Unas ollitas celestes, platos naranja, juguera, batidora, tazas moradas, cucharas celestes que venían en el mismo juego que las ollas, tapas blancas. Esa información sale rápidamente de mi cabeza cuando me pongo a pensar en mis amados artículos de cocina que usaba cuando niña.
Partí sirviéndole tecito transparente a mi familia, y cocinando una que otra tortilla de aire. Cuando acumulé harta loza, me lancé con un restorán, y contraté a mi vecino Francisco como garzón, aunque no teníamos muchos clientes. Y después de cada jornada, lavaba imaginariamente mis platitos y los guardaba en una bolsa de plástico, hasta el día siguiente.
Mi momento de mayor felicidad fue cuando para una navidad me llegó una cocina de madera, preciosa, con detalles rojos. Era tan linda, casi de mi porte, como si fuera de verdad. Podía preparar varias cosas a la vez, y las ollas funcionaban a toda máquina.
Pero no todo fue felicidad. En una ocasión, vi que en la vereda fuera de mi casa había un montón de arena, de esa que se usa para hacer cemento. Parecía ser el ingrediente perfecto, y salí con mis ollas celestes para llenarlas de esa harina gris. Mi mamá me pilló y se enojó mucho, me dijo que la arena estaba sucia, que podía tener pichí de perro y que fuera inmediatamente a lavarme las manos, y que me iba a botar las ollas. Es uno de los momentos más tristes que recuerdo. Lloré tanto, con tanta pena. Mis ollitas. Me acuerdo y me tirita la pera.
No sé por qué mi mamá le puso tanto color. La cosa es que antes que una bruja, es una madre, con un corazón rosado y grande. Al día siguiente vi que me había lavado las ollitas y me devolvió la felicidad.
Qué habrá sido de mi loza. Creo que olvidé lo que pasó con ella. Me tinca que la regalamos, o capaz que quede algo todavía guardado en un cuartucho en el patio de la casa de mis papás. Lo único que sé es que después de desprenderme de ella, nunca más disfruté tanto cocinar.
Foto: Carmen López vía Flickr con licencia Creative Commons
“La cosa es que antes que una bruja, es una madre, con un corazón rosado y grande.” Lejos la mejor parte de la historia.
ayyy me identifiqué un poco cuando les digo a mis niños q les voy a botar todo cuando no han ordenado en días….q pena mas grande! no quiero q sientan esa tristeza nunca x algo tan simple! Y ojalá yo tuviera un pedacito de corazón como el de tu mama. Grs x el traspaso de sentimientos <3