Robar a Rodin

Robar a Rodin, el documental sobre el robo de una escultura desde el Museo Nacional de Bellas Artes

Una buena noticia es que "Robar a Rodin" está en los cines. Una mala noticia es que no sé hasta cuándo, probablemente sea sacada de cartelera en los próximos días, así que el consejo es el siguiente: vayan a verla, ahora.

por Carodu
Nos había llegado la recomendación. Habíamos escuchado que “Robar a Rodin” es un muy buen documental. Con altas expectativas, junto a @marianaypunto fuimos a verlo al Cine UC, en su última función en Fidocs, y comprobamos que su buena fama está bien justificada.

En sus primeros segundos ya nos queda claro el estilo policial/comedia usado para contar cómo se realizó el robo de una de las obras del escultor francés Auguste Rodin, “El torso de Adele”, desde el Museo Nacional de Bellas Artes en el año 2005.

La historia está contada de la boca de sus protagonistas: los guardias que custodiaban el museo cuando la escultura fue robada, el ex director del museo, el fiscal a cargo del caso, el Ministro de Educación de la época, y una larga lista de personas que de alguna forma estuvieron relacionadas con este llamativo hurto. Y dentro de quienes dan su versión de lo ocurrido, está el mismísimo ladrón. Prefiero no hablarles de él, para que, al igual que yo, lo vayan descubriendo a medida avanza la película. Solo les diré que a lo largo de la historia, vamos descubriendo el fascinante mundo de quien está lejos de ser un delincuente común. Su perfil se acerca más al de un artista que no conoce la palabra límites.

Siempre imaginé que “Robar a Rodin” contaba la historia de este particular hurto y punto, y eso me bastaba. Pero este documental, al igual que el ladrón de Rodin, tampoco conoce los límites, y complementa la narración de los hechos con una hermosa reflexión sobre lo ausente, que se hace presente no estando. También nos muestra que el robo de esta obra no es algo aislado, y que otros casos similares se han dado en el mundo, y no solo en el mundo, en Chile también.

Para terminar, quiero agradecer públicamente a su director, Cristóbal Valenzuela, por el uso del humor a lo largo del documental, un recurso que, como él mismo dijo en un foro que se armó ayer después de la película, resultó inevitable. El humor está en el uso del archivo, en las palabras de sus protagonistas, en la música, en los planos usados para recrear el recorrido del ladrón, y en la elección de la historia que se iba a contar. Este caso tiene la cualidad de ser recordado con simpatía por quienes tuvieron algo que ver en él, incluso por sus víctimas, y hasta por quienes fueron los encargados de aplicar el rigor de la justicia.

Una buena noticia es que “Robar a Rodin” está en los cines. Una mala noticia es que no sé hasta cuándo, probablemente sea sacada de cartelera en los próximos días, así que el consejo es el siguiente: vayan a verla, ahora.

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