Cuando vi el cortometraje “Ian” pensé en lo bacán que era jugar cuando era chica, en todas esas tardes en la plaza en que todo era risa y hacerse amigos nuevos. Nunca viví discriminación, al contrario, siempre trataba de agrupar a los niños y que ojalá, pudiéramos jugar todos juntos.
Ian es el nombre de este bellos cortometraje animado, basado en la historia de Ian, un niño real, con problemas neurológicos y con discapacidad. Su madre ha movido montañas por formar la Fundación Ian (@fundacionian) para niños como él en Argentina, para que ninguno se sienta aparte ni fuera del juego como lo ha vivido Ian, quien sufre por no poder jugar con los demás pequeños. La discriminación crea barreras tal y como se muestra en el corto animado, los únicos que podemos derribarlas somos todos juntos y, en el caso del corto, todos los niños dejando de juzgar y de reírse de alguien solo por ser diferente.
Esta producción fue dirigida por Abel Goldfarb, y utiliza las técnicas de stopmotion y CGI para animar. El guión fue realizado por Gastón Gorali. Esta es una historia honesta y busca ser comprendida por todos, de hecho Gastón Gorali afirmó que esta es una oportunidad para la sociedad, para derribar barreras, muros y liberarnos de los prejuicios.
Es muy certera y conmovedora la forma de mostrar como Ian se desarma y se rearma con cada una de las interacciones con su entorno, cuando no es comprendido o cuando es rechazado y debe traspasar esa barrera simbolizada esta vez como una reja de plaza.
Hasta el 2016 en nuestro país el 16,7% de los chilenos viven con alguna condición de discapacidad, según el Estudio Nacional de Discapacidad (Endisc). Y es aquí donde nosotros somos los que debemos incluir, informarnos y aportar a vivir en un ambiente de respeto y de amor ya que la ignorancia y la poca empatía solo dañan y no nos permiten avanzar.