“Los Monstruos”, apuesta dramática escrita por Emiliano Dionisi, dirigida por Álvaro Viguera y protagonizada por Matías Oviedo y Milagros Andaluz, trae consigo una cruda reflexión en torno a la paternidad. El montaje ya finalizó su ciclo de funciones en el Teatro Municipal de Las Condes, pero esperamos que se presenten nuevas temporadas.
A través del humor negro, pero también la comedia física, “Los Monstruos” permite que el espectador pueda reflexionar en torno a la paternidad, pero más allá de los clichés domésticos. Se trata de cuestionar no solo la crianza que los padres de hoy en día dan a sus hijos en medio de la vorágine que resulta criar en estos tiempos, entre la vida profesional y laboral, sino que también hacer una especie de regresión de nuestros propios recuerdos y traumas que puedan explicar nuestras actitudes actuales, y también cómo a partir de eso, es la relación padre e hijo, madre e hija.
En este sentido, es que, por medio de la trama, donde se muestra a dos padres -no pareja-, se vislumbra que los traumas de los que son portadores sus hijos, son en gran medida producto de los mismos problemas que acarrean sus padres desde niños, o con sus propias parejas o ex parejas. Es el caso de Claudio (Matías Oviedo), quien arrastra un rencor muy fuerte hacia su ex, que al parecer lo abandonó dejándolo con su pequeño hijo. O en el caso de Sandra (Milagros Andaluz), que vive una vida prácticamente de madre soltera, ya que su marido no le presta atención. Todo esto se desarrolla en un clima de comedia musical, pero bien entrado el relato descubrimos que nada es lo que parece, pues la trama de un giro rotundo y oscuro.
En cuanto a la obra como musical, ambos actores destacan tanto por su rango vocal, como también por su despliegue en el escenario, y al estar acompañados de la banda en vivo, dirigida por Julián Hornig, le da mayor dinamismo y atmósfera al contenido de la propuesta teatral.
Milagros Andaluz se refirió al proceso de preparación para enfrentar su papel. “Con respecto al personaje puntual y el proceso de esta obra, bueno, una preparación vocal muy importante para poder enfrentar la exigencia del rol, y también, por supuesto, actoralmente, ¿no?, porque tiene muchos matices y muchas cosas diferentes, incluso interpretando diferentes personajes”.
A su vez reflexionó en torno al giro dramático del montaje. “El teatro musical, en principio, no es necesariamente una comedia. Las obras de teatro musical pasan por todos los estados y por todas las emociones, porque son una representación de la vida misma. Entonces, en este caso, no ha sido eso lo más complejo, sino poder estar conectada en cada momento con el personaje en una obra que es más bien fragmentada. No fue tan complicado el giro, sino estar siempre sabiendo qué es lo que estoy yendo a hacer en cada escena, qué sucedió antes, y rellenar esas elipsis”.
Asimismo, Matías Oviedo explicó que “enfrentar una comedia, un teatro musical, es siempre desafiante porque implica no solo actuar, sino también cantar, y las canciones también van contando la historia, entonces es importante que éstas estén en igual importancia con la actuación. Y la obra, bueno, sí da un giro inesperado, y eso para uno como actor es súper interesante porque significa que uno tiene que modificarse, tiene que modificar el personaje”.
“El personaje transita una historia que va cambiando, el personaje va cambiando, le van pasando cosas, y termina de una manera inesperada, y eso para uno como actor siempre es interesante porque requiere un trabajo sensible en el sentido de poder interpretar lo que le está pasando al personaje, cómo le pasa, y cómo desemboca en lo que termina”, cerró el actor.
