por Lala
Cuando era chica anhelaba tanto el verano porque era sinónimo de playa. Sí, como buena santiaguina gran parte de mis vacaciones de la infancia fueron en el litoral central. Mi abuelo paterno y su hermana tenían casa en El Quisco, así que el panorama era perfecto. A unas pocas cuadras estaba mis primos, veíamos el Festival de Viña comiendo papas fritas con ketchup, y por años tuvimos de vecinos a tres hermanos (unos años mayores que nosotros), con los que salíamos todo el día a pasear a la quebrada o a jugar a distintas cosas.
Pasé ahí mis vacaciones sagradamente hasta los 12 años. Todavía recuerdo el sabor de los nectarines del árbol de la casa (y cuando me como uno, siempre me acuerdo del Quisco), las flores que había en el jardín, los señores del frente que tenían una pastelería donde hacían conejitos, un manjar de los dioses al que teníamos acceso los domingos (cuota impuesta por mi mamá), pero igual el tío nos invitaba a conocer cómo hacían la crema pastelera y, con mi hermano, salíamos cada uno con una cuchara llena. Mi hermano también alegraba las vacaciones (a mí me las alegraba, a mis papás les ponía los pelos de punta), tirándose calle abajo en su camión Goliat, muerto de la risa mientras sacaba los pies para frenar y alistarse para subir de nuevo la calle empinada.
También recuerdo la larga caminata a la playa grande, los churros, y el kuchen del restorán alemán. El taco enorme para llegar en auto, los asados, la piscina de rollos cuando éramos muy, muy chicos. Esos veranos eran inolvidables. De ahí los vecinos del frente crecieron y no volvieron más. Sus papás, al tiempo, vendieron la casa. Nosotros tampoco regresamos y luego empezamos a ir de vacaciones al sur, y a hacer la ruta del camping (de la que también tengo maravillosos recuerdos). Nunca más volvimos al Quisco, pero de vez en cuando, si paso por ahí, me doy un vuelta por la casa, ese lugar que resume tan bien mi infancia.
¿Qué recuerdos tienes de tus vacaciones de infancia? ¿Ibas a un mismo lugar o siempre a lugares distintos?