Por @patyleiva
No he sido tan fanática de Black Mirror en las temporadas anteriores, pero hay episodios que me han parecido increíbles, como el premiado USS Callister. También encontré lindo San Junipero, pero me dejó con una sensación de vacío y desolación. Aunque, en verdad, la serie completa deja un poco así.
Aunque estos 3 nuevos episodios también apuntan a la “perdición” del ser humano ante las pantallas, me parecieron muy creativas las nuevas formas de llevar el tema a la serie.
La tecnología dicta el guión de nuestras vidas, o al menos juega un papel demasiado importante a la hora de comunicarnos. Son las vías y el alcance lo que han cambiado, metiéndose literalmente en nuestras cabezas, cambiando nuestras conductas, generando nuevas adicciones, dependencias y emociones.
¿Somos manipulados por ella? ¿Somos víctimas de ella? ¿o somos nosotros mismos los que manipulamos nuestro propio subconsciente desde un sitial privilegiado echando mano a cada nuevo recurso? El tema da para mucho.
Pienso que Striking Vipers es la más original de las historias. Fue la primera que vi y debo decir que me sorprendió cuando vi para dónde iba. Creo que toca el tema de los sentimientos y sensaciones virtuales de una manera mucho más creativa y creíble que otras que he visto. No pude evitar pensar en Her, por ejemplo, una película que aborda un tema que podría ser considerado similar (y que a mi me cayó como patada en la guata) pero mucho menos absurdo.

La segunda, Smithereens, me tuvo muy metida por un buen rato pero igual me pareció un capítulo un poco largo. La reflexión de este episodio podría resumir la serie completa.
Rachel, Jack and Ashley Too es el episodio estrella de la temporada, ya que Miley Cyrus es la protagonista. La adolescencia es vista desde 3 muy distintos puntos de vista, la fama y la pérdida están presentes todo e tiempo, aliñadas con música, baile y, por supuesto, inteligencia artificial. El dato curioso: el single de Ashley O, la ídola de moda interpretada por la estrella-juvenil-de-la-vida-real es una adaptación de la canción Head Like a Hole, de Nine Inch Nails, perteneciente a su célebre disco debut, Pretty Hate Machine.
Lo más divertido es que después de este cover salieron unas poleras de la canción que se pueden preordenar en el sitio de la banda con diseño Black Mirror, tipografía y llamado de estrella juvenil. Todo muy bizarro, muy Black Mirror.