“Ok, ok, yo sé que es viejita y que ya casi todo el mundo otaku la ha visto, pero era una de mis pendientes y no quiero terminarla sin darle amor.” Eso escribí el 4/04/20′, Y AÚN NO ESCRIBÍA NADA.
Me acabo de enterar de que el 5 de Abril se cumplieron 15 años de su estreno, y más encima cuando quería volver a verla el año pasado, ¡¡ya no estaba en Netflix!!, pero no importa, está en Crunchyroll y quizá en Hulu, dependiendo de tu ubicación geográfica.
Fullmetal Alchemist: Brotherhood —porque cuando sacaron la primera versión, el manga estaba en desarrollo), es una serie animada del manga (un cómic japonés, en resumen) Fullmetal Alchemist, de la autora Hiromu Arakawa, quien comenzó esta serie de libros el 2002 y la finalizó el año 2010, dando pie a la segunda animación que es de la que les estoy hablando. Yo no he visto la primera versión, pero mi amiguita Kiria me contó que es más adulta y cruda, mientras que la segundas versión es más suavecita.
Estaba en un momento súper oscuro de mi vida, en donde había tenido como 3 lutos, había vuelto del extranjero a enclaustrarme por la pandemia, no podía trabajar por lo mismo e iba para los 29 sin estar logrando nada, así que, como ya estaba metida en los monos shino, me puse a ver esta serie que tenía pendiente hace mucho, pero entre que la estaba guardando y entre que no me lo explico.
Era un shonen, “shonen” en japonés significa joven, pero así como de referirse a un lolito, entonces a ellos va dirigido este género, y ya estaba viendo uno bastante cliché y malo, así que dije “ya, le doy no más, total..”, Y HUEONA LA PUSE Y PASÉ DE LARGO COMO HASTA LAS 2 DE LA MAÑANA PORQUE ME VI 5 CAPÍTULOS DE UNAAA, cosa más buena Jesucrihto. A ver, por dónde parto: Los protagonistas son los hermanos Elric, quienes practican la alquimia, que es esta ciencia que habla de intercambios entre elementos y convertir eso en otras materias y cuando cambias un elemento por un objeto, es transmutación, tipo que podemos transmutar un tronco en un mueble.
La cosa es que los hermanos rompen el tabú de la alquimia (aquí ya no te cuento porque spoiler), y se convierten (por motivos) en alquimistas estatales de las fuerzas armadas de Amestris, quienes tiene como regla obedecer a los militares, no transmutar oro ni transmutar humanos. “Los perros del estado” —como se les denomina en la serie— tienen acceso a material de investigación exclusivo, establecimientos para realizar dichas investigaciones y hasta becas con fines de estudios y experimentos, y al ser parte de este organismo, comienzan a darse cuenta de la corrupción y de algunos sucesos extraños.
Los personajes son encantadores, al principio no me convenció mucho la falta de participación femenina, porque es muy típico de este género que no cumpla el Test de Bechdel ni por si acaso, pero el desarollo es muy bueno y ¡ellas no faltan, por supuesto!, hay una muy buena representación del género que va más allá de una personaje pechugona con ganas de maternar al protagonista.
Es una serie muy recomendable si se gusta de la fantasía y también de la comedia, tiene una cantidad buena de capítulos, (según yo) no es muy predecible y tiene buenas intros y outros.
Es importante —y muy entretenido— conocer obras de mangakas (autores de mangas) mujeres, porque en Japón les sigue siendo muy difícil mostrar que es una mujer quien está detrás del manga. Denle una oportunidad y me cuentan.
