Interpol y las ansias de verlos en Chile

Por Jocelyn Jara

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Los chicos de Interpol anunciaron dos conciertos en Chile para el mes de mayo, el 30 en el Teatro Municipal de Viña del Mar, y el 31 en el Teatro Caupolicán. En esos shows estarán tocando sus discos más aclamados: Turn on the Bright Lights y Antics.

Es por eso que queremos honrar a este grupo neoyorquino con una serie de textos que nacen del gusto por su música, y de todas las sensaciones que nos despiertan esas canciones que nos entregan una atmósfera única.

El nacimiento de Interpol

Interpol es un grupo de rock fundado en el año 1997 en Nueva York, por el guitarrista Daniel Kessler, el bajista Carlos Dengler, el vocalista Paul Banks y el baterista Greg Drudy, quien dejaría la banda años más tarde, dando paso al actual baterista Sam Fogarino.

Concretamente, Daniel Kessler, Carlos Dengler y Greg Drudy se conocieron durante su paso por la Universidad de Nueva York, donde se dieron cuenta que compartían ciertos gustos musicales, lo cual luego derivó en la idea de formar una banda. Al notar que les hacía falta otro integrante, Kessler recordó que había conocido a Paul Banks en París, ya que habían sido compañeros en un curso de francés. Más adelante, descubrirían que ese chico tenía una voz digna para el grupo y terminaría siendo el cantante de Interpol hasta la actualidad.

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NETHERLANDS – JULY 07: Photo of INTERPOL; 07-07-2004/INTERPOL/HOTEL ARENA/AMSTERDAM (Photo by Peter Pakvis/Redferns)

Cuando Drudy deja la banda en el año 2000, Daniel contacta a otro amigo: Sam Fogarino, quien trabajaba en una tienda de discos y también había participado en algunas agrupaciones de la escena underground de la ciudad. Así fue como quedó conformada la banda tal y como la recuerdan sus más fieles seguidores, hasta antes de la salida de Dengler.

Sus tendencias, influencias y trayectoria

Para muchos, Interpol es considerada una banda post-punk revival, debido a que se dice que toma elementos del post-punk, especialmente del grupo Joy Division, lo cual ha sido negado en varias oportunidades por los mismos integrantes del cuarteto y ahora trío. La comparación con la banda del fallecido Ian Curtis, se da por el parecido que existe entre la voz de éste y de Paul Banks y ciertas similitudes en su sonido. Sin embargo, el mismo vocalista de Interpol ha comentado que Joy Division no está entre sus influencias musicales, y que más bien su inspiración vino de la mano de Nirvana y otras agrupaciones como Pixies.

Por otro lado, se tiene también en cuenta que Interpol ha trabajado a lo largo de casi toda su carrera bajo el sello discográfico Matador Records, compañía que se considera una de las más importantes dentro del circuito indie, por lo cual se les ha calificado con dicha etiqueta.

Una característica muy propia de estos músicos son sus letras oscuras que narran historias tormentosas de amor, sexo, depresión y referencias literarias, pero de una forma metafórica y acompañadas de un sonido sobrio y melancólico, que se tiñe además de guitarras limpias en ocasiones y en otras, un tanto distorsionadas que rememoran lo mejor del repertorio de Nirvana. Otro aspecto que distingue a esta agrupación neoyorquina es la pulcritud y elegancia de la estética en la cual se presentan en sus conciertos, donde aparecen con trajes negros y corbatas, dando así un solemne toque a su imagen, lo cual se replica en varias de las portadas de sus discos.

Turn On The Bright Lights, el primer disco de este grupo se lanzó en 2002, y gracias a su sonido oscuro es considerado uno de los mejores álbumes de la década. Luego lanzarían otros materiales exitosos como Antics (2004) y Our Love To Admire (2007). Lamentablemente, su bajista abandona la banda luego de las grabaciones de su siguiente título homónimo. No obstante, Interpol decidió seguir su camino y continuar como un trío, con Paul Banks haciéndose cargo del bajo en estudio, y presentándose en vivo con bajistas que no integran la banda oficialmente.

En 2010 lanzan su álbum homónimo, para luego en 2014 lanzar el disco El Pintor y estrenar su último trabajo discográfico llamado Marauder en 2018. Al año siguiente lanzarían un EP titulado A Fine Mess.

Actualmente se encuentran trabajando en el que será su séptimo disco, el cual ha generado grandes expectativas en todos sus fanáticos a lo largo del mundo, y que posiblemente verá la luz en 2022, donde también se presentarán en vivo por Europa y México, luego de dar su último concierto a fines de 2019 y estar sin actividad a causa de la pandemia del COVID-19.

¿Por qué amar a Interpol?

Para mí, Interpol es de esas bandas que siempre amaste pero que no descubriste hasta bien entrada la adultez. De esas bandas que su sonido te recuerda a muchas cosas que quizá nunca viviste, pero que aun así te traen sensaciones muy familiares.

Descubrí a este maravilloso grupo casi sin darme cuenta, pues por esos días pandémicos de un Santiago en cuarentena, me encontraba muy obsesionada con su banda hermana, Franz Ferdinand, quienes curiosamente teloneaban a Paul Banks y los suyos por allá en los inicios del 2000.

Escuchar a Franz Ferdinand y sus alegres y bailables canciones, para mí era el rito de evadir un gran dolor que se arrastraba desde principios del 2019, una pérdida familiar que hasta ahora ha tatuado de negro mi alma.

Me centré en entrar mucho más en su música, pero también en su historia, por lo que me dediqué a buscar libros que hablaran de ellos. Así fue como di con Nos vemos en el baño, de la periodista musical estadounidense Lizzy Goodman. Con su lectura pude adentrarme más en lo que se llamó el nuevo rock indie de la década del 2000, conociendo así a nuevas bandas que pudieran ayudar a intentar llenar un poco ese vacío que me atormentaba y que trataba de sanar a través de la música. Fue entonces cuando un nombre me pareció conocido: Interpol. Lo había escuchado mencionar varias veces, pero también había sabido de su existencia, porque habían salido de gira con Franz Ferdinand durante los últimos meses de 2019.

Leyendo sobre estos cuatro chicos intelectuales y elegantes de Nueva York, sentí mucha curiosidad por escuchar sus canciones, por lo que decidí llegar a sus discos. La primera escucha fue un tanto decepcionante, pero no porque los considerara malos, sino porque eran totalmente opuestos a los ritmos optimistas por los que se caracteriza Franz Ferdinand. Más bien se trataba de un sonido muy lúgubre y a ratos agobiante. O eso sentí en ese momento.

La segunda vez que intenté encantarme con su sonido, fue cuando me puse a mirar en Youtube sus videoclips. Y fue con “Slow hands” que empecé a interesarme más por su música. Ese video editado en cámara lenta con un ritmo más rápido, más los movimientos de cada uno de sus integrantes a lo largo del video, en especial del guitarrista Daniel Kessler, quien siempre se ha caracterizado por sus “pasos de baile”, como los llaman sus fanáticos, me atrapó de tal forma, que meses después me encontraría obsesionada por ellos. Creo que ese fue el punto de partida para ese amor que nacería por esta banda que jamás pensé en descubrir y menos, en querer tanto.

Ya las demás veces que escuché el disco Turn On The Bright Lights, pude apreciarlo de mejor manera y por qué no decirlo, refugiarme en sus oscuras letras, donde ya no había espacio para evadir los problemas y tristezas, sino que ya era hora de enfrentarlos, y qué mejor que por medio de la música.

Todo esto, es lo que me llama a escribir sobre Interpol, una banda que ha pasado por varias etapas y que ha podido salir de difíciles obstáculos por los que ha tenido que pasar, pero que sigue al pie del cañón creando buena música, que como dice Daniel Kessler, no te gusta desde el primer momento en que la escuchas, sino que debes escucharla varias veces para ir enamorándote de su sonido.

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¿Qué se dirá de Interpol?

Considerando el vínculo emocional que se ha ido desarrollando en mí a partir del fanatismo que siento por esta banda, es que he decidido que la forma de escritura que voy a proponer es la de intentar hacer una crónica de algunos de mis conciertos favoritos de Interpol a partir del visionado de éste. Sin embargo, no se tratará de un simple review, sino que más bien será un híbrido entre una reseña/crónica y lo que me hace sentir determinadas canciones o momentos del show, aludiendo así a las sensaciones que me provocan y los recuerdos que se evocan en mi mente. El enfoque entonces será el de centrarse en dichos conciertos, y a su vez, que los potenciales lectores y lectoras, puedan reproducirlo y leer el texto, para que las palabras den un sentido a lo audiovisual.

Más adelante estaremos compartiendo estos reviews de los shows más memorables que ha dado Interpol en su historia.