Por Jocelyn Jara
A la espera de su presentación en Lollapalooza Chile 2023 este domingo 19 de marzo, y de su sideshow el 21 en el Teatro Caupolicán, te dejamos esta especie de playlist personal de la mítica banda de Perry Farrel.
Como sabemos, Jane’s Addiction es una banda de rock alternativo fundada en 1985 por el cantante Perry Farrell, quien creó el festival Lollapalooza en 1991, el guitarrista Dave Navarro, Eric Avery en el bajo y Stephen Perkins en la batería.
Mucha agua ha pasado bajo el puente desde ese momento, y han vuelto a reunirse en varias ocasiones, y uno de ellas es para tocar en este famoso festival.
Sin embargo, en esta ocasión, Dave Navarro no estará presente, debido a problemas de salud, y será reemplazado en vivo por Josh Klinghoffer, el reconocido músico y ex guitarrista de Red Hot Chili Peppers.
Y para dejar de contar las horas para verlos nuevamente en Chile, les contaré mi historia personal con esta gran banda, con la que de una u otra manera he conectado mis vivencias con muchas de sus canciones. Espero que sea de su agrado.
La primera vez que escuché una canción de Jane’s Addiction tiene que haber sido por allá por el 2007 más o menos. Fue a través del canal de cable VH1, mi lugar favorito para descubrir bandas rockeras, ya que no tenía acceso a Internet.
Bueno, siempre he sido muy anacrónica en mis gustos musicales. Mientras mis compañeros y compañeras de curso escuchaban reggaetón, lo cual era el boom de ese momento, y otros más rockeros amaban las bandas dosmileras tipo My Chemical Romance, yo me dedicaba a escarbar en el pasado de los 80 y 90, con grupos como Nirvana, Pixies, Pearl Jam, Alice In Chains, hasta que me topé con Jane’s Addiction.
Se trataba del videoclip de “Been Caught Stealing”, que me llamó mucho la atención, tanto por la sonoridad, la voz de un, en ese entonces, desconocido cantante para mí, y también por los perros que ladran en gran parte del tema.
Para una adolescente de quince años fue extraño toparse con un video así, pero me gustaba sentirme diferente escuchando esa música, por lo que amé el tema y lo guardé en mi cabeza para siempre.
Años más tarde, cuando ya se había creado la radio Sonar FM, y ya con el interés de volverme periodista musical algún día, tocaron “Stop”, y fue una sorpresa para mí volver a toparme con esa banda nuevamente. No dijeron quiénes eran, pero yo reconocí de inmediato la voz, ¿y cómo no hacerlo si es tan característica e inconfundible de Jane’s Addiction? Otra razón para quererlos, y eso que ni siquiera había escuchado la discografía completa, porque eso significaba bajarla en Ares y seguía sin Internet en casa.
El 2011, año bastante raro y difícil para mí, recién egresada del colegio, y siendo una digitadora frustrada que siempre había soñado con estudiar periodismo, y que pasaba las horas en el trabajo escuchando sus radios favoritas como Sonar FM, Futuro, Rock and Pop y Horizonte, me enteré que Jane’s Addiction estrenaba un nuevo single, gracias a Alfredo Lewin que lo dijo a través de mis audífonos.
Era “End To The Lies”, canción que amé enseguida y que no podía parar de cantar pese a que mis compañeros de trabajo me miraran feo por hacer ruido en medio de la oficina que compartíamos.
Yo no estaba ni ahí, seguía siendo una rebelde, tan rebelde, que pololeaba con un chico malo, que para mi opinión actual y el mundo entero es un funado por donde se le mire, en fin, otro cuento. Era tan rebelde que aún habiendo pagado por dar la PSU, no asistí a la prueba, en parte por culpa de este sujeto, en parte porque no me gustaba hacer cosas obligada.
Todo eso pasaba en mi vida por esos días oscuros en que perdí mucho tiempo en varias cosas, pero que, por otro lado, terminaron de forjar mi gusto musical, y del cual, obviamente la música de Jane’s Addiction jugó un papel muy importante, y de la forma más indirecta y esporádica posible.
Era 2013 y yo había decidido por fin tomar el rumbo de mi vida, dejando atrás a dos ex que me hicieron mucho daño, y también perder mucho tiempo, por lo que ya era hora de dar vuelta la página, o cambiar la canción.
Iba caminando por la calle Vergara en Santiago Centro, rumbo a la Biblioteca Nicanor Parra, con muchas ilusiones y la idea clara y fija de prepararme para dar una buena PSU, esta vez por iniciativa propia. Por eso fue que me inscribí en una actividad que llamaron “un día como periodista”, instancia donde los posibles postulantes podían visitar las dependencias tanto de ese recinto, como de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales, para conocer los estudios de televisión y muchas otras cosas, y sentirse periodistas por un rato.
Obviamente iba con mis audífonos puestos como acostumbro hasta ahora, buscando encontrarme con mi música ochentera/noventera favorita, cuando suena una canción que ya me gustaba mucho, pero que esta vez sonaba mejor que nunca: “Jane Says”, otra vez de Jane’s Addiction.
No saben lo emocionada que estaba, tener ese soundtrack en un momento decisivo donde quise nunca más dar pie atrás de cumplir con mis metas y jugarme el todo por el todo por mi verdadera vocación.
No quise apagar la radio hasta que terminara la canción, me carga cortar esos pequeños momentos, así que no me importó llegar unos segundos tarde al encuentro, yo era feliz con esos sonidos que siempre me han hecho imaginar un ambiente selvático y alegre, pese a lo que diga la letra.
Es 2016 y estoy llorando escondida en un baño de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, con mucha pena y frustración, porque me estaba yendo pésimo en una carrera en la que no quería estar, simplemente porque no era periodismo. No podía creer que el meterme a estudiar por segunda vez, algo que iba a ser mi estrategia para poder entrar a mi verdadero sueño, nuevamente estaba fracasando: ya había dado muchas veces la PSU y sólo conseguí entrar a buenas universidades, pero no a lo que quería, por lo que ingresé a Publicidad y luego a Teoría e Historia del Arte, en una idea loca y quizás obsesiva, pero no tenía otra opción.
Sufrí mucho esos días, nuevamente negros para mí, pero me dije a mí misma, “o te quedas llorando aquí y abandonas esta carrera y tu sueño para siempre, o te la juegas porque te vaya bien en esto, para que puedas cambiarte en dos años más a periodismo”. Saqué fuerzas de no sé dónde, me sequé las lágrimas, me lavé la cara, me puse los audífonos y justo estaba “Mountain Song”. Nuevamente el viejo Perry Farrel dándome señales de no decaer, porque sin importar la letra, este tema me dio fuerzas para volver a esa sala blanca donde al tiempo después, me di cuenta que estaba aprendiendo cosas bonitas, que más tarde me servirían mucho.
Es 2023, han pasado diez años desde ese momento tan lindo con “Jane Says”, donde había mucha esperanza e ilusiones, pero también miedo a no poder cumplir el tan ansiado sueño de estudiar periodismo. Voy muy nerviosa y apurada a dar mi examen de título, a la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, adivinen para qué: optar al título de periodista.
Esta vez ya cuento con Spotify, entonces de manera simbólica y porque amo la actitud y lo power del tema, pongo “Just Because”, en honor a todo lo mencionado anteriormente, mientras voy saliendo del metro Estadio Nacional a tomar la micro para enfrentar a la comisión que juzgará si estoy apta para ser periodista o no.
Luego de todos estos años por fin pude cumplir mi sueño, y ¿saben?, también podré cumplir uno más justo ahora que ya soy periodista, y es que por fin veré y escucharé en vivo y como prensa acreditada, a Jane’s Addiction, la banda que indirectamente y de manera esporádica me acompañó en todo este largo proceso.
Así que ahí estaré, cantando a todo pulmón “Jane Says”, cuando a las 18:00 horas del domingo 19 de marzo, por fin vea subir a Jane’s Addiction al Banco de Chile Stage, y podré escuchar todas las demás canciones que fui descubriendo a través de los años y que no salen mencionadas aquí, pero que guardo en mi playlist mental con mucho cariño.