Por Belén Leyton
La escritora Romina Reyes tiene dos libros publicados por Editorial Montacerdos: Reinos y Ríos y provincias, este último es del año pasado. Hace poco publicó un adelanto del fanzine que trabaja con la editorial Hambre. Durante esta pandemia se dedica a escribir (y sobrevivir) sin un proyecto claro. En este cuarto single de Neón Ediciones, Romina escribe en el universo de su novela y cuenta una historia llena de drama emocional.
Provincias. ¿Qué querías transmitir?
Por un lado, el cuento tiene de protagonista a Javiera, personaje de Ríos y Provincias. Quería hablar de estos personajes, Álvaro y Javiera, que se ven un poco atrapados en esta teleserie repetida de celos, triángulo amoroso, no poder expresar bien sus emociones, pero que de alguna manera buscan desesperadamente poder salir de eso. Y siempre me ha parecido que la heterosexualidad y la monogamia son muy limitantes. Además, me atrae trabajar una sexualidad que puede ir transitando.
Estos personajes no se cuestionan tanto lo que hacen. Viven.
Sí, es verdad. Son como arrojades, me gusta mucho ese término. Sobre todo Javiera, la que lleva un poco la historia. De pronto es ser víctima de sus propios arrojos. Son personajes apasionados, también alcohólicos, drogadictos. Ese es el mundo en el que se mueven. Al principio del cuento escribo que él era su mejor amigo, pero la base de su amistad era tomar. Y están en este ruedo, siempre sacando sus emociones para arriba. Esos son los personajes que me gusta trabajar: siempre con el corazón en la mano.
¿Cuándo escribiste este cuento?
La idea la tenía hace mucho tiempo, hace más de un año, pero Ríos y provincias la terminé el año pasado. Me gustaba esta imagen de una mujer que se presentaba frente a alguien del pasado, sin explicaciones ni llamadas. Arrojada. Lo escribí en el verano en un viaje a Puerto Montt, donde fui completando el ambiente. Y en los primeros días de la pandemia me senté a escribirlo de nuevo. Me vi con mucho tiempo disponible y los primeros días del encierro estaba animada y pensando en aprovechar el tiempo libre. Eso ha ido decayendo.
Con la caída de tu ánimo, ¿qué estás haciendo ahora?
Soy periodista, estoy freelanceando en la revista Paula; estoy escribiendo un guión en un proyecto cinematográfico que es una obra prima de Alba Gaviraghi. Y en lo literario, siempre estoy escribiendo. Escribo mucho. Siempre tengo un diario de vida. Ahora estoy escribiendo un cuento, pero ningún proyecto tan claro. Al principio de la pandemia me dije que iba a escribir otra novela, pero ahora siendo más realista, estoy escribiendo por diversión. Me gusta mucho, siempre tengo ideas.
¿En qué momento pasaste de escribir por diversión a querer vivir de esto?
Siempre quise ser escritora. Tuve este deseo desde muy pequeña, pero después de los 23 entendí lo que significaba. Yo creo que en la adolescencia, en mi etapa universitaria, escribía entre comillas por diversión o porque me nacía hacerlo. Cuando estuve en la universidad, me gané hartos premios literarios. Después publiqué Reinos.
Creo que publicar un libro no es en vano, sobre todo publicar y tener cierto éxito es como una invitación a hacerlo más profesionalmente. La novela la hice pensando que había un contrato con Editorial Montacerdos. Y por ahora estoy escribiendo sin un proyecto claro, pero en algún momento pretendo juntarlo y armar otro libro.
Te fue bien con tus dos libros, has recibido buena crítica, ¿te da miedo eso?
La exposición siempre me va a dar miedo. A cualquiera le encantan los likes, por algo las redes sociales tienen esa dinámica. Obviamente tener éxito o notoriedad es algo que me preocupa, es parte de lo que espero conseguir. Cuando apareces con un libro, tienes el respaldo de una editorial, pero el libro se termina de construir con lectores y con la crítica.
Me ha pasado que muchas personas le hacen una crítica al libro por Instagram y lo agradezco mucho. Desde donde venga la crítica, mientras sea positiva, me va a parecer muy bacán que alguien se dé el tiempo de leer y escribir algo sobre el libro. Al final la literatura, a menos que seas un bestseller, no es algo que te vaya a pagar las cuentas a fin de mes. Tener esa validación simbólica es parte de lo que a una le ayuda a seguir escribiendo.
¿Alguna vez has recibido críticas negativas?
Sí, a Reinos el The Clinic le hizo una crítica negativa, no recuerdo en particular qué. Pero en general me blindo, sé que obviamente no le gustará a todo el mundo, pero con saberlo me basta. Están en su derecho, pero prefiero enfrentarme sólo a las personas que me dicen cosas buenas. Me atormentaría mucho si viera todo.
Si ahora no vives de esto, ¿igual te consideras una escritora?
Sí. No es un lo único que hago, pero no sé si alguien lo hace. De todas maneras todo mis trabajos son escribiendo. Ser escritora es algo que yo perseguía, quería buscar algo en donde eso es lo que tuviera que hacer. Periodismo fue mi manera de hacerlo; ahora hay una crisis de medios. En Paula me siento más como una trabajadora independiente que una periodista, pero tener un espacio para escribir me hace sentir privilegiada, tener un espacio donde yo puedo poner los temas que me gustan. Al final es un espacio para sacar mi voz.
¿Y qué has estado leyendo o cómo te inspiras? En alguna parte dijiste que escribir era hacer un barrido de muchas cosas.
Ahora estoy leyendo el libro Amigas de lo ajeno de Javiera Tapia, un libro de Pablo de Rokha que se llama Idioma del mundo, también Mujeres, raza y clase de Angela Davis. Además, estoy haciendo un taller de literatura para jóvenes y adolescente en Ñuñoa, y ha sido una experiencia muy bacán, es el primer taller que doy de escritura. Pero no estoy leyendo libros, estoy más bien picoteando.
Y para inspirarme. Como ahora no estoy en un proyecto tan claro no estoy en esa parte de barrido, pero estoy en un momento creativo más libre.
Estás más relajada
Y también la industria editorial, dentro de todo lo que está en crisis, también lo está. Nadie sabe si hay futuro, no sé si hay libros en ese futuro. Espero que sí, pero no sé cómo va a funcionar. Siento que es un momento para guardarse. Y tengo una novela que salió hace menos de un año, todavía está viviendo su momento.