Nappily ever after, una nueva película para pasar el rato (pero con temáticas relevantes)

Esta película es para pasar el rato, pero toca un tema interesante. La protagonista es una mujer afroamericana que raya en la perfección, según su punto de vista, o mejor dicho, el de su madre.

POR @PATYLEIVA
Nappily ever after, traducido como El rizado camino de la felicidad, es una película para pasar el rato, pero toca un tema interesante. La protagonista es una mujer afroamericana que raya en la perfección, según su punto de vista, o mejor dicho, el de su madre. Destaco su origen racial porque ella, Violet, tiene un gran tema con su pelo crespo, el que desde niña trata de alisar, renegando de su afro, y a causa de ello se martiriza y se priva de cosas de manera muy normalizada en su vida.

Sanaa Lathan es Violet (Vi), la protagonista que vive este procesos de desencanto y reconciliación después de que su pequeño y estructurado mundo se venga abajo por razones cuya relevancia irá variando en el transcurso de la película. Hay escenas poderosas de los momentos trascendentales, pero suuuper extensas, lo que, para mis gusto, las hace perder relevancia.

La película, basada en la novela de Trisha R. Thomas, plantea varias cosas importantes:
– Ser mujer y ser auténtica
– Crecer con la misión de buscar a un hombre que “complete” tu vida
– No tener personalidad propia por cumplir o agradar a otros
– El respeto y amor por tus orígenes
– La solidaridad con tu género y con las niñas que vienen
– Las exigencias de la sociedad

Pero estas buenas intenciones –bien predecibles– como que nunca llegan a puerto. Hay cosas que me gustaron, como el hecho de que la heroína se equivoque una y otra vez –como cualquier ser humano–, pero nos dejan al borde de no quererla demasiado. Cuesta empatizar con ella cuando muestra su lado egocéntrico y su ceguera ante el objetivo de “agarrar marido”.

Los demás personajes tampoco son muy queribles. El novio (Clint) es súper mino, pero la madre de la protagonista es odiable, las amigas muy poco comprometidas, y con el otro hombre que aparece en su vida no conecta mucho, o al revés, parece conectar más de la cuenta, siendo poco creíble. Me quedo con la niña pequeña, Zoe, y obvio con Lola, la perrita chihuahua. Ah, lo que sí debo decir es que los créditos son preciosos, hechos con ilustraciones en torno al pelo.

Nappily ever after (El rizado camino de la felicidad) acaba de ser estrenada en Netflix.