Por Marcela Infante
LP, Laura Pergolizzi (@iamlpofficial), está a semanas de volver a Chile, esta vez como parte del cartel del Lollapalooza local. Su carrera, prolífica a todas luces, ya cuenta con cinco discos editados y tres EP y además se destaca como letrista para artistas como Riri, The Backstreet Boys, Cher y Mylène Farmer.
En su sitio web describe su música como la melodía de una emergencia emocional. Y sigue diciendo que es un remedio para el corazón roto, por ejemplo. “Siempre tengo miedo de perder a alguien”, explica. “Soy demasiado consciente de que todo se puede perder en un segundo”.
En esta conversación nos habla de jazz, de la importancia de Freddy Mercury y Jeff Buckley en su educación musical, de lo que espera para su próximo concierto en Chile, que será la primera vez que venga como parte de un festival, y de lo que pasa con el disco Grace, 1313.
—¿Cómo te visualizas en la escena actual de la música?
—Uh, qué gran pregunta. A veces me siento como invisible, de una forma un poco rara. Creo que tengo un poco de síndrome del impostor, de alguna manera.
No lo sé, la verdad, para serte honesta me siento libre, no estoy atrapada en un género musical, y logro escaparme de ciertas etiquetas, porque ni siquiera me siento parte representativa de la comunidad LGBTIQ+ musicalmente. Entonces sólo hago lo mío. La verdad sólo me siento….
—¿Única?
—Voy a decir libre porque calificarme como algo único, suena muy a “ay, soy única”. Cuando la gente viene a mis conciertos espero que vean autenticidad, y un verdadero show de rock, porque al final del día sólo canto rock, soy una persona que canta rock.
—La última vez que estuviste en Chile fue hace tres años…
—¿No es una locura? ¿Cómo puede ser posible? Creo que estamos atrapados desde hace como un año y medio. Por ejemplo: piensas que la última vez que viste a tu familia fue hace un año y no, fue hace dos y medio. Es una locura.
—¿Qué sabes de Lollapalooza en Chile?
—No sé nada de Lollapalooza en ninguna parte excepto en Chicago, donde he tocado un par de veces. Pero, la verdad, creo que no he tocado en festivales en Sudamérica. Los últimos shows allá fueron los míos (en solitario), y eso estuvo increíble, muy poderoso, así que estoy emocionada porque puedo imaginarme lo que será estar allá en un festival.
—¿Cuánto tiempo vas a tocar?
—Creo que será cerca de una hora, o algo así.
—¿Qué clase de música se escuchaba en tu casa cuando eras pequeña?
—La verdad: ópera, Johnny Cash y Elvis. Sin embargo, mi casa no era especialmente musical. Mi mamá ponía canciones y yo tenía un equipito donde escuchaba de todo. Me empecé a meter en el rock clásico porque mi hermano escuchaba eso y yo pensé que era cool.
Amo a los Beatles, los Stones, Led Zeppelin y esas bandas, pero no tengo recuerdos de una especie de educación musical en sí. Nadie me incentivó para dedicarme a la música.
Mis dos padres están muertos, pero si tú les hubieses mostrado esto (hace un gesto de mostrarse a sí misma), ellos habrían reaccionado con un gran: “¿Qué?” Y yo habría dicho: “¿Esa persona soy yo? ¡Síííííííí!”
—¿Cuál fue tu primer referente o ídolo en la música cuando estabas creciendo?
—Jeff Buckley. Definitivamente me voló la cabeza porque pensé “realmente se puede hacer esto como él lo hace”. Su voz era increíble, era tan real. ¡Espera! ¿Acabo de decir que era “muy real”? (se pone a cantar el coro de la canción so real, del disco Grace, único álbum editado por el cantante estadounidense).
Pero, en realidad, Buckley era real, de verdad y tenía un montón de cosas, como la mezcla con la ópera. Y, bueno, antes de él estuvo Freddy Mercury, porque lo primero que escuché una tarde después de mi clase de fútbol fue a Queen y su Bohemian Rhapsody y mi reacción fue “dios mío, qué es eso”. Así que en realidad creo que lo primero que me voló la cabeza fue Queen con todo el componente dramático y teatral.
—¿Qué edad tenías cuando descubriste a Queen?
—No sé, pienso que como unos seis años. Sólo recuerdo que me gustaba mucho el aspecto dramático de la banda y, por supuesto, yo no tenía idea de lo que significaba ser gay en ese momento. Pero primero que todo, en los conciertos de Queen siempre había un montón de gente hetero gritando onda: “¡¡¡Yeahhhh!!!” Y, bueno, yo no estaba en esos recitales, pero siempre pensé que esos tipos no tenían idea.
—¿Qué parte de tu proceso creativo disfrutas más?
—En cuanto logro pasar del concepto a la melodía, cuando doblo esa esquina, es como que sé que será un gran tema. Estaba escribiendo algo para mi disco que viene y cuando pasa eso, cuando yo siento que llegué a algo, es muy emocionante. Por eso sigo haciendo música, porque es un proceso muy hermoso y es impactante hacerlo una y otra vez.
Es gracioso porque la gente que me acompaña sabe cuando hace clic. Estábamos tratando de escribir algo hace unos días y yo estaba como escupiendo melodías y en cuanto llegué a la que tenía que ser, todos me decían: “Ok, estamos listos, esto es”. Y ahí cada uno hace lo que debe: alguien prepara el track, yo ajusto la letra y así.
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—¿Estás trabajando en algo nuevo ahora mismo?
—Sí, lo que pasa es que yo estoy constantemente haciendo canciones. Acumulo y acumulo canciones, nunca me ha pasado de que tenga que decir como “arrrggg, tengo que escribir un nuevo álbum… empecemos”. Solamente hago canciones todo el tiempo.
—¿Te gusta hacer playlist?
—No. Soy lo peor. ¿Te has fijado cuando invitan a un artista a poner música? Bueno, lo mío es como “nah, estoy bien”.
—¿Qué estás escuchando ahora?
—Bueno, los dos últimos días he estado escuchando el nuevo disco de The Weeknd, porque no lo había oído, y también escucho mucho jazz. Cuando hago algo en mi casa sólo pongo jazz hasta que todo el mundo se aburre y van y me dicen: “¿Puedes poner otra cosa, por favor?”. Pero escucho a los clásicos, Coltrane, Miles Davis…
—Supongo que sigues escuchando a Buckley.
—Sí, claro, pero es difícil porque ese disco (Grace) es como para tirar todo el rato, entonces cuando lo pongo es como “uh, se puso horny la cosa por acá”, y como sólo tiene un disco editado, trato de no sobreescucharlo.