El redescubrimiento de la intimidad en Nuestras almas en la noche

por @patyleiva
Me enamoré de esta película. Sabía que Our Souls At Night (Nuestras almas en la noche) me iba a gustar por la química entre sus protagonistas, Jane Fonda y Robert Redford, que a estas alturas son como un match perfecto, al igual que hace 50 años en Descalzo en el parque. La banda sonora incluye preciosuras como A Sunday kind of love de Etta James y la atmósfera es siempre sutil y sin pretensiones. Aquí, ambos son viudos, y todo comienza con la visita de Addie a su vecino, Louis, para hacerle una propuesta:

¿Querrías venir a mi casa alguna vez a dormir conmigo?”, dice ella. “Estamos los dos solos, por años, y la soledad me pesa, y pensé que quizás a ti también… ¡No es sexo! Se trata de pasar la noche. Recostarnos en la cama juntos y hablar hasta que nos quedemos dormidos. Las noches son lo peor, ¿no crees? Pero creo que podría volver a dormir si hubiera alguien al lado mío. Alguien agradable”, agrega. “¿Puedo pensarlo?”, responde Louis anonadado. Así parte todo.

El título de esta producción basada en el libro de Kent Haruf y dirigida por Ritesh Batra es perfecto, porque son sus almas las que se encuentran a esas alturas de la vida. No se juzgan, y la conversación es lo más importante. Es conmovedor ver como se visitan, se llaman por teléfono, cómo se hablan.

Su relación con los hijos no siempre es fácil, ya que con el tiempo se sufren algunos cambios de roles y porque las cosas no siempre resultan como uno espera.

Igual es imposible no pensar en Grace (Grace and Frankie) cuando vemos a Addie, pero son bien distintas, sólo se parecen en que son mujeres fuertes y determinadas.

La puedes ver en Netflix.

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