Liam Gallagher

Liam Gallagher: La fierecilla domada

Noel ya se ha instalado como una suerte de pensador. A eso hay que sumarle su fructífera carrera solista, donde ha crecido notablemente como compositor e intérprete, dando a entender que no pretende seguir anclado en el pasado. Liam en cambio, es el pasado.

Liam Gallagher
por Lucas Rodriguez Schwarzenberg
Puteando a su hermano. O a Bono, o a los Foo Fighters, o incluso contra el mar. Pero siempre alegando contra algo, dejando en claro que es el (autodeclarado) lobo estepario por excelencia. Esa suele ser la actividad en la que más se ve a Liam Gallagher, al menos desde el 2014.

Ese fue el año en que se quedó sin pega: Beady Eye, su banda salvavidas post Oasis, llegó a su fin después de dos buenos pero poco destacables discos. Lo siguieron tres años de andar perdido por la selva. Un ruidoso divorcio ocupó gran parte de su tiempo, dejando a su marca de ropa —Pretty Green— como su única distracción.

Había pasado demasiado poco tiempo desde los años en que “Wonderwall” sonaba en cada esquina como para que el más joven de los Gallagher pasara a la lista de los desaparecidos. Pero estuvo cerca. Un comentario hecho hace un par de meses por su hermano Noel pareció la sentencia definitiva “Nobody gives a fuck what Liam thinks anymore”.

Con entrevistas en los medios británicos donde responde a las más diversas inquietudes —música, futbol, sociedad, el sentido de la vida, etc.—, Noel ya se ha instalado como una suerte de pensador. A eso hay que sumarle su fructífera carrera solista, donde ha crecido notablemente como compositor e intérprete, dando a entender que no pretende seguir anclado en el pasado.

Liam en cambio, es el pasado. Y ahora convirtió este modo de vida en su primer disco solista, “As you were”, cuyo título lo dice todo. Todas las canciones del disco podrían encontrarse en alguno de los de la 2da etapa de Oasis. Coros épicos, letras optimistas y poco elaboradas, melodías inolvidables… la única diferencia es que ahora es el hermano menor, el que se paraba con lentes oscuros a desacreditar los proyectos de Damon Albarn pero que apenas interfería en la gestación de sus propios discos, el que está a cargo de todo.

Algunas canciones ya circulaban como singles: “Wall of glass”, “For what it’s worth”, “Chinatown” y “Greedy soul”. Las dos primeras son de lo mejor del disco, además de muestras claras de los principales estados anímicos que lo recorren: arrogancia y perdón. “I get by” y “When i’m in need” siguen esta misma dualidad, pero es en “Bold” donde se unen: una balada más oscura, reflexiva, indicativa de que quizás el adolescente eterno ha crecido un poco. Que la letra mencione el segundo disco de su hermano (“Chasing Yesterday”) no es coincidencia.

A pesar de que ha dicho en entrevistas que pretende tomárselo con calma (“un disco a la vez”), lo activo que ha estado, tocando y promocionando su nuevo material en todos lados, indica que Liam Gallagher quiere volver a instalarse en el mainstream del pop/rock. La prueba más clara de esto es la limpísima producción que recorre a “As you were”. Claramente pensada para dejarle la mayor cantidad de protagonismo a la voz de su intérprete (la que ha perdido bastante fuerza con el paso de los años), esta funciona muy bien para las baladas, pero traiciona un poco los temas más rápidos; especialmente si se supone que Liam era el hermano rockero. Un tema tan agresivo y confianzudo como “Greedy soul” habría destacado mucho más con un nivel de ruido y suciedad reminiscente a la época de “Definitely Maybe”.

Por esto es que a pesar de ser un buen disco, “As you were” también puede leerse como una declaración de intenciones, o incluso, una rendición. Liam seguirá siendo deslenguado e irreverente, pero está dispuesto a dejarse domar. Tomar un lugar fijo en la cultura pop como lo ha hecho su hermano. El problema de esto es que choca de frente con su actitud y auto declarado status de outsider.

Va a tener que elegir. Especialmente cuando el 24 de noviembre salga el tercer disco de su hermano. “Who built the moon?” promete ser una mezcla de rock con electrónica y pop alternativo francés, profundidades a las que ninguno de los dos hermanos se ha atrevido a bajar desde el irregular “Standing on the shoulder of giants” del 2000.

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