Por Sur
Cuando La Casa Lobo terminó ya sabía que quería escribir sobre ella. Pero antes de comenzar a hacerlo cometí el error de ponerme a leer. Leí críticas, reseñas, entrevistas a los directores y sentí que ya había tanto y tan bien dicho que este texto no tenía sentido.
Rebusqué y revolví lo que me había dejado la película y llegué a elementos ineludibles: la infancia de quienes hoy tenemos cerca de 40 años y que nos sentimos identificados con todas esas imágenes tan nítidas que se dan en La Casa Lobo: los cuadros con motivos religiosos, la tele prendida, las piezas de madera del parqué que andan sueltas por todos lados, los cuentos terroríficos que leímos como historias de hadas donde siempre hay una manzana, donde siempre hay un espejito, donde siempre hay una autoridad.
También me fue imposible rehuir de la idea de la secta: del maltrato sicológico donde lo único que te puede salvar es tu propio enemigo, aunque hayas intentado escapar tanto de él. La película nos muestra el refugio de María luego de que se rebelara frente a la autoridad. El mundo que crea es tan parecido a ese en que vivió y decidió dejar atrás pero es imposible juzgarla por ello.
Será que es lo único que conoce? Será que es la forma posible cuando has sido subyugado por ese alguien superior que te atemoriza? También están las instituciones políticas, Colonia Dignidad, la Dictadura, pero para eso están Joaquín Cociña y Cristóbal León que en muchas entrevistas han explicado tan bien cómo y por qué la película decantó en eso.
Inevitable es no poder parar de pensar en la pega que debe haber sido hacer esta película. Pega manual y concreta, kilos y kilos de materiales plásticos, incontables detalles que se atropellan cuadro tras cuadro.
La película en ese sentido parece un monstruo inabordable y eso se comprueba al saber que la grabación duró 5 años, que no hay maquetas involucradas, sino figuras a escala humana y que los sets son espacios reales.
Aunque en mi exploración posterior haya podido reconocer en cuántos festivales se ha presentado, cuántos premios se ha ganado y cuánto les queda a sus directores de caminar con ella, todo parece insuficiente