por Mariana y punto
No soy una persona que se caracteriza por comer ensaladas, y menos fuera de mi casa porque me aburre que sean pura lechuga. Pero cuando voy a almorzar a Olimpia, incluso con su amplia oferta de pizzas, lo que me ha conquistado han sido sus ensaladas.
En la nueva carta, mi obsesión ensaladística empezó con la de mote con camarón (ya haré un post dedicado especialmente a mi nuevo amor por el mote) y luego siguió cuando imité a la Paty en su elección de siempre: la ensalada de pulpo.
El pulpo ha sido un sabor adquirido: hasta hace no mucho tiempo me daba nervio su textura y aprendí que el pulpo tiene que estar muy bien hecho para ser rico, y afortunadamente el que está en la ensalada de pulpo del Olimpia es abundante y muy bueno.
Además esa ensalada tiene una papas cortadas muy delgadas (crujientes), palta, tomates cherry y lechuga en cantidad razonable.
