En La llave, Maria Luisa Ginesta, nos lleva a transitar por un camino de búsqueda, de reflexión y de conocimiento interior. Este camino se inicia con el reconocimiento de un abuso, para finalmente dejar entrar luz reconfortante en forma de puertas y ventanas abiertas. El libro nace con la necesidad de explicarle a su compañero de vida lo que está viviendo, lo que la revoluciona internamente.
A través de su experiencia, María Luisa Ginesta, La Chica, invita a enfrentar sin temores episodios de abusos, que la mayoría de las mujeres hemos vivido alguna vez. Con La llave Maria Luisa inicia un nuevo camino, la creación de la Fundación Entretodas, un espacio seguro, de acompañamiento y contención donde se acogerá y entregarán herramientas a mujeres que han vivido estas dolorosas experiencias.
“Siento que soy una mujer nueva. Hoy puedo leer con más claridad la vida, la puedo vivir aun con más intensidad”, dice La Chica en las páginas finales de La llave.
La protagonista emprende este peregrinaje desde el temor y la duda hacia un final incógnito que puede llevar a cualquier parte. La viajera convoca voces desde el pasado, como la tía bisabuela, ya fallecida que dialoga con la autora desde sus escritos. Ella va iluminando en la protagonista de forma sorprendentemente vigente. Compartir estas vivencias nos permitirá comprender la sororidad, mujeres solidarias y generosas con nuestro género.
Con su lenguaje formal-informal, espontáneo y a la vez lúcido e inspirado, esta narrativa consigue involucrar al lector con la historia de su protagonista. Le permite también despertar en él preguntas que tal vez tenía dormidas, entregándole, como regalo, una llave para resolverlas. En La llave, La Chica nos invita a superar la victimización mediante un aprendizaje profundo, con el objeto de avanzar, conocernos y aceptarnos.
