Por @patyleiva
No se en qué momento me hice la chora y abrí el universo de It. Me había logrado mantener al margen de la película protagonizada por Tim Curry en 1990, pero hace dos años sucumbí a la de Bill Skarsgård, enfrentando mis peores pesadillas. Así que ahora tuve que ir por el It capítulo 2.
Me gustó mucho la cinematografía, la historia y la dirección de arte, de alguna manera Stranger Things (un eterno homenaje a Stephen King) me había preparado, además de que las amistades de niños y adolescentes es un tema que me gusta mucho, justamente desde Cuenta Conmigo, otra película basada en los escritos de King.
Me gusta el terror clásico, el de El Resplandor, El Exorcista, pero no soy tan amante del gore, me gusta el suspenso, estar al borde del asiento y con el corazón acelerado, con la misma sensación que me da una montaña rusa, ese “sufrimiento” disfrutable.
It capítulo 2, lo hace de nuevo, y me atrevo a decir que supera a la primera parte de la entrega.
El casting es impecable. Como sabrán, esta segunda parte aborda la vida de aquellos niños perseguidos por el espeluznante Pennywise, 27 años después de las tragedias sucedidas en Derry, ese pueblo de mierda. Bill Hader, el graciosímo y espigado comediante es el encargado de personificar al Richie adulto, que de niño era Finn Wolfhard.
La actuación de James McAvoy es impecable, sus ojos hablan y sienten, pero mejor véanla y seguimos comentando.
Pennywise es el terror hecho payaso, y ver la película con esta metáfora en mente puede ser hasta terapéutico.