Recordando nuestras mejores lecturas escolares

Recordando nuestras lecturas escolares
por @patyleiva

Comprando los libros de lectura complementaria de mis hijos me vino cierta nostalgia de cuando yo era la alumna y me leía esos libros que cuando una es chica a veces no valora y por lo general los tomamos sin mayor prejuicio que ser una tarea del colegio.

Con esto me vinieron a la mente textos muy queridos, las épocas y las situaciones en las que los leí… Acá algunos de los que recordamos especialmente entre las Zancadas. ¿Se acuerdan de alguno que les haya impresionado?

Mujercitas, Louisa May Alcott
Lo único que quería en la vida era ser Jo March y leer un libro comiendo manzana a mordidas trepada arriba de un árbol. Me atrevo a decir que fue de mis primeras ídolas, la valiente Jo, la hermana fuerte y generosa sin pelos en la lengua. No hallo la hora de poder regalarle el libro a mi hija.

Fuenteovejuna, Lope de Vega
Le hizo sentido a un sentimiento compartido con los compañeros de colegio, y que sigue siendo un valor fundamental para mí casi 20 años después: que trabajar en equipo (para lo que sea: desde lo trivial a lo importante) es algo inigualable.

Nuestras sombras, María Teresa Budge
Es de los libros de la infancia que recuerdo con más cariño. Me sentía muy identificada con la protagonista porque teníamos casi la misma edad. Me acuerdo que empecé mi primer diario de vida imitando el libro.

Cuentos con algo de mermelada, Cecilia Beuchat
Historias hay en todos lados, y en estos cuentos los escenarios cotidianos se transforman en interesantes historias. Uno de los cuentos era de un niño que se quedaba toda la noche en un supermercado vacío, y yo lo encontraba alucinante.

Las crónicas de Narnia, C. S. Lewis
Me atrapó por los personajes, el león. Me dejé llevar por la historia, me hice adicta, me encerraba a leer. Los leí todos menos el último, no quería que se terminara.

La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa
Por una parte igual me impactó, tenía cosas fuertes, una visión de muchachos adolescentes que no conocía y me hizo encontrarme con la literatura latinoamericana.

Pedro Páramo, Juan Rulfo
Si Cien años de soledad me introdujo al realismo mágico de nuestra región, Pedro Páramo me atrapó. Su complejidad me voló la cabeza y el misticismo alrededor del autor me convirtió en devota.

El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde
Me quedé impactada con El retrato de Dorian Gray, lo leí creo que en segundo medio, me acuerdo que pela primera vez lloré de susto, miedo.

El gran cuaderno, Agota Kristof
Era un poco más grande pero en tercero medio leí El gran cuaderno y quedé impactadísima. Es el libro que inspiró la obra Gemelos. Estaba bien escrito, era feroz. Me gustaba porque mostraba lo violenta que podía ser la vida adulta, la guerra. Ibas viendo cómo se iban deshumanizando los niños. Es una trilogía, le siguen “La prueba” y “La tercera mentira”. La trilogía fue publicada en español como “Claus y Lucas”.

9 Comments

  1. No lo he leído desde la básica, pero el libro Corazón de Edmundo de Amicis, fue de alto impacto para mí. Lo amé y releí harto.

  2. El libro que tría los cuentos de los querubines, que manera de reirme con el querubin curioso y el querubin amistos, era re chica cuando los leí.

  3. El clásico de cuarto medio: Cien años de soledad <3
    Y uno menos clásico, pero maravilloso (y muy necesario que me lo explicaran): Esperando a Godot

  4. Siempre recordaré con cariño Papelucho, que me inspiró a escribir desde chica. Luego me gustaron varios libros, pero recuerdo Cruzada en Jeans, Rebeldes, 100 años de soledad, La Casa de los Espíritus (que releí en la universidad y me gustó mucho más), Morirás en Chafarinas, La Porota, El diablo en la Botella y un montón ajaj Incluso el de la viejita que resolvía casos tipos CSI con ayuda de un fantasma.

  5. En básica leí La Porota de Hernán del Solar y lo amé, quería que mi muñeca favorita tuviera vida y conocer su mundo. Fue una bella fantasía infantil. Ya más grande aluciné Siddartha y Demian de Hermann Hesse y El perfume de Patrick Süskind, los cuales volví a estudiar en la universidad. Los de García Marquez e Isabel Allende que además leía porque veía a mi mamá y tías en las largas tardes en la playa. Lo que me cargaba es que mataran los libros haciendo prueba de comprensión lectora, donde bastaba con memorizar nombres y detalles sin sentido. Por lo menos en enseñanza media nos dejaba ahondar en el análisis de los textos.

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