por @patyleiva, foto sacada al libro”Educación Tipográfica” de Francisco Gálvez
Hoy me entero de que el tipógrafo suizo Adrian Frutiger ha muerto a los 87 años. No podemos dejar pasar esta fecha sin recordar y celebrar su obra, especialmente la tipografía Univers y la Frutiger. Esas dos tipografías están presentes en infinidad de marcas, espacios públicos, libros y revistas desde su creación a mediados del siglo XX.
En 1957 diseñó la Univers, una de las familias tipográficas más completas jamás creadas, innovadora en su nomenclatura numerada, para distinguir los distintos pesos, anchos y formas de la letra. No puedo imaginar el nivel de concentración y detalle que puede haber significado diseñar cada uno de esos caracteres, uno a uno, y pensar en su relación entre letras y palabras, en la textura de las interlíneas pensándolas en una página entera o su disposición en un título de gran cuerpo.
¿Se han fijado que a veces uno encuentra una tipografía “chora” pero: no tiene acentos, cremillas, comillas, signos de exclamación ni mucho menos versión cursiva, bold y light? Muchas veces no tienen lo mínimo para redactar un texto simple. Bueno, pues estos próceres –como Adrian Frutiger– de una de las disciplinas más fascinantes y complejas del diseño gráfico, pensaron en todas las posibilidades, porque, imagino, odiarían una fuente incompleta (y porque simplemente no podrían hacer algo a medias).
La muerte de Adrian Frutiger me apena especialmente porque es parte importante de una generación que marcó la diferencia en algo que ocupamos tan cotidianamente que no nos damos cuenta, y con él muere también un poco más el oficio de tipógrafo, de constructor de letras.
Abajo dejo una pequeño video sobre su trabajo, el doblaje no está muy bonito, pero da una idea de lo que este gran hombre fue y de el legado que nos dejó. Descansa en paz, Adrian Frutiger, y gracias por compartir tu universo.