Lectora: Carolina Marín, Coquimbo

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#BibliotecaZancada por Francisca Tapia de Biblioteca Viva

Perdonarse fue el punto de partida para reestructurar su vida y avanzar como madre, mujer y profesional. Carolina Marín reflexiona sobre su historia y asegura que la difícil separación con su pareja y el proceso de concluir con la culpa tras ello es parte esencial de la persona que es hoy en día. “No es fácil asumir que todo depende de uno mismo y que la felicidad también es una opción”, afirma esta educadora de párvulos de 33 años, nacida y avecindada en la IV región.
En el plano literario admite que siempre ha sido una fanática de las novelas de amor y que en su adolescencia el famoso Señor Darcy de Orgullo y Prejuicio se robó sus suspiros, también confiesa que, pese al clamor general, no disfrutó en lo absoluto de la popular obra de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas. “¡Lo odié!”, sentencia.

¿Hubo algún libro que te marcara durante tu adolescencia?
Sí, Orgullo y prejuicio. Tenía una amiga que vivía con su abuelo, él tenía una biblioteca con muchos libros y decidimos con mi amiga leer cada uno de ellos, cuando llegó el momento de leer Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen, juzgué malamente un libro por su portada, pero al comenzar a leerlo, reconozco que me sentí la protagonista de la historia, la señorita Elizabeth Bennet, enamorada totalmente de Darcy quien correspondía en su totalidad a la descripción de un hombre perfecto, maduro, poderoso, guapo y en su interior sensible y totalmente admirable. Finalicé el libro entre lágrimas de emoción y con esa sensación de no querer que terminara la historia.

Ese libro que te costó terminar.
Alicia en el País de Las Maravillas, ¡lo odié!, la verdad no me gustó, lo encontré desordenado, a medida que leía no entendía nada, no sé si estaba más o igual de perdida y confundida que Alicia, jamás lo terminé. Lo peor vino después, cuando todos comentaban el libro diciendo que les había gustado mucho y me miraban con cara de “bicho raro” porque no pude terminarlo siquiera.

Un lugar que deseaste conocer tras terminar una novela.
Macondo, de Cien años de soledad, lo encontré genial, ya que causaba expectación, más bien por lo extraño de la historia que ocurre allí. Macondo, el pueblo del realismo mágico, cada personaje que daba vida a la historia era por sí solo original y mágico, que ganas de visitarlo y conocer sus extravagantes personajes, un lugar totalmente inventado y que dio vida a las raíces originarias de nuestra Latinoamérica.

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10 Comments

  1. A mi tampoco me gustó Alicia en el país de las Maravillas. me produjo una sensación de perdida y angustia al no tener la seguridad de mi hogar.

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