por Paty Leiva
La edición nº 962 de revista Paula que salió este sábado, incluye un interesantísimo reportaje titulado Cómo prevenir el abuso. En él, Maggie Escartin, experta internacional en abuso sexual, comparte datos claves y maneras de cómo enseñar a los niños a ser más seguros y de esa manera autoprotegerse. Es imposible controlar absolutamente todo el entorno de los hijos, pero sí es posible enseñarle a él ciertas metodologías de conducta para ser más asertivos y distinguir el peligro. Dice que los niños abandonados emocionalmente por los padres son los más vulnerables. Habla del respeto a los niños como personas que piensan y sienten, y de que el autoritarismo y el excesivo “respeto” a los mayores (solo por el hecho de ser mayores) es un arma de doble filo impuesta por los padres ya que los abusadores suelen buscar a niños “obedientes”.
Siempre me ha cargado cuando las madres retan a los niños en público y les dicen “deja de llorar o la señorita se va a enojar”, ya que le dan una autoridad gratuita a cualquier persona desconocida. En la misma Paula hay otro reportaje sobre un caso terrible escrito por Carola Díaz y Alejandra Carmona, que habla de una nana que abusaba de un niñito de 6 años. Escalofriante. Pillaron a la mujer y está presa. Además de lo atroz de la situación, la misma madre se sentía culpable por haber entregado en tan gran medida el cuidado de su hijo a esa mujer, ya que la tipa incluso iba a reuniones de apoderados, era supuestamente “estricta” con el niño y jugaba con él a tener “secretos”.
Pienso que la finalidad de compartir estas cosas tan horribles, sirve para que las madres paremos las antenas, estén siempre alerta y cercanas a sus hijos. Menos confiadas, delegando lo menos posible aunque trabajemos. Queda claro que hay que escuchar y respetar a los niños, y una de las mejores armas que se les puede entregar es la seguiridad en si mismos, la que parte por el respeto que sus propios padres les profesen.
Qué bueno que se esté indagando más en el tema….interesante para comprarla y darse cuenta de la realidad…gracias por el dato…
horrososo el caso del niño agredido, pobre madre…
lei tambien el articulo que seguia (era lo que habia que hacer no?) y me parecio bueno tambien. Me llamo la atencion lo del exceso de autoridad de los padres hacia sus hijos. Super buen pto, de hecho ya me siento mal por obligar a mis hijos derrepente a comerse la comida… pero espero que no sea para tanto la “libertad de expresion” que hay que darles. si no voy a tener puros mondadientes de hijos..
Que buen dato, voy a leer el artículo. Es cierto que los padres y madres amamos nuestros hijos por sobre todo, pero no siempre hacemos bien esta pega, no porque no queramos o porque ex profeso queramos hacerlo mal, sino porque realmente uno no sabe y si bien, hay un montón de cosas que uno puede preguntar a personas con más experiencia o a profesionales, hay otras por las que nos guiamos por la pura intuición. A mi por ejemplo me carga cuando a mi hijo lo obligan a besar a todo el mundo o a hacer la gracia del momento como si fuera un mono amaestrado, pero también me cargaría que fuera un niño taimado y mal educado que no saluda o no pesca cuando le hablan. ¿Dónde pone uno los límites sin convertirse en un dictador? porque igual me interesa que mi hijo (que es chico todavía) sea capaz de cuestionar a la autoridad y no obedecer a la primera. Pucha que es difícil esta cuestión.
Por fin a alguien se le ocurrió que los niños no son tontitos, pero que sí son inocentes y llevan todo al pie de la letra, como el citado respeto a “todos los adultos”.
Precisamente porque me ha tocado ver casos de abuso infantil desde bien cerca, es pq pienso criar a mis hijos con el respeto que se merecen. Entre una falta de respeto remediable y una posibilidad de abuso, no hay dónde perderse.
Saludos horrorizados,
La Hormiga
Sí, comparto bastante tus opiniones.
El secreto es cuanto comparten los padres con los niños. Cuanto tiempo le dedican. Hay tiempo para escucharlos?, para saber que sienten?
Ese es el mayor peligro. Mucho trabajo y muchos hijos, implica carencias, que serán reemplazadas de cualquier manera por los padres. Ahí es donde hay mayores opciones de llevarse una sorpresa desagradable.