Lolla en Chicago

por Katie Morosky, Tatiana y Fran

Acabamos de estar en Lollapalooza Chicago. Tres amigas, tres días, muchas más que tres emociones. Aquí algunas conclusiones a las que llegamos anoche, destruidas pero felices.

– Estuvo muy difícil decidir qué bandas ver, porque muchas buenas se topaban (eso funciona mucho mejor en Chile). El último show fue el más complejo: Phoenix o The Cure. Lo nuevo versus lo clásico. No nos pudimos poner de acuerdo, así que nos dividimos. Y tenemos las dos versiones. Para algunas Phoenix es lo máximo en vivo, la puesta en escena asombrosa (luces, proyecciones, pantallas alta definición) y un vocalista entregado al público (tanto así que se tiró dos veces al público cantando). Y para la otra, Robert Smith es menos parafernalia, pero un repertorio lleno de recuerdos y además mantiene su voz intacta a pesar de los años de carrete. 

– Otras bandas que sobresalieron (de lo que alcanzamos a ver, por lo apretado del line up y lo grande del lugar): The Lumineers, bellos, full calidez; Mumford and Sons, coordinación musical entre muchos instrumentos; Band of Horses, hartas canciones contagiosas; Major Lazer, on fire con mix de canciones conocidas (Perry’s Stage estuvo prendido todo el tiempo con electrónica). 

– Mención especial merece la comida. Nos enteramos que hasta director culinario tiene este festival y se nota: smoothies, comida mexicana, china, thai. Sumado a los mil tipos de papas fritas: chips, bastoncitos, con queso cheddar y salsas varias. Además es barata: un pedazo grande de pizza de espinaca costaba unos 1.500 pesos chilenos. Y por último, acá se compra directamente con efectivo y tarjetas, no existe el sistema de tickets al que nos tienen acostumbrados en Chile.

– Chistosa toda la producción del vestuario de las minas: mucho sostén, bikini, shorts mega cortos, minis, cintillos con flores. En cambio, los hombres no estaban tan guapos y cero estilo. 

– Lo malo: las consecuencias del copete, los baños asquerosos y mucho curado jugoso que no estaba ni ahí con el show. Otro punto negativo fueron los accesos, muy estrechos para salir, se nota que en esta ciudad no hay temblores.