por Sur
Parto por decir que era una persona tan poco entusiasta de esta preparación que no sabía si se llamaba pickle, pichanga, encurtidos, o qué. Pero ocurrió que el otro día me invitaron a cocinar este producto e, insisto, aunque no es algo que me gustara mucho, quise de todos modos aprender.
Para mi sorpresa el resultado me gustó bastante… demasiado. Ya tengo identificada la razón de por qué nunca me había gustado antes e incluso ya pensé nuevas ideas para una próxima vez.
Para hacer verduras encurtidas necesitamos: un frasco de vidrio bien limpio, verduras como zanahoria, coliflor, pepinillo, cebolla, chalotas, brócoli, pimentón cortadas en tamaño adecuado, sal, vinagre y agua hervida.
El proceso es el siguiente. Primero se deben poner dentro del frasco todas las verduras que queramos. Puede ser de un tipo, de dos, de muchos… la única regla que conocí era que las verduras más duras iban abajo para luego dar paso a aquellas más blandas. En esa lógica, la zanahoria va primero que la cebolla, por ejemplo. El frasco tiene que quedar bien lleno, con las verduras apretadas.
Luego ponemos sal a gusto sobre las verduras. Como referencia sería una cucharada sopera para un frasco de litro.
El siguiente paso es echar agua bien caliente que ya haya hervido (ojo con la temperatura para que no se vaya a romper el frasco) Se pone agua hasta la mitad del frasco ya que el resto se completa con vinagre de manzana.
Una vez que tenemos el frasco lleno de verduras, agua y vinagre lo tapamos bien y lo damos vuelta para mezclar todo.
Luego de una semana el frasco está listo para ser abierto. Mientras antes uno lo abra, menos “pasadas” estarán las verduras.
A diferencia de los encurtidos de supermercado, el frasco que yo preparé no tenía tanta sal y las verduras no estaban tan fuertes con el vinagre. Una semana fue el tiempo perfecto para todas las verduras, menos para las cebollas que necesitan un poco más para mi gusto.
Definitivamente la coliflor y la zanahoria fueron mis favoritas.