La pregunta del millón

Pie---

* Este post también está disponible en el Especial Aniversario 2007

por Rodrigo Ferrari*, foto Paola Manfredi
Rodrigo, tienes un mes para pensar en aquella pregunta que desearías fuera contestada por el género femenino. Piensa que tienes la oportunidad única de, en representación de millones de hombres, resolver esas interrogantes por las que los hombres se rebanan la cabeza sin lograr entender por qué las mujeres piensan, dicen y obran de tal o cual manera. Llevan centurias tirándose de los pelos y ahora tú tienes la oportunidad de resolver esa maldita erotema hormonal que nos mantiene en trincheras enfrentadas en vez de estar haciendo cosas más entretenidas en una sola.

Esa fue la misión de mi editora cuando me ofreció convertirme en columnista de Zancada. Pero lo peor de todo estaba por venir, un mes y ninguna posibilidad de convencerme de algo que preguntar. La idea era evitar toda clase de lugares comunes del tipo por qué van al baño acompañadas -que por lo demás no tiene ninguna trascendencia- o tips de cama que son más fáciles de encontrar en la web, antes que dedicarles una columna. Aquí se trata de ir al callo, que las chicas tiemblen, se pongan coloradas y terminen por confesar lo inconfesable.

*zancudo invitado

Pienso el tema y no puedo evitar recordar aquella ridícula comedia norteamericana en la que un mujeriego, machista y patético Mel Gibson, pudiendo súbitamente saber qué piensan las mujeres y creyendo que tenía el arma secreta para enganchar a cuanta tipa se le cruzara por delante, termina por volverse loco al desayunarse sobre los cientos de miles de cosas que cruzan la mente de las mujeres y que él simplemente no logra entender. Y es que por lo menos, la tarea nos abruma -a quién no- y enfrentados al dilema de qué preguntar, la cosa se nos pone cuesta arriba. Recuerdo haber sondeado el asunto con amigos, y lo único que obtuve fue encogimientos de hombros y varias miradas incómodas de algunos que sólo se ganaron un buen reto de la novia que no podía entender cómo “nunca se lo había planteado”. Claro, como si dependiera de la reacción ante tamaña interrogante el grado de interés que un hombre tiene hacia su pareja.
Pero ¿habrá realmente algo que los hombres deseemos saber sobre el género femenino? ¿Necesitamos saber lo que piensan las mujeres? O quizás la pregunta debiera ser ¿qué necesitamos saber para permanecer juntos hombres y mujeres sin terminar matándonos o simplemente distanciados más rápido que lo que tardamos en juntarnos?
Quizás sea ese justamente el problema, esa obsesión por saber, por tenerlo todo claro, por no poder vivir con la duda respecto al otro. Quizás, como dijo Wilde, efectivamente el amor no sea más que un mutuo malentendido o, como leí hace poco, el producto de dos que perseveran en algo común alimentados por el sentimiento equívoco de uno y el sentimiento equivocado del otro.
Hoy pareciera que el amor romántico ha dado paso a uno más bien líquido, que moja pero no quita la sed. Un amor subtitulado por el marketing y lleno de caricaturas trasnochadas de hombres cavernarios que ante todo desean perpetuar la especie y creen que un instinto superior a él, pero natural, les impide tener sólo una pareja en la vida; o de mujeres que interpretando aquello de la igualdad de géneros, terminan por transformarse en hombres con jeans a la cadera, infranqueables y que creen que cualquier viso de femineidad es volver a tiempos de sometimientos y abusos. Alguien nos mete esa obsesión por enfrentarnos en vez de ser dos contra el mundo.

El amor es eterno mientras dura, dicen. La paciente carta que obligaba a pensar cada palabra, ha sido reemplazada por el chateo y el mail, que promueven intimidad con desconocidos, los mismos que podemos sacar de nuestras vidas con sólo apretar delete. Las comunicaciones proliferan, pero las infinitas conversaciones por celular que se oyen en calles, oficinas y micros, no encierran necesariamente la promesa de conversaciones más largas y profundas en persona, sino que son sólo un pobre e insípido sustituto. La compulsión del sexo sin vinculado afectivo termina frustrando y acentuando esa misma sensación de exilio que supuestamente debía curar, tentado por la necesidad de conocer la diferencia porque lo mismo aburre, siendo que en realidad ¿están el hombre y la mujer preparados para soportar la infidelidad? Por supuesto que no, nunca lo van a estar. Tanto acomodo, tanta táctica y estrategia, tanta etiqueta y personaje ha terminado por dejar de lado lo que realmente importa: lo que siente uno y la fe en lo que siente el otro, aunque no sea lo mismo. Nos mantienen en lados opuestos de la cancha, en vez de planear el ataque juntos.
¿Que qué quiero saber de las mujeres? Nada. Cualquier respuesta podría justificar temores, egoísmos, comodidades, aburrimientos, arribismos y todos aquellos signos posmodernos que hoy recurren frente a la posibilidad de la vida en pareja asustando como el mismo diablo. Cuando son cada vez menos los que se atreven y viven para contarlo, puede que aún haya patria. A pesar de los estilos, no será mejor que condenarse a ese amor líquido que aborrece lo perdurable, lanzarse a esa relación de amor a punta de mutua libertad y conciencia de no forzar un entendimiento que puede ser superado fácilmente con algo más que un abrazo. Puro sentimiento, sin competencia.

Podrá parecer el gran descubrimiento del hilo negro, pero ya no cabe sino tratarse como iguales y evitar esas preguntas retóricas que sólo intentan tomar ventaja para luego poder cobrar cuentas sin remordimientos. Lo que aquí hacen falta son cómplices. Y si la relación no funciona, siempre se podrá abandonar el bote, aunque suene feo, pero si se abandonó deberá ser para volver a creer en ese amor que inspiró tantos libros y películas y que parece haber provocado los mismos estragos y calamidades desde los tiempos de las túnicas y los laureles. Habrá que volver a intentarlo, volver a buscar ese amor eterno ¿promiscuidad? No creo, porque como dijo el mismo Wilde: “Quienes aman sólo una vez en la vida son realmente los frívolos. A lo que ellos llaman lealtad y fidelidad yo lo llamo letargo de la costumbre o falta de imaginación”.

17 Comments

  1. saber lo que piensan ellos, es mas misterioso q una mujer,,,el amor es mas que la culcura, es entregar pero sin cambiar y tanto el egoismo como la infidelidad son parte de el… son el complemento que se necesita para ver si aquel que nos acompaña es la mitad de la naranja.
    o simplemente seguir buscando esa otra mitad.

  2. Yo quería responder la pregunta del millón… pero al final encontré un monólogo sobre la soledad en las relaciones humanas, bastante melancólico.

    ¿Estás un poquito depre, Rodrigo?

  3. Si, bastante melancólico… por un momento pensé que hata podía haber algo divertido, más allá de una pregunta concreta.

    Por cierto, no estoy de acuerdo con la última frase de Wilde en relación a los frivolos, finalmente cada uno determina en base a sus propias necesidades si ser promiscuo o no, a veces es lo que te toca. Y para otros el amar una sola vez es algo maravilloso, ese es mi caso, y no lo hago por costumbre, simplemente no necesito más, ya encontré incluso más de lo que podría haber querido.

  4. ajajaja excelente todo el apoyo para un valiente que quiso zambullirse en un mar de chicas.

    bueno yo también por algo siempre paseo por estos lados ya que es entretenidicimo y anecdotico leer los problemas que se exponen muchas veces.

    saludos
    de otro zancudo

  5. A mi me interesaba también ver cuál era la pregunta y resulta que al final era todo como yara yara yara del amochhhh. Fome.

  6. Ah!!! Wilde fue una persona muy ingeniosa, pero también muy sufrida en la vida personal. Me quedo con la admiración de su obra literaria, a no tomarse tan en serio esas frases ingeniosas…

  7. el ser humano es ingenuo y afortunado.
    Ingenuo porque teniendo miles de millones donde encontrar a su amor eterno cree haberlo encontrado en su circulo cercano. Y , afortunado porque sólo vivirá unos 80 años para conformarse con lo que encuentre en su círculo cercano,
    Qué fuerte suena eso de “conformarse”, algunos le llaman vivir-.

  8. Sí son complicadas las relaciones: pero creo que el Amor si puede ser eterno y no sólo mientras dura…
    Todas las tardes veo a una pareja mayor dar el mismo paseo por mi barrio, las mismas calles, entre la misma gente… y pienso que ellos son el Amor, han sobrevivido juntos al paso del tiempo, han cambiado y han vuelto a cambiar y aún así quieren seguir estando juntos!
    Cuando ya no estén su Amor seguirá aquí entre estas mismas calles, entre esta misma gente.

  9. a mi me gusto la columna de Rodrigo…es q cuando hablamos de hombres y mujeres, se nuestras diferencias y abismos q teóricamente nos separan, siempre terminamos hablando de lo q nos une, lo q inevitablemente buscamos en ese otro…
    al fin y al cabo se trata de compañía, un poco de comprensión y buenos momentos, no??

    no hay pregunta del millón, sino muchísimas pequeñas interrogantes igual de valiosas q ésa.-

    Saludos

  10. puaj! k eris fome
    si a nosotras nos encanta responder, a todo, no por un afan controlador, sino, por una cuestion de compartir, corroborar o refutar, siempre andamos por la vida escuchando y solucionando cosas y mandando a la cresta otras.
    en fin me hubiese gustado responder la preguntilla del millon
    bueno una lata
    se aceptan aquellas inquietudes de otros zancudos
    jajajja
    saludos
    bye**

  11. que heavy cachar que los hombres no tienen nada claro, si siquiera pueden llegar a preguntar algo concreto. Son tan simples y basicos que no les da para algo mas “elevado” jaja como una simple pregunta.
    Por ejemplo, yo siempre me he preguntado que miessshda hacen los hombres en el maldito club de toby…. ooooo….. como sera estar en una despedida de soltero!!!! jajaja
    estupideces, pero preguntas concretas al fin y al cabo. jaja

  12. Me da una soberana lata cuando leo o escucho a hombres y mujeres (más mujeres) devanarse los sesos en demasía, sobre cómo somos, cómo son ellos, etc., digo en demasía porque llegan a leer libros al respecto tratando de encontrar las respuestas. Y en el 99% el motivo de la búsqueda es sobre el amor de pareja. Dejen que suceda y vivanlo. Yo no me creo una sabelotodo, hartos altos y bajos que he tenido en mis relaciones y en la actual, pero hay una regla de oro que compartimos con mi pareja desde el mismisimo minuto en que nos conocimos y es una profunda comunicación. Es cierto que se siente cuando la persona en que te fijaste “es”, pero eso no es garantía de mucho, si no se atreven a hablarse hasta de los más pequeños detalles y jugársela, quedense solos, apareense por ahí y sigan leyendo libros basados en la vidas de otras personas (que no son ustedes) , buscando la relación perfecta ( que no existe) y porsupuesto sigan buscando las diferencias entre hombres y mujeres , que TODOS sabemos, pero no COMUNICAMOS.

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