“Art”, cuando el arte habla sobre el arte y algo más

Entre acalorados diálogos, e incluso música rockera, vuelve "Art" a la cartelera en su renovada versión 2023.

Por Jocelyn Jara

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Muchos la han catalogado como la “obra cumbre francesa”, y no es para menos, pues “Art” te invita a reflexionar no sólo sobre el arte en sí, sino que en realidad hace que te cuestiones las relaciones humanas que has hecho durante toda tu vida.

De eso se trata esta obra escrita en 1994 por la dramaturga francesa, Yasmina Reza, quien indicó en el guion que debían participar tres hombres en escena. Así se ha hecho en gran parte del mundo, y en Chile no ha sido la excepción, ya que se ha montado en tres ocasiones. En 1999 se estrenó en el Teatro UC, con actores de la talla de Willy Semler, Cristián Campos y Alberto Vega en el elenco. Luego, en 2011, tuvo lugar en el Teatro San Ginés, siendo dirigida por el recordado Edgardo Bruna, y con la actuación de Andrés Velasco, Nicolás Saavedra y Juan Pablo Sáez.

Esta vez se estrenó en el Teatro Zoco, y está en cartelera desde ayer 4 de noviembre, hasta el 17 de diciembre y con un elenco imperdible. Mario Horton, César Sepúlveda y Elvis Fuentes, bajo la dirección de Rodrigo Soto, encarnan a tres amigos que tras la compra de un cuadro blanco -pintura que hace una clara referencia a “Blanco sobre blanco” del legendario artista Kazimir Malévich (1879-1935)- terminan en una acalorada discusión entre ellos.

Sergio (César Sepúlveda) es quien adquiere el lienzo, lo que genera una exagerada molestia en Marco (Mario Horton), y que a su vez pone en aprietos a Iván (Elvis Fuentes), quien en realidad se siente al margen de un debate tan “surrealista” como él mismo lo llama. A raíz de esta situación, poco a poco los personajes irán recordando momentos de su amistad que pondrán en duda qué tan sólida es, y si realmente siguen teniendo cosas en común.

Lo que parecía ser la discusión típica del arte contemporáneo sobre qué es el mismo arte, termina casi por destruir el lazo de estos tres hombres, y por otro lado, llevando al público por una montaña rusa de emociones que van desde la incomodidad de escuchar una conversación que en apariencia podría ser absurda, pasando por la risa desenfrenada, hasta llegar a la angustia por el diálogo tan dramático que se produce entre ellos.

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Zancada tuvo la oportunidad de conversar sobre “Art” con uno de sus protagonistas, el destacado actor Mario Horton, quien cuenta con una larga trayectoria tanto en teleseries, como en cine, teatro y en series, como la recientemente galardonada por PRODU, “Cromosoma 21”.

Tras la función, el otrora Gabriel de la exitosa serie “Los 80”, entre muchos otros incónicos personajes -mención especial para Carlitos de “Yo soy Lorenzo”- nos recibía con una actitud y un look muy relajado, luego de haber estado en la piel de Marco, el soberbio protagonista de “Art”.

En términos generales, podemos decir que esta es una obra que habla del arte, y que a su vez cuestiona qué es el arte. ¿Por qué crees que la autora quiso incluir ese juego discursivo en la trama?

Pienso que utiliza ese dispositivo como una metáfora para hablar sobre el sentido de la vida. La excusa de discutir sobre el cuadro en la obra en el fondo está ahí para que discutamos sobre el sentido de la vida, las relaciones humanas, la amistad, la torpeza masculina, y las dificultades de expresar emocionalmente lo que nos pasa entre amigos hombres. El arte es una buena excusa para abrir una discusión.

El sentido de este cuadro blanco empieza a alimentar una pugna entre los personajes, que van hablando al final sobre el sentido de lo que significa ser amigos. Entonces yo creo que está puesto ahí no para que terminemos reflexionando sobre el arte en sí mismo, sino como una excusa para que terminemos reflexionando sobre las relaciones humanas.

-Con este guiño claramente a Malévich con su cuadro “Blanco sobre blanco”.

-Sí, sí.

Esto se remonta también a los cuestionamientos de artistas como Marcel Duchamp o Andy Warhol, que a través de su trabajo se preguntaban qué es el arte. ¿Podemos establecer un paralelo entre, por ejemplo, las Cajas de brillo o los ready-mades con el cuadro blanco que está presente en esta obra?

Absolutamente. Pienso que toda la escena francesa de los años 90, o de la segunda mitad del siglo XX, levantaron enormes preguntas en torno a lo absurdo que tiene también, desde algún punto de vista, el arte.

La significación que uno le asigna a los objetos de arte es tan subjetiva, y de repente, algo que a todas luces parece absurdo para el sentido común, cobra un valor artístico y económico enorme. Y claro, en Europa en la segunda mitad del siglo XX hicieron un cuestionamiento súper exhaustivo de esa idea, llegando a cuestiones bastante irrisorias y absurdas, como el ready-made que tú mencionabas, pero que tiene un sentido profundo de cuestionamiento, de poner en jaque aquello que nosotros valoramos. Al final son convenciones que construimos entre todos.

La obra ineludiblemente está en ese línea también, y por eso yo creo que es el clásico contemporáneo que es, porque expresa una pregunta que todos nos hemos hecho, y la abre hacia una cuestión más humana y más personal.

¿Cuál es el desafío que tienen los actores al tratar de transmitir al público temas que pueden ser un poco elitistas como es el arte, que no es del todo accesible para todos, y que el público general logre entenderlo a través de esta especie de tragicomedia que se da en la obra?

Ese es justamente el desafío: poder abordar esos temas de una manera digerible para todos los espectadores. No se nos hace tan díficil porque la obra está muy bien escrita en ese sentido. Esa es una tarea que ya hizo la autora al escribirla, y la escribió con una inteligencia muy mordaz.

Entonces, nos enfrentamos a una discusión que aparentemente es sobre cuestiones elevadas, pero que uno al poco andar se da cuenta que es sobre cuestiones muy mundanas, y que nos pasan a todos, y que en el fondo, este dispositivo del cuadro blanco funciona como gatillante de una discusión que podría ser a pito de otra cosa también. Podrían estar discutiendo porque se compró un Ferrari carísimo, o invirtió en una casa absurdamente grande, o lo que sea. Todo aquello que los seres humanos significamos en cierto valor, y que cuando uno lo mira con cierta distancia, no lo tiene. Eso empieza a desnudar una crisis en la amistad de ellos.

El desafío es encarnar eso con verdad obviamente, como todos los procesos en los que uno se mete, pero también tiene el desafío de nosotros actuar el drama para que el público vea la comedia. Desde adentro de la escena no se vive como una comedia, esto es una situación dramática, una situación de devastación de una amistad muy larga, de límite, de mucho dolor, de mucha soledad, y de mucha fisura, pero llevada a un extremo tan absurdo, que el público termina completando la comedia. El desafío yo creo que también tiene que ver con eso, con cuidar esa capa que la obra tiene de desgarradora, para que la comedia aparezca desde otro lugar.

En ese sentido también, a propósito de la autora, Yasmina Reza, ella quiso poner deliberada e intensionadamente sólo hombres en el escenario como personajes, haciendo obviamente un guiño feminista, pero en el sentido inverso y quizás irónico. ¿Cómo podríamos interpretar esta decisión de la dramaturga?

 A Yasmina Reza se le ha catalogado como a la autora que fue capaz de diseccionar a los hombres, de sacarles la radiografía. No solamente en esta obra, sino que también, por ejemplo, en “Un dios salvaje”, que son dos parejas, y hay una crítica mordaz a las relaciones de los hombres con las mujeres.

Es una autora que ha estado mirando el tema del género, desde un lugar quizás no militante, no es una mujer a la que se le catalogue como una líder feminista, pero ha estado hablando de esos temas y pensándolos desde hace mucho rato. Y tiene una mirada muy aguda y muy precisa de cómo nos relacionamos entre hombres. Por eso yo creo que la obra cobra un valor fuerte hoy, con toda la ola del feminismo actual, poner a tres hombres en escena desnudando sus patetismos, cobra un valor interesante que la revitaliza y que permite que siga en escena en todo el mundo.

Esta obra se está montando siempre, está traducida en más de 50 idiomas, la han montado en todas partes, por aquí y por allá está en cartelera, porque tiene un valor que trasciende los momentos y trasciende las épocas.

Finalmente, el actor tras el padre Reynaldo, se refirió a su regreso a la televisión y su participación en importantes series y películas en el último tiempo. “Estuve un rato alejado de las teleseries por opción personal, quería privilegiar otros proyectos, y tuve la oportunidad de hacer varias series como ‘Cromosoma 21′, después ‘Los Mil días de Allende’, y también un par más que se van a estrenar. Una en Amazon, que se llama ‘Vencer o morir‘, y otra en Netflix, ‘Baby Bandito‘. También estuve en ‘La contadora de películas’, que es un film que se va a estrenar pronto”, anunció.

“Estuve metido en otro tipo de proyectos que no había podido hacer por estar ininterrumpidamente haciendo teleseries. Pero ahora volví con un proyecto en Mega, del cual no puedo contar”, comentó sonriendo.

“Pero vamos a empezar pronto, en un par de semanas más a grabar una teleserie con un elenco bien interesante. Han aparecido un par de cosas: volvimos con Mariana di Girólamo a coprotagonizar, después de varios años de ‘Perdona nuestros pecados‘, y eso ha generado harta atención. Está bonito eso, está interesante que a uno lo sigan y miren su trabajo. Así que ahí vamos a estar grabando a partir de un par de semanas más”, cerró Horton.

“Art” de Yasmina Reza estará en cartelera en Teatro Zoco hasta el 17 de diciembre, de jueves a sábado a las 20:00 horas y los domingos a las 19:00. Las entradas se pueden adquirir a través de Punto Ticket.

Fotos: Daniel Corvillón