Por Belén Leyton
Carmen García tiene tres libros de poesía y publicó su primera novela, Las oscurecidas, en 2018. Además, es directora ejecutiva en la Fundación Plagio, que realiza el icónico “Santiago en 100 palabras” cada año y autora del cuento El idioma de los pájaros de Neón Singles.
Hace un mes, Carmen tuvo guagua y ahora duerme poco. Está dedicada a la maternidad, a cuidar el nido, pero se da el tiempo para hablar sobre su cuento, El idioma de los pájaros, que acaba de publicar junto a la Editorial Neón, y sus experiencias en esta pandemia. En esta entrevista luce risueña y cansada.
Hablemos sobre tu cuento. ¿Cuándo lo hiciste y por qué?
Lo escribí hace como un año. Fue una serie de relatos que empecé a escribir entre que salía mi novela y un poco después. No me embarqué en un proyecto grande, como otra novela, sino que me puse a escribir cuentos. Paralelamente empecé a hacer una especie de taller con amigos escritores, donde no había un profesor, nos leíamos entre nosotros. Eso me daba el impulso para escribir regularmente. Y fue curioso porque no sé de dónde salió este cuento, pero me llama la atención que es una voz muy distinta a lo que yo escribo en poesía o incluso en Las oscurecidas.
Es un cuento muy visual.
Yo trabajo mucho con imágenes. Mi primera forma literaria siempre fue la poesía, es como mejor me defino. Y mi poesía es muy de imágenes, de ensoñaciones, onírica. La novela también usa eso, cada capítulo tiene una imagen potente. Es la herramienta que más utilizo.
¿Por qué elegiste el título El idioma de los pájaros?
Costó ponerle título. Al principio, cuando lo escribí, se llamaba “El extraño vacío”, pero hubo un consenso en que no era un título muy afortunado. En el fondo el que quedó es insinuante y no te devela necesariamente el cuento, y en el relato cuando aparecen los pájaros también tiene una cosa misteriosa que tampoco se explica. Creo que el título va en concordancia con eso. Un lenguaje que no logramos entender.
Tu última publicación fue la novela y ahora estás haciendo cuentos, ¿piensas reunir estos relatos?
Sí, tengo varios cuentos, estoy afinándolos. Y ahora estoy con la guagua, pero mi plan es poder publicarlos pronto y además tengo listo un libro de poesía. Esos son los planes. Y cuando pueda retomar el trabajo creativo, me gustaría poder lanzarme con otra novela.
¿Y cómo es ese proceso creativo teniendo un bebé?
La creatividad se te va, en gestarlo y después en que coma (ríe). Tengo un proyecto íntimo, que no creo que lo publique. Es un diario que hice desde antes de quedar embarazada, de seguimiento de este proceso.
Pero para lo demás no hay tiempo. Mi guagua acaba de cumplir un mes. Es algo que he pensado bastante, el tema de la escritura y la maternidad y cómo puedes sentir amenazada la propia creatividad al tener una guagua. Pero por otro lado, siento que te conecta con aspectos desconocidos. Es un aprendizaje bonito. Y desde que entendí que no voy a estar escribiendo tanto como quisiera, dejé de luchar contra ello.
¿Cómo fue tener un bebé en pandemia?
Fue jevi. Yo me embaracé justo antes del estallido y después vino la pandemia. A pesar de que fue una situación difícil o complicada por el miedo al contagio, ha sido una oportunidad de poder estar yo y mi marido haciendo nido con la guagua. Algo que he hablado con otras amigas que han sido mamá, es lo bueno de no tener visitas. Hemos podido estar tranquilos y eso ha sido afortunado. Por otro lado, creo que vivir esta experiencia de la maternidad en pandemia te lleva a otros lugares. ¿Cómo va a ser la generación que nació en este mundo? Creo que son guaguas muy fuertes.
¿Y cómo ha sido tu trabajo en Plagio?
Buscamos instalar el tema de la creatividad a través de distintas iniciativas. Entre ellas, exposiciones interdisciplinarias, como fue, el año pasado que hicimos “Canción nacional”, donde invitamos a una veintena de creadores a reinterpretar el himno y el resultado fue increíble. Fue una bonita sincronía, porque se inauguró en pleno estallido y justo cuestionaba los temas de patria y nación. Fue una excelente forma de reflexionar creativamente sobre el momento que estábamos viviendo.
La idea de la fundación es esa: Instalar puentes y cercanías entre la ciudadanía y la creatividad. Devolvernos la creatividad que (siento) siempre ha sido territorio de unos pocos.
¿Cómo la gente puede salir creativamente en esta cuarentena?
Ahora con “Santiago en 100 palabras”, nos tocó la convocatoria en plena pandemia, e hicimos un trabajo focalizado en lo digital. El concurso lleva 19 años y siempre ha sido una forma de tomar el pulso de lo que está pasando en la ciudad o lo que preocupa a la ciudadanía. Y justo ahora fue una excelente oportunidad para escribir la historia, estamos en un momento histórico bastante único y ese fue nuestro lema: “La historia es ahora, contémosla juntos”.
Y se hicieron talleres online, se invitó a escritores a dar consejos para la escritura. Hace poco lanzamos el concurso de ilustración con una conversación entre Liniers y Alberto Montt. Nos adaptamos al contexto, que también es bastante propicio para poder explorar la creatividad.
¿Y qué has hecho en tu cuarentena? ¿Estás escribiendo?
No, estoy dedicada cien por ciento a la maternidad.
¿Cómo te distraes de eso?
Cuando doy pecho aprovecho de ver algo que no me requiera usar manos. Pero sobre todo este primer mes la maternidad es muy exigente. No tienes tiempo ni para hablar por teléfono. Así que tengo harta entretención por ahí.
Y antes de que naciera la guagua me puse a hacer acuarelas. Ese fue un descubrimiento y espero retomarlo.