Asumo que tengo depresión severa, una enfermedad de origen químico y/o genético, que no se me va a pasar porque me digan “cambia de actitud” o “ se más positiva”, que tengo que ser rigurosa con mis medicamentos, buscar terapias alternativas, cuidarme, y sobre todo, a aprender a pedir ayuda cuando la necesito. Nadie elige tener depresión, nadie elige ser diabético, ni nadie elige tener asma, soy una humana más con un diagnóstico con el que debo lidiar y no sentir vergüenza por eso.
Natalia lleva registro de toda su vida en planners, agendas y cuadernos que decora con stickers, recortes y todo lo que encuentra en tiendas chilenas y también por internet. Aquí nos comparte algunas de esas páginas y nos cuenta dónde encuentra los tesoritos que utiliza.
Pucha qué linda es la vida cuando nos acompaña un perro, sobre todo si es tan amoroso como Dalí. Aquí Constanza nos cuenta cómo llegó a su vida y lo indispensable que es para su vida.
Siempre había leído eso de hacer listas de resoluciones, pero no me animaba por temor a fracasar. Ahora, encontré que una buena técnica era ser específicos y proponerse metas concretas y que pueda cumplir.
¿Les ha pasado que en algún momento de su vida están en una etapa o periodo en que nada les sale bien? ¿Onda nada? Todos los ámbitos de la vida están ahí, haciéndolas sufrir o querer ir a encontrarse consigo mismas en una playa/montaña desierta, pero no pueden porque obvio tampoco hay plata. ¿Y qué me queda? Tirar mierda al mundo y quejarme. Sí, quejarme.
Desde navidades en la clínica hasta regalos que no llegaron, la realidad se encarga de cachetearnos en la noche que por presión social, familiar e histórica, debiera ser una NOCHE BUENA.
¿Eres coherente con tus actos y no cambias radicalmente según el lugar o las personas con las que estés? ¿La fidelidad que exiges que te tengan es proporcional a la que tú mismo te das? ¿Lo que dices es coherente con lo que piensas y con lo que haces? ¿Acostumbras a hacer trampa o a realizar las cosas a medias?
Honestamente no sé si este post sirve de algo, lo escribo por mi amiga Sofía, por la familia de la Romi porque no puedo imaginar lo qué están sintiendo y por esa guagua que por esta negligencia quedó sin mamá.
Por lo general paso la Navidad con mi familia, ya que es un evento muy significativo para mi papá, que ya tiene sus años. Sin embargo, este año me preparo para pasar la Navidad con la familia de mi marido, que si bien son un 7, tienen estilos distintos.