población

Vivir en una población

Crecer, estudiar y vivir en una población es complejo, realmente para valientes. Quise escribir esto, no con el ánimo de estigmatizar, sino para contar una realidad que muchas personas no conocen y que está, a mi parecer, bajo la alfombra. Mucho de lo que leerán va desde el resentimiento de sentirme relegada y sin muchas oportunidades.

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Por No soy Yasuri

Quise escribir esto, no con el ánimo de estigmatizar, sino para contar una realidad que muchas personas no conocen y que está, a mi parecer, bajo la alfombra.

Mucho de lo que leerán va desde el resentimiento de sentirme relegada y sin muchas oportunidades.

Crecer, estudiar y vivir en una población es complejo, realmente para valientes. En donde literalmente la pasta base se encuentra a la vuelta de la esquina y te enteras que llego el “cargamento” por un aviso de balas en el aire.

Recuerdo que la primera vez que escuché estos balazos, fue hace no más de 4 ó 3 años atrás, recuerdo que por meses pegaba un salto cada vez que escuchaba este sonido, después entendí que 3 veces al mes llega la “merca”, generalmente a fin de mes o feriados largos.

Aquí me hago las siguientes preguntas: ¿Los carabineros no escuchan estos balazos?, ¿No les llama la atención? todos saben, ¿menos ellos? La droga se ha comido a los jóvenes. Lo más cercano que conozco es un vecino, el cual en su “angustia” asaltó un minimarket recién instalado en el barrio. Vecino de casa pareada, lo conozco desde chico. Así es como se pierden las personas.

Es que es muy fácil conseguir droga en mi comuna, todos sabíamos que el carrito de maní nunca vendió maní, es casi una leyenda urbana, y vuelvo a preguntarme ¿los carabineros, no saben de leyendas urbanas?

Por qué digo que no hay oportunidades, pues porque no las hay: tu colegio no es una gran red de contactos, tu familia siempre ha vivido ahí mismo y así con tus vecinos y amistades.

El inglés que te pasan es básico para no decir banal: comienza desde 5to básico y hasta como 4to medio aún sigues viendo los verbos y el presente simple.

Nos llenan de plazas recreativas y canchas de futbolito, pero me gustaría que esa plata se invirtiera en pavimentar las calles y veredas.

Conocí la marihuana en 8vo, y la íbamos a fumar cerca del rio, nos bañábamos en unas lagunas cercanas al aeropuerto, en donde tiempo después falleció un compañero de colegio ahogado y nunca más fuimos. Así fue mi infancia.

Los sonidos que recuerdo de chica es vecinos escuchando Los Prisioneros, mucha cumbia y música cebolla, el señor que vendía pan muy de madrugada y decía: “El pan caseraaaaaa” y tocaba un pitito.

Siempre me ha llamado la atención la cantidad de perros en el sector, en un pasaje se puede contar 1 ó 2 perros por casa, demasiado encuentro, si no vivimos en fundos en donde tengamos que cuidar animales ni siembra.

Creo que el anhelo de mis vecinos fue vivir siempre en donde sus padres trabajaron, casas patronales, es la única justificación que le doy a la tenencia de perros por casa.

Doy fe que la gente de acá es esforzada, se levanta a las 3:30 de la mañana para tomar una micro y llegar a su trabajo, luego vuelven a oscuras (sobre todo en invierno) para comprar la once y acostarse. Comunas dormitorio se les llama y con justa razón.

Si al igual que No soy Yasuri quieres escribir en Zancada, acá te decimos como.

6 Comments

  1. yo vivi toda mi vida en una población y creo que aunque puede costar más se puede hacer todo lo que uno quiera y/o se proponga. Muchas veces la gente usa el argumento de que vive en una población para no salir de donde está y en muchos casos hasta se puede aprovechar ese punto. estudie en colegio con número básica y media, mi vía de escape siempre fue el deporte. Conocí otros países practicándolo y conocí gente fuera de mi barrio. El deporte que practique era de clase media (hay deportes cuicos y deportes de gente pobre) pero aún así eso me abrió los ojos al mundo.
    Cuando salí del colegio entré a universidad estatal sacando un buen puntaje y “gracias” a vivir en población opté a todas las becas posibles y a cuanto crédito hubo y me los daban. En la universidad recién descubrí la gran diferencia social que había y me di cuenta que era muy flaite al lado de mis compañeros. Estudié una carrera “cuica” así que casi todos mis compañeros vivían en las condes, la reina, providencia, etc. Empecé a convivir con ellos, conocer sus casas, sus costumbres (y ellos las mías) y me fui “puliendo” de a poco. Tenía compañeros que lo más lejos que conocían era pedro de valdivia y recién en la universidad “bajaron” más allá; todos tenían auto cero kilometro porque sus colegios valían el triple que la universidad entonces los papas les regalaron autos esa navidad por el “ahorro” que les había causado salir del colegio y yo pagaba 10 lucas mensuales de colegio jajajaja. Cuando entré a la universidad empecé a darme cuenta realmente de muchas cosas pero también se me abrieron muchas más puertas. Sigo viviendo en mi población; tengo mi auto, mi casa, viajo cada vez que quiero, nunca me metí en las drogas teniendolas al lado. Sorry pero de verdad creo que muchas veces vivir en una población se vuelve una excusa, yo viví en una población muy conocida y terrible desde afuera y aún así muchos de mis vecinos fueron profesionales, fueron a buenas universidades y nunca se metieron en drogas, obvio que es mucho más dificil , obvio que no tuvimos las facilidades que mis compañeros de universidad pero todo se puede

  2. Yo también viví mí infancia en una población tal cual se describe en el texto.
    A los 12 años me fui a vivir con una tía porque éramos tan pobres que no alcanzabamos a comer 4 hermanos. Así pude ver otra realidad, ir a un colegio mejor, ni siquiera privado. Pero pude ir a la universidad, incluso estudiar en el extranjero. Ahora vivo en Providencia con mí marido y mí hijo, llegamos a fin de mes sin grandes problemas. Me siento afortunada y agradecida de mí familia.
    Pero hubo miles que nunca salieron de esas poblas, porque este sistema de mierda no se los permite, te obliga a morir pobre si naciste pobre.

  3. Estoy muy feliz que las dos personas que escriben acá hayan salir de los contextos donde crecieron, pero, especialmente en el primer comentario , a mi parecer hay una narrativa de que la gente vive en poblaciones porque es floja (o la usa de excusa) y estoy en desacuerdo con eso. Las fuerzas qué hay detrás de la creación de las poblaciones son enormes, desde especulaciones sobre el terreno , separación de territorios por las autopistas urbanas, etc qué hay que ir más allá y en un principio simplemente hay que tratar de entender o cómo hace el texto describir para que uno pueda asimilar que es vivir en una población para uno empezar a concientizar pero jamás juzgar

  4. Creo que incluso quien escribe la columna es una excepción, pues tiene esta vitrina e imagino que una carrera a fin en comunicaciones. Vivo en una población y con un esfuerzo enorme tenemos a nuestro hijo mayor en un colegio bueno y pagado. La venta de droga acá no es aislada es más la tengo pareada a izquierda y derecha, el ruido, las peleas, la droga está por sobre el alcohol, pero la violencia intrafamiliar invisibilizada, y los carabineros … no hay explicación posible para creer que ellos sean los únicos que desconozcan a los proveedores ( y saben no me refiero a marihuana precisamente). Por más que se quiera cuesta y estresa, porque es una constante en tu mente saber que ese ambiente no te lo mereces, y por ganar una miseria no puedes darte el lujo de salir de ahí.

    Una cosa… quienes nos expresamos acá no somos los destruídos del todo, no somos los que estamos hecho bosta, como muchos jóvenes de mi población ahora llamadas villas. Es ya una pequeña ventaja??

  5. Viví en una población de la Comuna de Independencia durante toda mi infancia hasta entrada mi adolescencia.
    Recuerdo que en mi casa trabajaban mis padres (se levantaban a las 5:30 de la mañana para llegar puntualmente). Debido a que ninguno de los dos era profesional, sus trabajos siempre fueron temporales e intermitentes sin derecho a imposiciones ni a Isapres. Además, con su sueldo tenían que hacerse cargo de mi hermana, mi abuela, de mi tía (que acababa de separarse de un maltratador), de mi primo y de mí.
    Cuando era pequeña tuve problemas dentales, por lo que era una rutina que mi abuela me llevara a las 7 de la mañana al Consultorio para que algún odontólogo me atendiera después de 4 horas de espera.
    Estudié en un Liceo de mi comuna, pero en 7º mis profesores aconsejaron a mis padres para que me cambiaran de Liceo, ya que al ser una buena estudiante con excelentes notas “me perdería” en ese ambiente de muchachas embarazadas a los 14 años y chicos drogadictos de similar edad. En el nuevo Liceo comencé a estudiar por primera vez idiomas extranjeros (inglés y francés).
    Por esos años, la única actividad cultural en mi barrio para adolescentes que no fueran “esquineros” era inscribirse en los cursos de preparación para hacer la Confirmación, ya que en toda la Población no había ni un solo lugar que pudieran usar los jóvenes para reunirse.

    En ese Liceo hice buenas amigas que en su gran mayoría provenían de Maipú y La Florida. En ese momento empecé a notar ciertas diferencias entre mi vida y la de mis compañeras porque a pesar de que todas éramos de “poblaciones o villas”, ellas tenían acceso a un computador, frenillos para los dientes, actividades extraescolares, etc. cosas de las que yo carecía. Si la desigualdad era patente con personas de clase media, ésta se agudizó muchísimo más cuando por un concurso escolar tuve que compartir con chicas del barrio alto durante un tiempo.
    La precariedad estaba presente en todos los ámbitos de mi vida (en la salud, en la educación, en el deporte, en la cultura y en el ocio). En ese tiempo, tenía una sensación de impotencia y vergüenza por estar en una constante desventaja material frente a mis compañeras que me impedía desarrollar mi personalidad, aficiones y gustos con la libertad que cualquier niño o adolescente se merece.
    Lo peor de todo es que en lugar de identificar el origen de esta injusticia material (el sistema económico tremendamente desigual con una inexistente redistribución de la riqueza) culpaba a mis padres por no tener un trabajo mejor que se tradujera en un mejor nivel de vida.
    Ahí está la trampa, ya que el sistema económico que sufrimos responsabiliza a las personas por no esforzarse lo suficiente sin reparar en que está diseñado de forma intencionada para impedir que las capas de población más pobres salgan de la miseria… ya lo dice el refrán “el que nace chicharra muere cantando”
    Finalmente, mi familia y yo tuvimos que emigrar a otro país para poder conseguir los pilares básicos que debe proveer un Estado justo y equitativo: acceso a un trabajo bien remunerado, salud, educación, cultura, etc. En definitiva, todo lo que debe tener un ser humano para vivir en condiciones DIGNAS.

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