Por @quena
Lo estábamos esperando hace rato. St. Vincent es sí o sí santa de nuestra devoción y las expectativas para All Born Screaming estaban altas, aunque no supiéramos exactamente qué esperar.
Los adelantos Broken Man y Flea sugerían que el nuevo disco venía cargado al rock con un toque industrial; pero todo podía pasar viniendo de una artista tan versátil, tan innovadora y tan llevada a sus ideas como Annie Clark. Y así fue. En efecto, este disco no tiene ninguna intención de que lo encasillen en un solo estilo, porque viene con un poco de todo.
All Born Screaming también viene con un nuevo grupo de amigos: En él participan el piérdete una de Dave Grohl (lo decimos con cariño, obvio), la genia Cate Le Bon (a quien Annie ha llamado su favorita de la música actual y la que la salvó del rap-rock ¿?), la baterista de Warpaint Stella Mogzawa, y Justin Meldal-Johnsen, bajista y colaborador histórico de Beck, Nine Inch Nails, y que desde la promoción de Daddy’s Home (2021) se ha convertido en un fiel acompañante de la artista.
Para los nombres más desconocidos –como Rachel Eckroth, Josh Freese, Mark Guiliana y David Ralicke– basta una googleada express para darse cuenta de que fueron elegidos con pinzas.
Lo que más se ha repetido en las reseñas es que acá Annie Clark vuelve a su esencia. No es que alguna vez la haya perdido, pero se entiende el punto. Este es el primer álbum en que ella sola se hace cargo de la producción y quizás por eso es que vuelve a sonar más parecido a lo que hacía en sus tres primeros discos, o sea antes de convertirse en la mega estrella indie (si es que existe tal cosa) que arrasa en los Grammy, que escribe canciones para las más grandes del mainstream –un tema de Taylor Swift y otro de Olivia Rodrigo están firmados por ella–, y que se terminó convertida casi que en una actriz de método que vive y respira y se ajusta al personaje que se inventa para cada disco. Pero justo en este, en All Born Screaming, ese personaje parece ser más como la Annie de la vida real. Similar, pero no exactamente la misma que era entre Marry Me (2007) y Strange Mercy (2011), porque en 13 años –como todo el mundo–, Annie ha crecido y cambiado, y –como solo algunos–, ha visto el éxito desde distintos ángulos. Es la misma, pero con otras experiencias y por lo que podemos intuir, también con otras expectativas. Lo dice textual en la canción So Many Planets: “I have to visit so many planets before I find my own” (Tengo que visitar demasiado planetas antes de encontrar el mío). 🪐🪐🪐
