Un día con Franz Ferdinand

Por Jocelyn Jara

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Foto: @el.eme

Amo a Franz Ferdinand desde 2008 más o menos, cuando los vi en el programa Seven Ages of Rock: Brit rock de VH1, y me cautivó que Alex Kapranos dijera que a él le encantaban los clásicos del rock y poder hacer algo nuevo con eso. Ahí escuché “Take Me Out”, y luego de eso no paré de seguirlos. En 2013 hicieron un show en el Lollapalooza, y como no tenía plata me los perdí. El 2014 nuevamente agendaron un show, al cual tenía muchísimas ganas de ir, y tampoco tenía plata, pero participé en un concurso y me gané una entrada. Todavía la tengo guardada, porque tuve algunos problemas personales que me impidieron ir al show. El 2018 volvieron a venir, y tampoco tenía plata, y además estaba pasando por problemas familiares muy graves.

Franz Ferdinand



Por todo eso, ya sentía que era una especie de maldición el no poder ir a un concierto de una de mis bandas favoritas, la que con sus canciones y videoclips alegres y motivadores me salvó del dolor de haber perdido a mi papá.

Este año, después de haber visto a Interpol, otro de mis grupos más queridos, dije ya, ahora sí o sí tiene que venir Franz Ferdinand, tengo que ir al show y conocerlos en persona.

Franz Ferdinand anunció show en Chile

A los meses después anunciaron su concierto en Fauna Primavera y pocos días antes del festival supe que estaba acreditada como prensa para cubrir el evento. Me acreditaron, por fin podré ver a Franz Ferdinand en vivo, pensé. En ese momento repasé todas esas veces en que no pude ir a verlos a sus shows, y que tampoco pude conocerlos en persona como otros de sus fans. También pensé en cómo su música me ayudó tanto a sobrellevar la muerte de mi papá en 2019, donde me obsesioné tanto con ellos, que mis energías estaban puestas en escuchar sus canciones e intentar estar mejor, dentro de lo que se podía.

No saben la emoción que sentí en ese momento. Pero no fue tan grande como lo que sentí el sábado en la noche, cuando por fin salieron al escenario, y se pusieron a tocar la gran mayoría de mis canciones favoritas. O cuando Alex Kapranos me dedicó “The Fallen”, luego de habérsela pedido en la mañana en el hotel. Justo antes de ese tema tocaron “Audacious”, y estallé en llanto. Quizás algunos me encuentren exagerada, pero sé que la gente que realmente ama la música y a sus artistas favoritos me van a entender. Ver a Franz Ferdinand después de más de 15 años de espera tanto en el show como en el hotel y en la Blondie, hizo que ayer fuera uno de los mejores días de mi vida.

Por fin llegó el gran día

El sábado, me desperté muy temprano pese a haber dormido unas cuatro horas luego de haber vivido un día increíble viendo a Jerry Cantrell y a The Smashing Pumpkins en la primera jornada de Fauna Primavera. Mi amigo Nico, ese que en el último tiempo me acompaña a ver a algunos artistas a los hoteles -tenemos la extraña manía de querer conocerlos y también pedirles fotos y firmas- me despertó a las 8:30, cuando me habló por Instagram: “Me motivé, a la mierda el cansancio, vamos al hotel a buscar a Franz Ferdinand, salgo a las 9:10 de mi casa”. Y yo, con una cara de que necesitaba seguir durmiendo, pero también necesitaba ir a verlos y hablarles de muchas cosas, me levanté tambaleándome y logré bajar la escalera y preparar mis cosas antes de ir a bañarme.

Mi amigo llegó antes que yo, y cuando le preguntaba por chat si ya había visto a la banda, me decía “apúrate, muchas preguntas”. Me puse nerviosa y tomé una micro y luego un Uber para evitar la caminata de 15 minutos y al sol que me esperaba. Le pedí al señor del auto que me dejara en la parte de atrás del Hotel Noi de Vitacura, donde mientras corría pude ver que de lejos había unos cinco fans más parados bajo la sombra de un árbol mirando hacia el balcón. ¿Qué estarán mirando? Y era que tanto Alex Kapranos como Bod Hardy, el vocalista y el bajista de Franz Ferdinand, estaban siendo entrevistados por algún medio de los grandes allá arriba. Me puse más nerviosa aún y comencé a hablarles a los chicos y chicas que los esperaban. “¿Ustedes creen que bajen?”, les pregunté muy ansiosa, y las chiquillas me mostraron un video que habían grabado hacía algunos minutos, en que Alex se había asomado por el balcón y les había dicho que tenían que atender a varios medios, pero que lo esperaran porque después de eso iba a bajar. Con eso me tranquilicé. Tantos años leyendo sobre él y sobre cómo es con los fans en el mundo y en Chile, me hicieron conocerlo un poco. Sabía que él iba a cumplir con su palabra.

Después de algunos minutos, vemos a través de los vidrios de la mampara que en la puerta principal del hotel esperaba una van, que decían que era de la banda, así que todos corrimos hacia la vuelta y nos pusimos a esperarlos salir, esta vez bajo un intenso sol que nos pegaba fuerte en la piel. Decidimos cruzar con luz roja hacia el bandejón central que tenía la exquisita sombra de un gran árbol. No duramos ni 5 minutos, y a lo lejos veo una silueta de un hombre alto y esbelto caminar hacia la salida: lo reconocí de inmediato, pues me había entrenado en su caminar viéndolo en entrevistas y también en sus divertidos videoclips. ¡Era Alex Kapranos! Venía hacia nosotros muy tranquilo, y sin importar nada, ni siquiera nuestras propias vidas, porque ni nos fijamos si venían autos, corrimos moderadamente hasta la otra vereda. Lo primero que hice fue mirarlo y corroborar que lo que veía era cierto. Lo segundo fue decirle un tímido “hi Alex”. Ahí sentí miedo de no alcanzar a pedirle una foto o firma, o hablarle, porque otra de las fans se acercó primero. No pensé que Alex tendría la disposición y la amabilidad de conversar y darse el tiempo de compartir con cada uno de nosotros, pero la tuvo y fue algo mágico y genuino, una actitud que pocos músicos de fama mundial tienen. Por eso lo amo y lo admiro tanto, pensé.

Por fin llegó mi turno, y no sé cómo lo hice, pero empecé a hablarle en inglés, con algunos pequeños errores, pero logré conversar con él varios minutos. Primero le pedí una foto, luego que firmara mi copia de su libro Sound Bites, después que firmara mi CD del disco de grandes éxitos Hits to the Head, para luego contarle que su música me ayudó muchísimo a sobrellevar la muerte de mi papá, le agradecí, y también le pregunté que si se acordaba cuando en 2020 le escribí eso mismo por Twitter. Recordó mi tweet, y me dijo que se alegraba mucho que sus canciones hayan podido ayudarme. Ahí le pedí un abrazo. Luego, mientras él le firmaba los discos a los otros chicos, yo lo miraba incrédula. Tanto que soñé este momento y por fin es una realidad y es mejor que en mis sueños. Después le pedí que nos sacáramos una foto grupal, y él obvio que accedió. También le pedimos que le dijera a Bob Hardy que bajara para saludarlo y lo hizo. Alex Kapranos es un tipazo, de esos que normalmente no se repiten mucho. Algo así como la versión indie de Mike Patton. Eso último lo digo por su relación cercana con Chile.

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Después bajó Bob Hardy, y amablemente también nos firmó todo y se tomó fotos con nosotros. Claro, él no es tan expresivo y extrovertido como Alex, me atrevería a decir que es tímido, pero se veía un tipo muy dulce.

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Más tarde, me quedé a esperar a mi amigo Bruno, que me iba a pasar a buscar al hotel, y con el que iría al segundo día de Fauna Primavera. Llegó, me subí a su auto y partimos a buscar un lugar en Providencia para comer. Luego emprendimos nuevamente el rumbo, y esta vez hacia el Fauna Primavera. Nos esperaba un gran día, pero muy largo y muy caluroso.

Franz Ferdinand lo dio todo en Fauna Primavera 2024

Entramos al recinto, el Parque Ciudad Empresarial, y empezamos viendo lo que quedaba del show de The Nation of Language. Después fuimos por agua heladita al punto de hidratación. Luego nos acercamos al Banco de Chile Stage, donde comenzaba el show de The Magic Numbers. Qué gran banda.

Seguimos así durante todo el día: viendo más shows como los de Dinosaur Jr., The Kooks, y Boy Harsher. Fue duro esperar más de una hora hasta que fueran las 22:00 para poder ver el show de Franz Ferdinand. Pero lo pensé y dije, más duro fue haberlos esperado 15 años. Así que me intenté relajar y calmar mi ansiedad, mientras veía Instagram y los cientos de likes que ya sumaba el post de mis fotos con Kapranos y Hardy. De un momento a otro, ya era el turno de que Franz Ferdinand saliera a escena y simplemente no podía creerlo: ¿De verdad la banda que tanto he amado desde los 16 años iba a salir a tocar ahí, o era otro de mis sueños locos? De repente suena una música envasada muy rara, y por fin comienzan a salir uno a uno, Bod Hardy, Dino Bardot, Julian Corrie, Audrey Tait y nada más y nada menos que Mr. Kapranos, o como a mí me gusta decirle, Alexito Kapradios. Ese momento fue maravilloso. Lo único que no me gustó fue que Sergio Lagos no fuera al prestarlos, con esa icónica presentación que les hizo en su show en el Festival de Viña 2006: “Desde Glasgow, Escocia, el mejor show de rock del mundo, Franz Ferdinand“. Hubiera sido aún más alucinante, pero esperemos que eso sé de algún día.

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Foto: @el.eme

De inmediato empezaron con los hits: “The Dark of The Matinée”, “Do You Want To”, “Evil Eye”, entre medio algunos adelantos de su próximo disco The Human Fear, como “The Doctor”, y luego “Audacious”, el single de la placa, con la que estallé en llanto -no les miento, así fue-, recordando todo lo que sufrí por no haberlos podido ver antes. Finalmente se cumplió mi sueño, pensé. De pronto comienza a sonar una intro de guitarra distorsionada y sí, era “The Fallen”, esa vieja canción que tanto me marcó en mi adolescencia, con la que musicalizaban el opening de El Club de la Comedia, y la que horas atrás le había pedido a Alex incluir en el setlist, porque iba a ser mi primer concierto de ellos, y porque no la estaban tocando en la gira. Dejé el llanto de lado y salté y canté como nunca. This boy is so spectacular, me dije a mí misma.

Sonó “Take Me Out”, “Stand on the Horizon”, “Michael”, incluso “Outsiders”, temas que me encantan, pero de pronto tocaron “Love Illumination”, canción que amo con el corazón, ya que la letra describe lo que siento con Franz Ferdinand: We could love, we could love you, if you need somebody to love you, while you’re looking for somebody to love. Sí, Franz Ferdinand entrega tanto amor a sus fans, que hace que no te sientas solo mientras esperas que el amor llegue a tu vida.

Finalizaron el tan ansiado show con “This Fire”, y Alex, luego de hacernos saltar, nos ordenó que debíamos agacharnos mientras la canción se ralentizaba, para luego explotar. Santiago is out of control, decía.

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Foto: @luiszamorasoy

Fue tan hermoso poder verlos en acción, siendo tan enérgicos como siempre, tal y como yo los había visto en tantos conciertos alojados en YouTube. Yo de verdad pensaba que nunca podría verlos en vivo, pero me equivoqué, porque además fue un día realmente épico.

Ya terminado el concierto, empecé a buscar a Bruno entre la multitud que ya se iba incrédula a sus casas, porque no entendían cómo había pasado todo tan rápido y ya tenían los síntomas de la depresión post concierto. Caminé un poco y lo vi. Estábamos realmente emocionados de lo que acabábamos de vivir, pese a que no pudimos verlo juntos.

Dino Bardot y Julian Corrie en la Blondie

Nos pusimos a buscar al Nico, que andaba con su hermano y teníamos que juntarnos porque la noche recién estaba comenzando: teníamos las entradas compradas para asistir al dj set de Dino Bardot y Julian Corrie de Franz Ferdinand en la Blondie. Todos estábamos agotadísimos, pero a la vez muy prendidos y dispuestos a seguir carreteando. Así que el Nico se fue por su lado hasta la Blondie, ya que su hermano andaba en auto y lo fue a dejar, mientras que Bruno y yo fuimos a buscar el auto al estacionamiento. Llegamos al auto y le pedí que pasáramos a mi casa, necesitaba arreglarme un poco antes de iniciar la nueva aventura nocturna.

Siempre había querido ir a la Blondie porque sabía que tocaban la música que a mí tanto me gusta, pero no podía porque nadie me acompañaba, y me daba miedo ir sola. Pero esta vez iba con dos amigos, así que sabía que lo iba a pasar espectacular y así fue. Llegamos y hacía mucho frío, corría un viento helado, eso sumado a las calles vacías de la Alameda, con nada más que algunos fans de Franz Ferdinand caminando hacia la discoteca, hacían del escenario algo un poco extraño para alguien que no suele salir tan tarde a la calle. Cruzamos la avenida y sentí mucha hambre, pero un carrito de completos afuera del recinto me salvó la vida. Nos compramos unos italianos, los comimos en menos de 5 minutos y entramos.

Apenas ingresamos quedé sorprendida gratamente, por el ambiente y por las pistas de baile. Esperamos algunos minutos y salieron los músicos de Franz Ferdinand a pinchar su selección de discos. Sonó “Heart of Glass” y fue hasta cómico escuchar Blondie en la Blondie. Momento icónico. Después sonó “Debaser”, uno de mis temas favoritos de Pixies; luego “I Was Made for Lovin’ You” de Kiss, y la gente estaba muy prendida bailando, y yo feliz de poder estar ahí.

Los músicos habían llegado a las 1:30 y ya eran más de las 3 de la mañana. Nos sentamos un rato en un sillón que había en la pista 2, y en un momento parecía sonar “Blue Monday”, el clásico de New Order que me encanta, y fuimos de nuevo a la pista de baile, pero era una mezcla de un tema de Kylie Minogue. Igual lo bailamos. Luego llegó uno de los clásicos djs de la Blondie y puso una pista de “Do You Want To” de Franz Ferdinand, y obvio que todos nos prendimos y comenzamos a saltar, porque éramos puros fans de Franz Ferdinand que nos pasamos hasta allá después del show, pero nunca llegaba el momento de la voz, y además se cortó la luz por unos minutos, provocando las pifias de la gente. Volvió la electricidad y el dj puso de nuevo la mezcla, así que seguimos disfrutando.

Luego de eso con Bruno decidimos que definitivamente era hora de irse. Nos abrigamos y nos dispusimos nuevamente a salir a la Alameda, esta vez mucho más vacía y fría que más temprano. Llegamos y nos subimos al auto. Hora de volver a casa.

Mientras íbamos por la carretera hablamos de lo bien que lo habíamos pasado desde el viernes en el Fauna Primavera, hasta que llegamos a mi casa. Ahí comenzamos a despedirnos, lo cual era un poquito triste, porque después de haber compartido todo el fin de semana con alguien con quien lo pasas tan bien, te da un poco de nostalgia que al otro día no lo verás. Me bajé del auto y él no se fue. Entré, cerré la puerta y no pude creer todo lo que había vivido ese día, literal, fue un día con Franz Ferdinand.