invierno

Este invierno, yo me “guardo”

Recuperarse de una crisis, encontrarse a sí misma, re-armarse y salir otra vez al mundo es un proceso difícil; de seguro muy provechoso, pero también intenso y agotador. Dado entonces a que urge tomárselo con calma, sin apuros ni zapatos apretados ¿qué mejor que hacerlo coincidir con una temporada invernal vivida como Dios manda?

Este invierno, yo me “guardo” 1
POR EMILY
Mi mamá siempre me lo ha recomendado: “Mejor empecemos con cualquier tipo de cambio allá por septiembre, cuando salga el sol y haga más calorcito”. Dicha declaración viene de una firme creencia suya que asegura que en invierno, con frío, lluvia y la noche llegando a las 6 de la tarde, no es recomendable intentar nada demasiado nuevo.

Este año, cuando me vi con mis casi 32, sacando maletas y bolsas de la casa que compartía con mi ex para volver -justamente- donde mi madre, sus palabras me hicieron todo el sentido del mundo. La idea de quedarse en un estado de “pausa” (física y mental) durante los días fríos me pareció encantadora; como una tacita de té calentito, una biblioteca llena de libros viejos y una chimenea de monitos animados en navidad. 

Recuperarse de una crisis, encontrarse a sí misma, re-armarse y salir otra vez al mundo es un proceso difícil; de seguro muy provechoso, pero también intenso y agotador. Dado entonces a que urge tomárselo con calma, sin apuros ni zapatos apretados ¿qué mejor que hacerlo coincidir con una temporada invernal vivida como Dios manda?

Porque, no sé si seré sólo yo, pero ¿Hay algo más rico que acostarse temprano y con pijama abrigado un viernes después de una semana de mucha pega? o ¿Recuperar exitosamente el hábito de la lectura gracias a esas novelas leídas en la cama o junto a la estufa? Decir que no a un carrete porque, honestamente, no tienes ganas de ir (y sentirte tranquila al respecto), es -sin duda- un logro que recomiendo a todas experimentar.

Porque hoy, no me siento ni más vieja, ni más fome, por disfrutar de un fin de semana con buzo y Netflix, sólo me encuentro felizmente más “grande” y capaz de entender que, a veces, las pausas son buenas, nos ayudan a descansar, reflexionar, ponernos en la buena con nosotras mismas y buscar qué es lo que le queremos sumar a nuestra vida.

Por el momento, yo le sumo a la mía una mantita, ropa cómoda, una lista de películas y libros por disfrutar. Para el resto, ya vendrá la primavera.

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4 Comments

  1. Particularmente este invierno más que guardarme, porque siempre lo hago en estas fechas, ando super depre. Ando tristona, sensible. Acá en Conce hace rato que no se ve el sol, llueve o hace frío.

  2. A mi me desgana, llego a mi casa directo a la cama, no hay animo de deporte, ni de adelantar trabajo, ni de leer, con suerte ayudo a mis peques con las tareas,,,, me liquida el invierno y sus días cortos.

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