Por Julia Petrussi
Siempre envidié un poco eso de tener vecinos de la edad, me parecía divertido tener amiguillos en la calle, con quienes armar clubes y esas cosas. Lamentablemente, mi casa estaba rodeada por otras, habitadas casi completamente por adultos.
En la universidad cambió mi suerte: una de mis más amigas vivía a pocas cuadras de mi casa, y ahí pude experimentar ese agrado de ir a ver a alguien caminando, o de juntarse en la plaza que hacia de punto medio entre nuestras casas. Luego me topé con un chico que resultó ser también vecino mío; entre paseo y paseo de su casa a la mía, una noche de febrero, en un banquito de plaza nos dimos unos besos.
Me parece entretenido tener vecinos-amigos (o pinches…), es agradable eso de ir a visitarlos sin ningún pretexto, a cualquier hora y caminando, ahorrándose el taco y el calor del auto, o de la micro. La idea de ser vecino de alguien, tiene además, ese olor a barrio de cuando chicos, cuando había menos edificios y más casas, las plazas eran puntos de reunión y había kioskos con dulces de a peso y cigarros sueltos.
Hola! Necesito hablar contigo… pero no encuentro tu direccion de mail en el perfil… ¿me puedes escribir a [email protected]? Gracias!
Cada epoca de mi vida he tenido buenas experiencias con mis vecinos (ok… igual tengo algunas malas incluido un diputado por Iquique) mi epoca tennager con mi grupo de “ciclistas felices”, los pololeos en patines, la vecinita rica nueva, las caminatas en la noche hacia las fiestas, la vuelta. Lindos recuerdos, cuando no existia tanta violencia como ahora… ok, mis años de adolescente transcurriron durante la epoca de la dictadura asi que las fiestas terminaban como 2 horas antes de lo que ahora empiezan.
Aaahhh !!! tambien me trajo recuerdos de mis años Pre-Martín, Con mi esposa nos compramos un loft en la Plaza Yungay y todos nuestros vecinos eran buena onda, creanme que no hay nada mejor que carretear en el loft de un amigo y despues tomar el ascensor al de uno 🙂 , eramos un grupo de 8 parejas de vecinos) y nos turnabamos los viernes y sabados de todos las semanas del mes…muy, muy entrete duró algunos años …cada vez que viajaba por mi trabajo, me hacian una despedida apoteosica y una bienvenida igual sniffff …fue espectacular, mientras duró.
Ahora tengo, casado y con hijo, me cambie a un ambiente mas tranquilo (R.Lyon) vivo en un edificio medio pituco (pa’ ser R.Lyon) y mis vecinos del departamento del lado son los papás del javi que es compañero/amigo del alma de Martín, asi que nuestras puertas estan abiertas de par en par 24/7, de hecho los conserjes nos dicen los “Romané”…lo mejor de todo esto es que mis vecinos “Branco” y “Jovanka” 😉 son super simpaticos…. en resumen, diferentes etapas pero siempre agradecido de los vecinos que nos han tocado (no todos…sobre todo ese diputadillo desubicado).
salió largo de nuevo… lo siento
Hugo
nando, si quieres hablar con julia petrussi o con alguna editora de Zancada puedes escribir a [email protected]
Pero imagino que si escribe a Contacto no sólo va a ver su mensaje la srta. Petrussi, que es, al parecer, la intención de Nando, caso contrario la hubiese escrito en el blog.
buena historia hugo, qué buenos vecinos has tenido y me imagino que tu hijito martín podrá decir lo mismo cuando grande no?
yo hice harta vida de barrio cuando chica y era fántastico, sobre todo en el verano que nos podíamos quedar jugando a oscuras a las escondidas y movernos solos por el barrio… una verdadera pandilla.
nunca olvidaré las buenas tardes que pasé manguereandome en la calle manuel cruzat junto a mis vecinos.
una vez hicimos un queque en la cuneta… cada uno trajo algún ingrediente de su casa y lo armamos todos juntos.
lindas plazas la dinamarca, la uruguay y la del bosque.
pura nostalgia has despertado en mí, querida julia petrussi.
me alegro de la nostalgia despertada en los lectores de zancada…
hola vecina. se te extraña en el barrio. muchos besos desde acà. ya nos veremos luego en nuestra plaza, a recordar viejos besos.
cuidate, pasalo bien.
miles de besos para ti, guapo!