Bernardita Bravo

El cuidado / descuido en la literatura de Bernardita Bravo

Hace dos años, Bernardita Bravo publicó Estampida. El cuento que da nombre al libro trata de un pueblo donde las madres deciden irse. Tal vez por eso fue difundido como un libro que cuestiona la maternidad, aunque para ella ese término queda corto.

Bernardita BravoPor Belén Leyton
Hace dos años, Bernardita Bravo publicó Estampida. El cuento que da nombre al libro trata de un pueblo donde las madres deciden irse. Tal vez por eso fue difundido como un libro que cuestiona la maternidad, aunque para ella ese término queda corto.

Bernardita escribe ficción de las cosas que le interesan: el cuidado, por ejemplo. Es madre de dos hijos pequeños y en esta cuarentena hay días buenos y otros no tanto.

¿Cuándo escribiste No le temo a los muertos?

Tenía algunas notas sueltas sobre el relato, sobre la trama, pero cuando la editora de Neón me invitó a participar, ahí le empecé a dar forma. Entonces fue un cuento que escribí durante mayo y junio. Es reciente, pero había antecedentes anteriores, tenía algunas notas para configurar un cuento. Al principio iba de otra cosa, pero derivó en esta trama.

Son personajes comunes que les cuesta expresarse.

Quizás es algo propio de la familia lo de las cosas no dichas o no dichas del todo y me interesaba indagar en eso. Estos vacíos dentro de un drama familiar, donde algunas cosas se dicen, pero otras cosas se guardan o se dicen de una manera que no es la correcta. Y dentro del mismo cuento hay partes de la historia que no se relatan. Es un juego con lo que se cuenta y lo que no.

Y atraviesa la precariedad. No podría ser una historia de cualquier clase social.

Sí. Siento que el trabajo obviamente atraviesa el día a día de una familia y en ese sentido me interesa indagar trabajos que determinen la realidad que uno tiene. Esta madre que trabaja en un peaje y las condiciones laborales adversas no le permiten tener una vida más plena. O el padre, que tenía un oficio poco común, y eso también marca la forma de relacionarse con ciertas cosas, como la muerte. Me interesa abordar el tema de lo laboral y cómo eso atraviesa a un ser humano y a quienes lo rodean.

A tu libro Estampida lo recomiendan como un libro que aborda la maternidad, ¿te atrae ese tema?
El libro salió en un momento en donde se estaba cuestionando la maternidad y hay muchos cuentos que tratan sobre ciertos tipos de madre, pero para mí el libro va más allá de eso. Trata el cuidado o descuido que tenemos unos con otros. En ese sentido la madre puede ser la figura que más representa esta obligación de proteger, pero el cuidado entre los seres traspasa más allá del rol maternal.

En este cuento está el descuido entre los mismos personajes.

Me interesa cómo las relaciones están bien sujetas a un equilibrio precario. No siempre es un lazo que se mantiene igual. Por eso la hija que busca al padre, a mi juicio, quiere conciliarse con ese padre del que tiene buenos recuerdos y no quedarse en el “tú me abandonaste”. Es como matar a los padres simbólicamente, los vuelves a recoger y los aceptas como seres humanos. O la relación de una madre con sus hijos, donde hay conciencia de responsabilidad, peor también incapacidad. Es mostrar nuestras contradicciones…

Eres madre. ¿Te planteas lo del cuidado y el resultado de ese cuidado o descuido?

Sí, obviamente una está día a día cuestionándose. La culpa de madre es una cosa que hay que ir trabajando porque está muy incrustada culturalmente. Pero también uno va aprendiendo. El ejercicio de ser madre es un proceso que siempre va mutando. Y es muy lindo, pero también muy duro. Eso es lo entretenido. Hoy en día, a mí no me satisface sólo ser madre, quiero equilibrar la maternidad con mi ser-humano.

¿Y cómo es vivir con niños en cuarentena? ¿Cómo les explicas lo que está pasando?

Los niños necesitan mucho movimiento, mucho estímulo, conocer el mundo. En ese sentido, ellos no tienen plena conciencia de lo que está pasando, se imaginan el virus de manera propia en su cabeza, pero no logran comprender del todo la magnitud del contexto.

Por eso creo que a los adultos les cuesta aguantar más, si es que tienes la suerte de que los niños no están en un ambiente muy pequeño y tienen ciertas cosas básicas. Estoy hablando de un contexto privilegiado en ese sentido. Obviamente hay muchos niños que se van a ver muy resentidos después de esto. Hay que tener paciencia y no es fácil. Yo intento tener humor con ellos, nos reímos mucho y eso nivela el cansancio inevitable.

¿Y además estás trabajando?

Sí, teletrabajo en bibliotecas escolares. Pero los colegios están intentando abarcar todas las asignaturas más académicas, entonces mi área está más quieta en ese sentido. No tengo un trabajo tan arduo. Tengo suerte porque no tengo que estar trabajando todo el día y los niños aguantando que una está pero a la vez no. Tengo la posibilidad de equilibrar.

Estudiaste literatura y estética, ¿cuándo empezaste a escribir y a tomar talleres?

Desde chica me gusta mucho leer y escribía diarios de vida muy concretos. Ese fue mi inicio en la escritura. Y mi mamá, que era muy perceptiva con las cosas que me gustaban, me metió a talleres y me regaló una máquina de escribir. Desde los 13 o 14 empecé a escribir cuentos. He escrito siempre. Tengo harto material guardado.

¿Y por qué publicaste hace tan poco?

Quizá fue un proceso lento de creer que a la gente le podía interesar lo que estaba escribiendo. También implica mostrarse. No sé si eso me interesaba mucho o no me sentía capaz. Pero después de la primera publicación, que ha sido una experiencia muy bonita, tengo el impulso de querer seguir escribiendo.

¿Qué estás escribiendo ahora?

Estoy en una novela. Voy lento, no encuentro que haya que tener apuro, tampoco tengo el día entero para escribir. También empecé unos cuentos hace poquito y he escrito poesía, pero la tengo más guardada para mí. Me siento más narradora, pero a veces me sale escribir textos más poéticos.

¿Estás leyendo algo?

Hace poco me terminé El nadador en el mar secreto, una novela muy corta del escritor William Kotzwinkle‎. Trata sobre una tragedia que vivió en carne propia el autor y es muy limpia en la narración. También estoy leyendo los poemas de Amor. Antología colectiva de poesía (Bisturí 10). No leo muchas cosas a la vez.

Así como se publicó este cuento de Bernardita Bravo en Neon Singles, cada domingo se podrá descargar un cuento nuevo desde el instagram @neonediciones y desde @soylarov. Estarán disponibles por una semana y después se podrán descargar por casi un dólar en Amazon.

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