por Mariana y punto
Cuando empecé a leer La historia de mis dientes de Valeria Luiselli lo primero que pensé fue en que el tono en el que escribía era lo más parecido que he visto a Miranda July. Ese humor y relato crudo y esa imaginación infantil aplicada a una historia y detalles muy adultos es algo que siempre me había fascinado en la artista, cineasta y escritora que es una de mis ídolas, y que me asombró ver también en esta joven autora mexicana que nació en 1983 y vive en Nueva York.
Ese tono y forma de escribir tan impredecible y a la vez cándida son algo que sólo creía posible en la mente de un niño, en la que las posibilidades y descripciones son infinitas y no están moldeadas por lo aprendido ni por el deber. Y tal como pasa con las genialidades de los niños, sus historias y formatos son impensables y a la vez lúcidos, alucinantes y evidentes.
En La historia de mis dientes me reí varias veces (sobre todo en las menciones de nombres de escritores aplicados a cualquier personaje, chiste que me recordó a las críticas maestras de Hermes Antonio), tuve pena, y sobre todo sentí felicidad y admiración de estar leyendo a alguien que me pareció tan sencilla y brillante a la vez.
Ahora necesito lamento mucho no haberla conocido cuando estuvo en Chile en el ciclo Libro Abierto de la Biblioteca Nacional y necesito encontrar y leer Papeles falsos, su primer libro (una colección de ensayos), y la novela Los ingrávidos, publicada el 2011 y que antecedió a esta genial La historia de mis dientes, publicada originalmente el 2014.
Lamentablemente parece que no es muy fácil de encontrar en Chile, pero al menos La historia de mis dientes está disponible en la Biblioteca Viva Egaña y en la librería Catalonia de Las Urbinas 17, ambos lugares donde tendrán un 20% si van de parte de Zancada.
