Hace un par de años fui a mi primer taller détox y fue muy bueno, no sólo porque aprendí a distinguir ciertos alimentos que me hacían mal sino porque me puse a investigar y llegue al libro “Quiero ser flaca y feliz” de Karolina Lama y Maliki 4 Ojos.
Podría decir que soy una rehabilitada de la mayonesa, de chica le echaba a todo lo que me ponían en frente: puré, fideos, pan, además de los clásicos sanguchitos o completos. La dejé hace tiempo, aunque recaigo cada tanto.
Acá un par de opciones que son básicamente como una rica ensalada, pero evitando esa desagradable “base verde”, que nunca llega a ser realmente rica...
El azúcar es adictiva, por eso la idea es ir restringiéndola cada vez e ir acostumbrando a tu cuerpo a no necesitarla. Uno la necesita, sí, porque es la principal fuente de energía del cuerpo, pero mucha gente consume más de lo que necesita.
Me hice una leche con plátano (o smoothie, como prefieran llamarlo) con leche de almendra y el sabor se realza tanto, que no es necesario agregar azúcar.
¿Conocen el Japón? Desde que probé los sushi, sahimi y nigiri de este restaurant, no pude volver atrás. El nivel de ingredientes con el que trabajan no es como ninguno que haya probado...
Qué comer, cuánto comer, tener amigas y ver la edad como experiencia y sabiduría, son importantes aspectos a tomar en cuenta al momento de preocuparnos por aumentar la calidad de vida al tiempoq ue sumamos años.
Lo que más llamó mi atención fue el postre: un cheescake de chocolate blanco, con frutas y flores comestibles, acompañado de un chocolate con jengibre y una salsa de wasabi…