Por Quena Pérez de Arce
Advierto que no vengo aquí a escribir nada emotivo (ya voy a explicar por qué), pero cuando me dan la oportunidad de homenajear a Patti Smith la mujer más grandiosa sobre la faz de la tierra, tengo que decir que sí, aunque sea con un humilde compilado de sus mejores momentos.
Pero este compilado no es de sus actuaciones en vivo ni de sus frases más inteligentes. Es un recuento de las veces en que más fuerte me ha hecho llorar. Si alguien anda sensible o es de lágrima fácil como una, le recomiendo buscar pañuelitos antes de hacer click en cualquiera de los siguientes links.
1. La primera vez que la vi
Michael Stipe de R.E.M fue uno de los amigos que ayudaron a Patti a salir de la depresión después de haber perdido a su marido, su mejor amigo, su hermano y a su tecladista en muy poco tiempo. Patti Smith llevaba casi 15 años retirada de la música y dedicada a la vida familiar, y si no es porque entre Allen Ginsberg, Bob Dylan y Michael Stipe la convencieron de volver a la música, quizás no la veíamos nunca más.
Una de las primeras cosas que pasó en este regreso fue que puso su voz en E-Bow the Letter, la canción de R.E.M. gracias a la cual Patti se me cruzó por primera vez, dejándome con un basural completo en el ojo.
2. Este cover que le hicieron en una premiación
No sé cómo será la música de las First Aid Kit. No las conozco para nada, pero como fan obsesiva de todo lo que tenga que ver con R.E.M. y Patti Smith, me han sorprendido con dos covers de alto impacto. De R.E.M. hicieron una versión hermosa de Walk Unafraid (que hasta tocaron con Peter Buck), y cuando a Patti le dieron el Polar Prize, estas dos niñas la dejaron literalmente llorando con su versión de Dancing Barefoot. Y bueno, si Patti llora, automáticamente lloro también yo.
(Si quieren pasar directo a las lágrimas, recomiendo ver desde el 2:53).
3. Verla en vivo
Esto ha pasado dos veces. La primera fue en un concierto muy chico en el que iba intercalando canciones con historias de su vida y lecturas de partes de sus libros, acompañada de su banda en formato acústico, sus hijos, un sofá de su casa y la guitarra de su marido Fred. Un puro llanterío.
La segunda fue cuando tocó en Chile exactamente un mes después del estallido. Si esa catarsis colectiva no dejó a alguien con los ojos secos de tanto llorar, qué quieren que les diga: no tienen alma.
(Ese pañuelo rojo que se amarra en la mano, tiene el dibujo del perro Matapacos <3).
4. El Nobel de Dylan.
Ver en tiempo real cómo a Patti se le olvidaba la letra de A Hard Rain’s A-Gonna Fall en un homenaje tan solemne y frente a los ojos de todo el mundo, creo que me hizo entender lo que sienten las personas que ven a su equipo de fútbol perdiendo en una final. Pero después Patti repunta, y se siente el alivio en su cara y en la del público cuando al fin termina la canción.
(Ceremonia Nobel 2016).
Esto pasó hace justo 5 años, pocos días antes de cumplir 70. Patti usó el New Yorker para dar sus explicaciones: Simplemente estaba nerviosa y como todos nosotros, es un ser humano con fallas y con miedos. LLORO.
5. Cuando se murió Lou Reed.
Obviamente, cuando Lewis Allan Reed dejó este mundo se me partió el corazón, pero lo que peor me dejó fue el texto que escribió escribió Patti, otra vez en el New Yorker. Porque el tiempo pasa demasiado rápido y hoy Patti Smith está cumpliendo 75 años. Y aunque sigue muy activa y no parece que tenga intenciones de parar, no puedo dejar de pensar que algún día también se va a morir, y que el día en que eso pase, nadie va a tener palabras tan lindas para despedirla como las que ella es capaz de articular.
Claramente, la persona que esté a la altura no voy a ser yo. A Bob Dylan no le gusta hablar. Lou Reed, Sam Shepard, William Burroughs y Allen Ginsberg ya no están, y cada vez son menos los genios amigos de Patti que van quedando.
Michael Stipe, a ti te estoy hablando: Empieza a practicar.