
Por @fpineida
Juan Casado (26), más conocido como Ralphie Choo, convocó a un público joven en el centro de Santiago. Si ubican al creador de memes “Shy latte”, diría que todos los asistentes salimos directo de sus característicos memes, con pantalones cargo y chaquetas de ropa usada o de diseño nacional, a escuchar cantar al español (si no lo siguen, vayan a @shylatte7 en Instagram y sabrán de lo que hablo).
Un poco pasadas las 9, los gen Z empezaron a corear “Ralphie, Ralphie”, el nombre artístico del madrileño, no tan de Madrid, ya que creció toda su infancia en Daimiel (Ciudad Real). Entre luces de neón en tonos rojizos y azulados, difuminados con humo, su banda se empezó a instalar. Sí, al contrario de lo que se pueda pensar al imaginar a un artista de su generación, que se para ahí enfrente con autotune y ya está, Ralphie tiene una banda. Un guitarrista, flautista, violonchelo e incluso él mismo interpreta una de sus canciones acompañado de un teclado, pero de eso hablaremos más tarde.

El show empezó con las flautas encantadas de “Juan Salvador Gaviota”. Sí, la fábula escrita por Richard Bach, pero aquí hablamos de la primera canción del álbum debut de Choo, Supernova, una canción que evoca una atmósfera mágica y en la que aún no vemos al cantante. Con un “What’s up, Chile”, entró un energético Ralphie al escenario, ovacionado con los gritos eufóricos de los jóvenes asistentes. Al tiro empezó con Bulerías de un Caballo Malo, otra pieza de Supernova. Si bien algunas canciones de Ralphie no tienen letras de principio a fin, tienen frases clave como si fueran poemas grabados en la mente de sus fanáticos. Así que todos gritaban eufóricos: “ella se pone bonita cuando sale”.
Luego comenzó una travesía, un viaje musical introspectivo compuesto de varios géneros en donde nos hizo bailar al ritmo de la salsa, nos regaló unos pasos de lo que es su género musical natal, el flamenco, y también disfrutamos de uno de los géneros más actuales y duros, el trap. Incluso estrenó una canción de country.
Al ver a Ralphie es imposible no pensar en la influencia de sus compatriotas como Rosalía y C. Tangana en su obra. Claramente, la libertad musical con la que Choo juega es algo en lo que, al menos, la primera ha influenciado. Él mismo ha dicho en entrevistas que la catalana abrió una puerta para los artistas, sobre todo españoles. También están Judeline, Pablo Pablo y Rusowsky, pero de eso hablaremos en otra ocasión.

Sin mayores interacciones con el público, recogió una rosa que una fanática le tiró al escenario del Teatro Coliseo, alentó a la gente a que gritara más fuerte el coro de su canción VOCONTODO, y, con un par de “¡Chile!”, Ralphie cerró su presentación sin sus músicos, interpretando solo en el escenario la colaboración con Rosalía, Omega, dejando contentos a sus fanáticos.
Ralphie Choo dejó alucinada a una generación Z que pudo disfrutar de un artista que definitivamente no tiene miedo de jugar con los géneros musicales. No se encasilla en ninguno y tiene un imaginario artístico auténtico y sin límites, siguiendo con la escuela de Rosalía y C. Tangana, pero creando su propio camino.
Si quieres conocer más sobre este enigmático artista, escucha su disco debut, una verdadera supernova de sonidos.