Interpol en Chile

Interpol en Chile 2019, un bello viaje en el tiempo

Llegó el día de Interpol en Chile. Eran las 4:45 de la tarde y ya había llegado temprano adonde mi amiga Anita, estábamos nerviosas y la ansiedad nos carcomía, pero también la emoción de ver a una de nuestras bandas favoritas luego de años conversando lo bacán que fue su presentación del 2011 en el mismo lugar.

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Por VVV, fotos Carlos Muller

Llegó el día de Interpol en Chile. Eran las 4:45 de la tarde y ya había llegado temprano adonde mi amiga Anita, estábamos nerviosas y la ansiedad nos carcomía, pero también la emoción de ver a una de nuestras bandas favoritas luego de años conversando lo bacán que fue su presentación del 2011 en el mismo lugar, ya que ninguna pudo ir a los Lollapalooza donde estuvieron anteriormente.

Una vez allá —gracias al Pancho????—, notamos la gran cantidad de gente que había y sólo haciendo fila, un montón de caras nuevas y gente que venía recién conociéndolos hace poco, pero bienvenidos sea quienquiera a este bello bello mundo de depresión y sensualidad tan marcada que la canción de Interpol que le dedicaste a tu ex, cuando estaban terminando.

Los cabros aparecieron con un poco de atraso, estábamos todos impacientes y la gente no paraba de llegar. De estar el teatro medianamente concurrido, pasó a estar lleno, hasta el asiento de la puntita estaba ocupado, TODO, me contaban que apenas quedaban entradas para galería y si es que.

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El concierto empezó con Untitled, algo piola para avisarnos un poco lo que nos esperaba, continuaron con un saludo del bello Paul, que habla español obviii porque vivió en México y España cuando shico pero no vamos a adentrarnos en eso ahora.

La cita continuó con C’mere, en donde nuestros saltitos eran algo perfecto y sincronizado, ya que muchos de los asistentes hemos ido harto a marchar y pos el que no salta es paco jajaja. C’MERE PO’, no es mi favorita, pero la amo y felicidá señar jesucrista.

Estos locos siempre lo planean todo, así que vino If You Really Love Nothing como para calmar un poco la euforia (obvio, apenas resultó), para posteriormente continuar con The Heinrich Maneuver: AAAAAAAAAAAAA, volví a los 15 tal como había vuelto a la adolescencia con Death Cab, esta vez con Interpol en el Caupolicán.