por @patyleiva
Harry Styles estrenó su primer disco solista el mes de mayo, y su contenido es sorprendente. Es un debut muy poco piola, porque el primer disco del ex integrante de la boy band One Direction no podía carecer de tribuna, pero lo que no sabíamos es que iba a tener tan buen sonido, recepción y crítica.
Hace rato que no escuchaba de una tirada un disco nuevo completo sin perder la atención en ningún momento. Harry hace gala de los matices de su voz desde el primer single, la poderosa, melancólica y épica “Sign of the Times”, donde sus referencias al soft rock son evidentes (pienso en Chicago, por ejemplo). Sigo escuchando el disco y lo siento más cercano a Jack White (en la canción Carolina) y al etéreo sonido de Devendra Banhart (en Meet me in the Hallway) que a su pasado hiper pop.
Hay algo del David Bowie de fines de los 60s, algo de los Rolling Stones, unas guitarras dignas de Joe Perry de Aerosmith (en Only Angel), algo de Led Zeppelin (en Kiwi) y un piano que pareciera ser sacado de una canción de Elton John (en Woman). Y por si quedara duda de su referencia al pasado, su uso del cencerro lo delata por completo.
Acá no hay desesperación por agradar, el mood es calmo, pero no meloso –un tremendo logro que se de verdad se agradece–.
De seguir por esta senda, Harry Styles va a convertirse en un músico respetado mucho más rápido de lo que pensamos. Me intriga y me entretiene lo que nos pueda entregar en el futuro. Mientras tanto, disfruto este disco homónimo con la misma calma que me transmite.
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concuerdo plenamente contigo, hace mucho que no me sentía tan bien descubriendo un nuevo disco.
Recomiendo por sobre todo desmarcarse de los estereotipos.