En la primera jornada de Santiago a Mil 2016, tuve la oportunidad de ir al estreno en nuestro país de la obra de danza Political Mother del director y coreógrafo israelí Hofesh Schechter. En 2008 fundó la compañía “Hofer Schechter Company” en Inglaterra, y lo que lo distingue y lo que ha hecho recorrer el mundo con sus funciones, es que logra mezclar la danza moderna con un mensaje potente y música de rock progresivo intensa.
Sobre el escenario, los bailarines interpretan coreografías entremezcladas con una banda en vivo que toca música tan fuerte que incluso reparten tapones en el público para poder soportar la potencia del sonido. Es una experiencia totalmente intensa, y si uno logra interpretar una pieza de música y danza, puede entender que detrás hay un fuerte mensaje social, actual e incluso algo político, como dice su nombre.
Después de la función Schechter respondió algunas preguntas del público, donde hizo mención a su proceso de trabajo y lo que quiere dejar en las audiencias: “Lo interesante para mí es crear para las audiencias, es algo cercano a un estado onírico. Las imágenes no tienen necesariamente que tener sentido, pero hay algo como una historia, como una sensación fuerte. Trato de crear un viaje dentro de ese sentimiento. De alguna manera, Political Mother es como un experimento para mí, es crear intensidad emocional, a través de una cadena de eventos, imágenes, como en los sueños, donde se salta de una cosa a la otra, y en la acumulación de imágenes hay una intensidad emocional”.
Hofesh también hace referencia al proceso detrás de cada montaje: “Algunos trabajos los termino, y miro el estreno y veo todo el trabajo que queda por hacer, pero es por la naturaleza del trabajo, es un trabajo que evoluciona. Ningún trabajo es perfecto. Cada labor es imperfecta. Esa es la belleza también. Pero alguna obra sucede un poco como una explosión, y cuando sucede la explosión, esa es la imagen de un momento en el tiempo, y en Political Mother eso es para mí. Existen dos versiones, existe esta y existe otra que fue creada en otro momento. Hay un minuto en la nueva versión incluida en esta, por lo que lo que vieron es como el estreno. De modo que tengo que romper la idea del artista que sufre, que sigue trabajando en su obra”.
Los orígenes de Schechter en la danza fueron durante su época en el colegio donde estaba obligado a tomar danza folclórica, lo que no le gustó. Luego comenzó a bailar danza folclórica en la compañía y se enamoró del desafío de bailar. Era un niño muy tímido, y sentía que a través de la danza podía liberarse por dentro. Le gustó que tenía algo de pertenencia, de apego. Hay una linda tensión entre lo privado y lo público. “Trato de conectar con una cierta emoción, una cierta energía, y hago mucho movimiento hasta que siento que está conectando con esta energía. No me preocupo de hacer algo especial, no me preocupo de hacerlo original, solamente que esté conectado con la sensación correcta, para que el nexo dentro de la cadena de la obra haga su trabajo. En este sentido busco la simplicidad, con movimientos muy simples, muy puros, como ese movimiento saca la energía y el sentimiento que yo quiero transmitir”.
Hofesh explica los cambios que ha tenido en su forma de trabajo mientras ha ido madurando: “Con Political Mother incorporé movimientos de mi cuerpo, con mucha improvisación, para poder descubrir la energía del cuerpo de los bailarines. Algunos los invento y otros los robo de los bailarines. Pero el último trabajo que hice el año pasado fue mucho más colaborativo. No es porque estoy más viejo, sino porque trabajo mucho tiempo con los bailarines, y empieza a ser un vehículo para procesar el material, es como con otra parte del cerebro, con el cuerpo”.
La obra se caracteriza por incorporar música fuerte, muy intensa, contrastándola con momentos más suaves. Schechter explica: “Disfruto la tensión entre los diferentes extremos. Cuando tienes dos puntos en los extremos lejos de cada uno, te das cuenta del espacio entre ellos. Para mí el espacio entre ellos es la tensión. En nuestro mundo tenemos rock, como un vehículo para soltar rabia, y en ese mismo mundo tenemos música barroca, que glorifica la cultura humana, que pertenecen a los colonialistas. La relación entre esas dos cosas es lo interesante en la naturaleza humana. Ese elemento es para explicar decisiones que se tomaron. Realmente para disfrutar necesito esta música”.
Su gran motivación para crear este espectáculo es ilustrar su vida, tratando de defender los extremos. Se pregunta: ¿Como es posible que coexistan? Tratando de entender la emoción humana de todas las personas que son aplastadas en el sistema. Finalmente reflexiona: “Como un tren, como una obra, como miro al mundo y me cuesta entender todos los sistemas. Yo estaba enojado con el mundo”.