Cleo

Entrevista a María Elvira Reymond, directora de la película Días de Cleo

El largometraje, Selección Oficial de FICValdivia 2015, ya está en cartelera del circuito alternativo de cines y Zancada habló con ella sobre el cine chileno y sus inspiraciones:

Cleo
por P&A
“¿Qué harías si tu vida se ve interrumpida por un hecho enigmático y sin explicación?”. Bajo esa premisa comienza Días de Cleo, ópera prima de la directora María Elvira Reymond. El largometraje, Selección Oficial de FICValdivia 2015, ya está en cartelera del circuito alternativo de cines y Zancada habló con ella sobre el cine chileno y sus inspiraciones:

¿Cómo crees que se están representando a las mujeres en el cine nacional?
Me parece que han surgido en los últimos años personajes femeninos con la fortaleza dramática para poder movilizar todo un mundo con ellas y eso me parece inspirador. Sin embargo, creo que queda mucho por hacer, como en todos los ámbitos de la sociedad, y debemos seguir trabajando para alcanzar la igualdad.

¿Cuál es tu visión del panorama de cine chileno actual?
Tengo la sensación de que cada vez hay más gente haciendo películas, o atreviéndose a dar el paso para llevar a cabo sus proyectos. Creo que tiene que ver con que los medios para hacer cine están más al alcance de las producciones pequeñas; no hace falta ser una eminencia del mundo del cine para poder armar un proyecto y hacer una campaña para recaudar fondos. Las ventanas de difusión se han democratizado, la gente le teme menos a la autogestión. Tengo la impresión de que está pasando lo mismo en la industria del cine que lo que está pasando en otros sectores; cada vez más, se está prescindiendo de la gran empresa y del intermediario, para acceder de manera más directa a lo que uno busca. Las redes sociales permiten ponerse en contacto con gente, encontrar personas con intereses afines, armar equipos, darse a conocer y difundir proyectos.

¿Alguna mujer que admires en el mundo del cine?
Esta es una pregunta difícil, porque hay muchas. Maya Deren, no solo por su cine experimental, surrealista, explorador de la subjetividad femenina, sino también por lo multifacética que fue dentro del medio artístico. Maya Deren era también bailarina y poeta, y actuaba, escribía y editaba sus propias películas. También era la distribuidora de sus obras, y promovía un cine hecho a mano, con los recursos que estuvieran disponibles. Me encanta por eso, y me siento muy acompañada por la imagen de ella en esta cruzada que es llevar adelante los propios proyectos, y al mismo tiempo llevarse a una misma adelante. Las mujeres somos múltiples y cíclicas, tenemos muchos aspectos y a veces sufrimos en la idea -socialmente impuesta y errónea- de que hay que ser una sola cosa, o que deberíamos estar quietas, ser constantes y consecuentes. Creo que esto está cambiando y que estamos despertando a la naturaleza real de lo que somos, aceptándonos y abrazándonos en esa multiplicidad que nos compone y nos vuelve hermosamente complejas. Maya Deren se desempeñó en distintas áreas y usó diferentes formas para expresar sus ideas y plasmar su mundo interno. Su trabajo es al mismo tiempo muy intuitivo y muy intelectual; trabajó con arquetipos y estudió la religión vudú, apuntó todo hacia un mismo lugar y fue trenzando sus intereses, con sus motivaciones, con sus capacidades, con sus impulsos. Así como Maya Deren hay muchas mujeres bacanea, de distintas épocas, en el cine, en la música, en las letras, en la astronomía y en todos los demás lugares.

¿Cuál fue la última película que te voló la cabeza?
Dos películas me han marcado e inspirado mucho este último año. La primera es Under the Skin, del director estadounidense Jonathan Glazer, que es una película de ciencia ficción muy íntima y mínima, muy bien hecha con poco presupuesto. Me gusta porque explora de manera muy elegante pero sin pretensiones el fenómeno de existir en la tierra con un cuerpo humano. Me gustan las decisiones estéticas de la película, y cómo estas dialogan con el contenido temático: el uso del color, por ejemplo, y la sobreposición de imágenes; todo acompaña a la protagonista en su viaje emocional. Otra película que no se va de mi cabeza es A Field in England, del inglés Ben Wheatley. Por su contenido críptico-enigmático y sus varias capas. Es compleja a pesar de lo simple que parece a nivel de producción, y eso denota un guion muy bien cuidado. Los personajes están bien armados, el montaje es muy hermoso y la música es un personaje más, y eso me encanta.

¿Qué inquietudes crees que generará Días de Cleo en los espectadores?
Días de Cleo tiene mucho de misterio, detalles que invitan a observar e interpretar. Creo que las inquietudes van por ahí; no es una película que lo deja todo al descubierto, sino que exige una atenta observación, acompañada de un dejarse llevar.

¿Cuál fue tu inclinación por hacer una película de género?
La verdad es que no lo planifiqué así en un principio. Yo partí desde una anécdota que podría haberme llevado a escribir una película de terror, cosa que no hice por respeto y miedo (aunque es un desafío que me parece entretenido y me da mucha curiosidad). Días de Cleo tiene algo de suspenso, pero es más bien atmosférico que estructural. No tiene estructura de película de género, pero sí deja esa sensación. Las reacciones frente a Días de Cleo son muy diversas. Hay momentos que pueden causar miedo, y momentos de humor negro que hacen reír. Creo que es una película que es percibida e interpretada muy desde el lugar y el momento que está transitando cada espectador.

¿Cómo partió la idea de esta historia?
Una amiga iba por la calle con su perra y un tipo quiso venderle agua bendita para que la bautizara, y así evitar que fuera poseída por demonios. Esto de los demonios yo lo eliminé, pero me quedé con la anécdota del agua bendita como herramienta para limpiar, purificar o directamente eliminar algo que puede estar malo. A partir de esto armé el universo de Cleo, y la serie de pequeños sucesos que le ocurren luego de este encuentro.