School Of Rock

School Of Rock 01: Rock vs Disco, Nile Rodgers & divas

Sigan en nuestro Spotify nuestra primera lista de School Of Rock, donde conectamos cada tema tratando de abarcar un espacio amplio de tiempo, artistas y géneros. Esta es la primera entrega y mi idea es seguir armando episodios cada semana. ¡Disfruten! ojalá lo pasen tan bien escuchándola como nosotras armándola.

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Por @patyleiva
Mi parte favorita de la película de Jack Black, School Of Rock, es cuando él le traspasa a los niños su pasión por la música, les presenta determinados hitos musicales que tienen que ver con sus talentos y les abre la mente hacia el maravilloso e infinito mundo de la creación musical.

Hace algunos años mi amiga Maida me dijo que la música le daba un poco lo mismo y que no era de sus intereses fundamentales. Yo no pude concebir esa idea porque estaba segura de que simplemente no se había topado con la música correcta para experimentar los sentimientos que la música te regala.

Le mandé de regalo los audífonos más grandes que encontré y empecé a hacerle listas para introducir canciones nuevas a su repertorio, y le pusimos “School Of Rock”.

Ahora comencé con las listas para mi amiga Ale, después de que medio en broma y medio en serio tuvimos esa conversación de que la música no era un item demasiado relevante en sus intereses y yo le dije que necesitaba unas clases. Así que, qué me han dicho, arremetí con mi primera School Of Rock para ella.

La hice con pinzas, conectando cada tema y tratando de abarcar un espacio amplio de tiempo, artistas y géneros. Partí con un disco que Bowie lanzó el año en el que mi amiga nació, 1979, ese fue mi pie forzado.

Lo pasé tan bien haciéndolo y le gustó tanto a la Ale que decidí compartirlo acá, para las que se interesen en escuchar cosas que quizás no escucharían o a las que no le habrían puesto atención pero que acá intento entregar razones por las que merecen poner oreja, porque se que más de alguna aportará una nueva sensación a sus vidas, o al menos un poco más de cultura general musical para tirar el dato curioso en alguna conversación.

Si les gusta síganla en nuestro Spotify como School Of Rock 01: Rock vs Disco, Nile Rodgers & divas, Esta primera entrega se llama y mi idea es seguir armando episodios tal como lo hace nuestro amigo Ferrari con sus No Tan Random cada semana. ¡Disfruten! ojalá lo pasen tan bien escuchándola como yo armándola.

School Of Rock: Rock vs Disco, Nile Rodgers & divas

Todo parte en Bowie.

En 1979 David Bowie estrenó el disco Lodger, producido Toni Visconti (con quien Bowie hizo muchos discos, incluso el último, Blackstar) y con la colaboración de Brian Eno (genio de la electrónica, productor y músico, fue parte de Roxy Music).

De ese disco es la canción Look Back In Anger que parte con todo, como con un “wow” de entradita. La voz de Bowie es desafiante y rotunda; tiene unas guitarras que emocionan, coros y segundas voces que la hacen muy cercana aunque su sonido sea tan sofisticado (piensa en una canción parecida a esta… no hay).

El disco fue tan original que resultó ser un poco incomprendido, o adelantado, y con el tiempo se fue valorando su importancia, de tan clara influencia en el brit-pop de los 90s, como fue el caso de Oasis (que de hecho tiene una canción llamada Don’t Look Back In Anger) y en muchas canciones de Blur.

Para esas fechas, el rock y el Disco, se volvieron estilos antagónicos. En los early 70s sonaba el hard rock de bandas como Led Zeppelin, Aerosmith, Rolling Stones y The Who, que para mi gusto, eran los mejores. Rockeros pero elegantes, provenían del Mod pero destrozaban instrumentos en el escenario.

Baba O’Riley (1971) es la Bohemian Rhapsody de The Who, porque son como 3 canciones en una. La conocí porque aparece en el soundtrack de Summer Of Sam, una película de Spike Lee.

La ocupó magistralmente en una escena donde arma un montaje donde queda la cagada progresivamente, al ritmo de la intensidad de la canción que se mueve de la poderosa guitarra de Pete Townshend (el primer rockero en romper su guitarra en el escenario, lo hizo en 1964 por primera vez por casualidad y luego quedó como una especie de ritual imitado hasta el día de hoy) hacia una onda catártica medio hindú, medio celta (está inspirada en dos grandes influencias musicales de la banda, Meher Baba y Terry Riley).

Es tan perfecta para transmitir el mood “está quedando la cagá”, que, sin ir más lejos, también la usaron ahora los Duffer Brothers –creadores de Stranger Things– en un tráiler de la próxima temporada de la serie para mostrar el climax de una serie de sucesos acelerados.

En la pugna entre rock y disco, el disco tuvo su reinado, pero el rock sobrevivió. My Sharona de The Knack (en otro episodio hablaremos de las bandas que empiezan con “The”) lideró los rankings de 1979 con su poderosa batería y su coro pegajoso. Años después sería resucitada gloriosamente en Reality Bites, con una inolvidable escena en la que Winona Ryder y sus amigos la bailan en una bomba de bencina.

La canción incluye un larguísimo solo instrumental que habla bien de la paciencia de los auditores que la tuvieron como hit, pensando que hoy en día las canciones evitan hasta las intros por miedo al abandono a los 3 segundos de espera en YouTube.

De todas maneras, el reinado del Disco fue majestuoso, y tuvo divas como Donna Summer, un verdadero ícono responsable de éxitos tan inmensos como I Feel Love (1977). Con las nuevas formas de hacer música de Giorgio Moroder, su productor, quien literalmente inventó el tecno dance, abrieron las puertas al “sonido del futuro” con esta sensual canción de 8 minutos (en su versión 12’) que sonó duro y parejo en las radios de todo el mundo.

Moroder también fue pionero del italo disco, un fascinante género al que debemos hits como Gloria, de Umberto Tozzi y exitosas adaptaciones al español como Este amor ya no se toca de Yuri, cover de Questo amore non si tocca, original del italiano Gianni Bella (1981).

Giovani Giorgio Moroder sigue hasta el día de hoy haciendo música propia y engrandeciendo la de otros, es por eso que fue uno de los invitados por Daft Punk para trabajar en el exitoso disco Random Access Memories (donde hay una canción con su nombre en la que él mismo habla de sus exploraciones musicales), junto a gente tan abacanada como Pharrell Williams y Nile Rodgers, otro importante productor que proviene adivina de dónde… De la música Disco!

Nile Rodgers tiene una guitarra Fender Stratocaster que se llama “hitmaker”, con eso lo digo mas o menos todo. Su intervención como productor ha convertido en éxito a demasiadas canciones, pero sus comienzos fueron en Chic (su banda antes bautizada como The big apple band), campeones de la pista de baile con Le Freak, Good Times y Everybody Dance, canciones que nunca desaparecieron. El año ‘80 el Disco se apagó como una vela al viento, pero el buen Nile tenía muchos hits por crear todavía.

Uno de ellos fue Let’s Dance (1983), de David Bowie, una canción que nunca ha dejado de sonar porque es perfecta para bailar a pesar de su tempo más bien pausado (una cosa rarísima!). Rodgers co-produjo el disco, uno de los más exitosos de la carrera de Bowie, contiene puro filete: Let’s Dance, Modern Love y China Girl (co-escrita con Iggy Pop, una de sus relaciones más simbióticas).

Esos son los súper hits pero el disco tiene otras canciones maravillosas como Cat People –cuya música es de la autoría de nuestro viejo amigo Giorgio Moroder–. Fue usada en la película del mismo nombre en la que Nastassia Kinski se convierte en pantera (si, en serio), y también en Inglorious Basterds de Tarantino, en la escena en que Shoshanna hace arder su propio teatro (“putting out the fire with gasoline”, reza la letra) con Hitler encerrado adentro. Sublime.

Nile Rogers hizo lo suyo en Like a Virgin (1984) de Madonna, el bombazo que marcó el antes y después en la vida de aquella chica de Michigan, Madonna Louise Ciccone, que llegó a Nueva York probando suerte en la danza moderna.

También tuvo que ver en el cuarto disco de Duran Duran. Los británicos ya se habían convertido en un fenómeno del universo Mtv gracias, primero que nada al escándalo del primer video que estrenaron en norteamerica.

Se llamaba Girls On Film y fue considerado muy cochino (salían mujeres piluchas luchando en barro) por lo que fue censurado, cosa que sólo abrió el apetito de los espectadores por saber de qué se trataba, para descubrir después a este quinteto de hombres sofisticados y modernos que se movían entre los géneros synth pop, new wave y new romantic, presentando un nuevo modelo de masculinidad y sex appeal graficado en sus exitosos videoclips que marcaron una era en la Music Television.

Notorious (1986) fue el disco en el que Nile metió mano, y a estas alturas ya deberías reconocer a la “hitmaker” que suena clarito en No-no-notorious.

Ese fue un disco muy exitoso a pesar del momento en que se encontraba la banda, porque fue el primero que grabaron tras un receso en el que el grupo se dividió en dos partes, usando ese “tiempo libre” para crear dos nuevas agrupaciones.

Arcadia fue formada por Simon Le Bon (voz), Nick Rhodes (teclados), Roger Taylor (batería), y por otro lado estaba Power Station, un súper grupo formado por John Taylor (bajista), Andy Taylor (guitarrista); Tony Thompson y Bernard Edwards (ambos ex Chic) y Robert Palmer (Addicted To Love), la estrella consagrada que puso voz a la agrupación cuyo gran aporte fue la súper funky Some Like It Hot.

El 2015 Nile Rogers volvió a colaborar con los británicos en la canción Preassure Off, donde la hermosísima Janelle Monáe fue invitada a colaborar. Los vemos a ambos regios en el video.

John Taylor, el más cool de todos los Duran Duran cuenta que en un carrete se topó con uno de los productores de las películas de James Bond, y patudamente le preguntó cuándo iba a contratar a “alguien decente” para encargarse del tema del 007, y así fue como se adjudicaron A View To A Kill, la 14º película de la franquicia –en esa ocasión, protagonizada por Roger Moore–, convirtiéndose en una de sus más reconocidas canciones, acompañada de un video súper producido –a lo James Bond– situado en la mismísima Torre Eiffel donde todos los músicos son actores y se juran espías (Bon, Simon Le Bon).

Muchos años después, el 2012 se estrenó la 23º película de James Bond, Skyfall, esta vez, con Daniel Craig como protagonista. Fue Adele la encargada de componer e interpretar el tema central, ganando un Oscar por ella.

La canción fue producida por Paul Richard Epworth, quien también produjo y co-escribió Rolling in the Deep, el golazo que la catapultó a niveles estratosféricos gracias a la interpretación de su desgarradora letra y, creo yo también, debido a su sorpresivamente poderosa batería.

“We could’ve had it all / Rolling in the deep / You had my heart inside your hand / But you played it with a beating.” Auch.

Hace un par de años Tony Visconti (aquel productor de Bowie) dijo en una entrevista que era apestoso escuchar la radio y que el 90% de las voces fueran computarizadas, y dijo que Adele tenía buena voz pero que no sabíamos en verdad cuánto había sido manipulada en el estudio. El comentario quedó muy en el olvido porque Adele canta en vivo y es igual de bacán que en el disco y Visconti se retractó, pero lo mejor fue su respuesta cuando le contaron sobre la observación: “Some dickhead tried to say that my voice was not me on record … Dude, suck my dick.” Te queremos Adele.

Pero a la que sí quiere mucho es a Beyonce, la ama fuerte. Partamos porque le dedicó la mayor parte de su speech de agradecimiento cuando ganó el Grammy, le dio las gracias por Lemonade. Ahora, cuando salió Homecoming le agradeció de nuevo diciendo “Cómo siempre sabe cuando la necesito?”

Y es que cuando una dice: “ya, chao, Single Ladies y su video son una genialidad… no hay nadie como ella… le dio el palo al gato… esto es éxito asegurado…” etc, sale con Lemonade, un disco/film armado con los sentimientos que tuvo que recoger del suelo (sí, le compramos todo el cuento) al saber que su marido la había traicionado (ella te perdonó pero nosotras no, por cierto) y arma esta obra de arte hilada como un todo mostrando su vulnerabilidad pero nunca perdiendo la dignidad para salir airosa y más poderosa que antes.

En Lemonade la vemos en la compañía de amigas “piola” como Serena Williams sentada en un trono o quebrando autos con un bat de béisbol mientras canta Hold Up y viste un vestido Cavalli color mostaza, que no es solo un sueño de vestido, sino que fue usado como una referencia a la diosa africana Oshun, una deidad sanadora que da vida y prosperidad. Nada acá es al azar.

Y cuando, de nuevo, uno cree que no se puede superar, hace un show demasiado espectacular en Coachella, rebautiza al festival como Bey-chella y le rinde homenaje a las bandas y porristas de la cultura afroamericana.

Pero ahí no para. Después hizo un documental y lo subió a Netflix, dejando la cagada de nuevo con tanta perfección. Verlo todos los días es un buen ejercicio, te aseguro que, al menos, saldrás a la calle caminando con la frente en alto, acaso imaginando que un ventilador mantiene tu pelo al viento mientras caminas a la micro.