida, cosas que te forman, que te dan carácter, todas esas cosas, pero académicamente valía callampa.
Entonces yo me sentía muy pelao, como que no tenía idea quién era nadie en el arte , entonces decidí estudiar teoría para poder ser más culto en ese aspecto, tener más información, y fue bacán porque me formé bien. Aprendí harto. Y no terminé.
Me fui en el último año. Me iba súper bien, era de los buenos alumnos de mi generación. Me fui por consejo de un artista. No se si quiero nombrar porque es alguien importante, premio nacional, se murió… bueno, Sergio Castillo, el escultor. En una exposición que él hizo en una galería chiquita que está dentro de la facultad, mostró su trabajo y hubo una charla luego.
Estaba rodeado de alumnos y apareció una típica alumna pedante haciendo una pregunta medio retórica, enredada, que sólo ella entendía y yo me acuerdo que estaba al lado de Sergio Castillo y mientras esta alumna hacía esta pregunta muy fome, tonta y enredada hecha como para poder lucir inteligencia, Sergio Castillo me dice al oído “compañero…” o no se si me dijo compañero o algo como “amigo”, “esto del arte no se estudia aquí” (risas).
Esa guevá me dejó loco, entendí a lo que se refería: si quieres ser artista, salte de la universidad, si quieres realmente ser un artista, salte porque aquí no vas a aprender eso.
Y yo te pregunto también, ¿qué artista realmente importante ha salido de alguna escuela de arte de Chile en los últimos 20 años? Ninguno!
Todos los artistas relevantes son gente que tiene de mundos paralelos, de la arquitectura o de la formación individual, pero de las escuelas no ha salido nada que uno diga, sabes qué, está bacán este rollo que tienen en esta escuela.
Y me salí po. Me salí de la universidad y me puse a hacer cualquier otra cosa y me arrepentí durante muchos años de mi vida. Pero ya no, porque entendí el camino y logré llegar a donde quería llegar al tomar aquella decisión. Así que ese fue un momento inspirador de mi vida.
¿Nos puedes contar la historia de tu Guernica?
Claro que sí. El Guernica lo hice el 22 de octubre del 2019. El 22 o 23, fue al día siguiente al que Piñera dijo que estábamos en guerra. Cuando dijo que estábamos en guerra y a todo Chile nos dio la gueá. Porque, cómo podemos concebir ese tipo de retórica en un momento tan complejo y este gueón esté llamando a la guerra en vez de echarle agua al fuego?
Fue como no, esto no puede ser posible. Inmediatamente se me vino a la cabeza el Guernica porque el Guernica es el grito anti guerra más grande del siglo XX, de la historia del arte.
Entonces si este gueón está diciendo que estamos en guerra –y en verdad lo que estábamos viendo en la calle eran pacos agarrando a balazos a gente que estaba tirando camotes, porque eso fue–, altiro se me vino a la cabeza esa imagen y me demoré nada, una hora en hacerla.
Estábamos todos tan saturados de la violencia que estábamos viendo, con el miedo de vivir como en la dictadura, de ver a nuestros padres repetir esta imagen y todo este tipo de temores, que fue tanto el flujo de información, tenía tanta gueá en la cabeza, que me salió así de una. Lo hice sin mayor intención solo con la intención de lo que venía ya haciendo mi obra anterior que siempre ha tenido este carácter bien político, bien crítico, como parte de un continuo de obra que durante octubre, fue muy heavy.
Yo salí mucho a pintar a al calle, hice mucha ilustraciones, si tu te fijas en mi instagram (@kastropintor) en esa fecha fue muy de sacar, sacar, sacar, sacar. Cosa que pasó con pocos colegas, la mayoría se quedó como pa’ dentro. Fueron pocos lo que tomaron la batuta de decir, ya, hagamos esta guea. Salieron caleta de gráficas luego, pero en un primer momento todos quedamos pa’dentro.
Entonces hice este Guernica, lo subí e inmediatamente la gente fue como “oye, esto es importante”. Uno de los piropos más bonitos que me dicen es que El Guernica es la obra de arte que mejor retrata una panorámica de lo que ocurrió en octubre en el estallido social chileno, por la cantidad de personajes y diálogos que tiene.
Y luego pasó que lo subí, a mucha gente le gustó y me lo empezaron pedir por correo. Me mandaban mensajes que decían “amigo, sabes que me gustó, por qué no me lo mandas para tenerlo en una resolución buena, etc”. Y como era una cosa abierta, estábamos todos reclamando, se la mandé a todo el mundo.
Mandé como cien correos o más. Y una de esas personas lo imprimió y lo empezó a pegar en la calle, y me empezaron a llegar fotos o yo mismo lo veía pegado en el centro, después lo empecé a ver en pancartas. Yo dije guaaa, esto es otra cosa, esto va más allá del underground al que pertenezco, donde igual tengo a mis seguidores y todo pero es un cosa más de nicho, ya esto trascendió.
Y después de eso al par de días me empezaron a llamar de la prensa, y a la semana siguiente me empezaron a llamar de la prensa extranjera y empecé a dar entrevistas para la televisión china, para la televisión alemana, para medios escritos de montón de lados, apreció reseñado en muchas partes y explotó.
Y pasó entremedio que al rato de haberlo subido, me contactó una persona desde su cuenta de instagram pidiéndome ayuda porque su hijo tenía que hacer una tarea pal colegio y era un cabro chico así como de 6to básico que no tenía instagram y que la profe de historia le dijo a los niños: pesquen un meme o un dibujo o un arte de la revuelta, del estallido, y hagan una disertación. Y este niño eligió mi Guernica. ¿Cómo llegó a él? Cresta idea, internet, maldito y bendito internet.
Y llegó a mi po, el cabro chico no cachaba nada, el papá menos. Me dijo “por qué no me ayudas y me explicas un poco qué fue lo que quisiste hacer” y yo le mandé un audio contándole lo que yo quise hacer y todo y hablé con el niño a través de la cuenta de instagram del papá, y el niño me decía que le gustaban los monos (risas) y yo me entusiasmé y aparte del audio le mandé la misma imagen pero con explicaciones, le hice anotaciones a cada uno de los monitos y se lo mandé, y me gustó tanto la imagen que la subí a mis redes sociales y esa gueá pegó el doble!
Porque todo este espíritu que te estaba describiendo, ahora estaba expuesto desde una perspectiva pedagógica, explicado: esta es Daniela Carrasco, este es Piñera mirando al supermercado, no mirando el pueblo, estos son los carabineros detrás de él respaldándolo, los balazos, las cacerolas, el torniquete, los 30 pesos… todo ese imaginario está explicado abiertamente. Ahí quedó la cagá.
Al rato me llamaron del Museo Reina Sofía, que es donde está el Guernica (original de Picasso) en España, para preguntarme si quería que el Guernica Chileno fuese parte de una colección de reinterpretaciones mundiales del Guernica en el mundo.. No, una locura.
Luego pasó que cuando se hizo la COP 25 que luego se hizo en España por lo que pasó en Chile, había gente afuera, en España, ambientalistas chilenos reclamando con un lienzo gigante con el Guernica chileno. Yo no lo podía creer.
Llegó a lugares muy inusitados, Hasta el día de hoy mucha gente me tira su buena onda, me lo piden, he hecho varias reproducciones en acuarela, he pintado un par de murales reproduciéndolo y he tratado de darle la mayor vida posible.
¿Qué consejo le darías a un artista que comienza? Algo que te habría gustado saber a ti cuando partiste.
Qué buena pregunta. Uf, lo primero que le diría es: dedícate a otra cosa. Nooo, mentira (risas). No, lo primero que le diría es que hay que ser versátil, que hay que ser dinámico, hay que adaptarse, uno de repente tiene una idea de lo que quiere hacer pero resulta que en el fondo tal vez no es por ahí, es por otro lado. Si de repente uno gira 10 grados el volante, se da cuenta que se abre todo un espectro adelante. De repente uno tiene una idea muy obcecada con lo que quiere, no sé, por ejemplo, quieres ser escultor de madera. Listo, podís hacerlo y ojalá que te vaya increíble, pero de repente también tenís que saber dibujar en acuarela o en otra cosa. Ser versátil.
No rendirse. Este es un camino para valientes, de guerreros. Yo te digo, pinto desde los 15 años en la calle y que me dedico a vivir del arte y sin trabajar en ninguna puta mierda más que hacer obras, hace unos 10 años atrás, como desde los 25. Pero todo el camino anterior a ese momentos es un camino por el cual te imaginarás, pasé por muchas penurias económicas, pero que si me hubiese rendido, no habría llegado a donde estoy ahora, que tengo mi fanaticada y la gente que me compra, gente que admira mi trabajo, que lo quiere y lo respeta y ya ocupo un lugar dentro de la escena digamos, o me he construido un lugar.
Pero eso no sería nada si no entiendo y miro para atrás todos los momentos en que pude rendirme y no me rendí. Porque el panorama artístico actual vale callampa, algo que no tiene que ver con la percepción de las personas. Porque el Museo de Bellas Artes es una de las instancias culturales más visitadas, en números, en cifras reales en Chile son millones los que lo visitan, pero son de las cosas menos financiadas, más olvidadas, sería ya redundante hablarte de la política del gobierno para con los artistas en este momento.
Para uno que es independiente es una cosa terrible. Entonces hay que ser bien fuerte. Yo les recomiendo que tengan un emprendimiento incluso. Haz tu arte pero ten tu kiosquito de cualquier guea, porque lo vai a pasar mal si no eres un cuico, si no tenís un contacto.
Yo vengo de la pobla, siempre he sido de la pobla y vivo en la pobla y seguramente voy a seguir aquí porque me gusta. Si no eres un acomodado, parte de la burguesía, de la elite chilena, te va a costar más que la chucha. No es imposible, se puede, pero te va a costar un kilo y te van a pisar, sobretodo si eres bueno, si tienes talento, y venís de abajo te van a pisar el doble, pique vas a deslucir al resto de la gente que no es talentosa y que está acomodada como lo que realmente son, unos acomodados. Te van a pisotear, vas a sufrir envidia, pero vale la pena.
Es un camino que vale la pena, porque es un camino que tiene que ver con independencia, con autonomía y con el conocimiento de uno mismo y en el fondo, trabajar por lo que uno quiere. Tu puedes ser un ingeniero, no sé, no desmerezco a nadie, no quiere que me mal interpretes, pero tú podías ser lo que tu querai y trabajar y ser exitoso y ganar mucho dinero y ser feliz incluso con lo que tú haces, pero después de, no sé, 30, 40 años de trabajo, mira pa’atrás y decís, qué hiciste? No “qué ganaste”, qué hiciste, qué valor entregaste a la vida, y pucha, mucha gente te va a decir: yo era ingeniero de una empresa que explotaba el océano, por ejemplo. Y dedicaste tus pulmones toda tu vida a una mierda culiá. Como que yo tengo fobia contra esa guea.
También una de las razones por las cuales decidí dedicarme a ser artista, es porque quiero aprovechar mis minutos, mis segundos en esta existencia y hacer cosas por mi y por lo que yo creo, más allá de cómo me gano la plata, es a qué dedicar mi tiempo –que es más importante que el dinero, más importante que muchas cosas–, a hacer cosas que yo realmente considero importantes y eso es un triunfo. Cuesta mucho entenderlo pero en algún momento se entiende.