Tenemos confianza en que de verdad se puede eliminar la violencia contra la mujer si seguimos sin miedo a cambiar paradigmas y derribar dogmas. Fíjense en cosas que hoy son inaceptables y antes lo eran. Se puede si somos claras y constantes, pero especialmente, si estamos unidas.
Cuando leo o escucho historias de mujeres violentadas no puedo evitar tener un montón de sentimientos y un deseo de acabar con lo que me hace daño mí y a las demás.
En lo que va de este año –ni siquiera hemos completado un mes–, ya hemos lamentado 5 femicidios, además de 6 intentos frustrados. Hoy nos despertamos con la esperanzadora noticia de que el proyecto que tipifica el femicidio y el maltrato contra la mujer en el pololeo fue aprobado por unanimidad en la cámara de diputados.
La justicia no siempre está de nuestro lado, lo sabemos. A veces, incluso, está derechamente en nuestra contra. Hoy escribo este post con mucha rabia, con mucha pena, con ganas de salir a incendiarlo todo. Hoy, Chile es un país más injusto y más violento con las mujeres que lo habitan, porque la justicia una vez más falló a favor del agresor y en contra de la víctima.
El libro 'No me lo digas más' de World Vision, pone sobre la mesa 13 frases asociadas a estereotipos y roles que pavimentan el camino hacia la violencia de género. Un llamado a reflexionar sobre el lenguaje y nuestras creencias.
El colectivo Costura a Máquina, está presentando su propuesta artística “Huella, arte, cuerpo y memoria” en la que los intérpretes hablan sobre la violencia contra las mujeres, interviniendo espacios cotidianos, a través de la improvisación y el contacto directo con el espectador, cruzando teatro, danza y performance.
Al día siguiente nos fuimos a casa, mamá no hizo nada al respecto. Cuando llegamos a nuestra ciudad, tres horas después, ella le contó a papá. Él también lloró.
El acoso callejero es violento.
No me gusta que me digan cosas que no quiero escuchar, y eso no es ser grave.
No quiero que me agarren el poto sin mi consentimiento.
Es sólo poner las cosas en su lugar, bajo la línea del respeto y la dignidad de cada mujer.
Me quiero sentir segura. ¿Es mucho pedir?
La pesadilla no terminó con la violación, sino que continuó con una larga cadena de justificaciones, juicios e interpelaciones brutales en contra de la víctima, buscando eximir de culpas a La Manada. El machista e impresentable juicio les dio nueve años por considerar que no fue violación, 'sólo' abuso.
Creo que mientras nos dedicamos a pedir sólo sanciones, dejamos de ver que en otro lugar de Chile puede haber hoy mismo, en este momento, otra Sophia. O en algún otro lugar puede estar creciendo un niño que, en unos años más, violentará a sus hijos de manera brutal. Nada nos devolverá a Sophia, pero podemos tratar que nunca más haya un caso similar.